La emoción sigue a flor de piel. Las sensaciones de abrazar por primera vez a Mario Garrido y decirle “¡Feliz día, papá!” siguen en ella aún sin cerrar los ojos. Aunque imaginó ese momento apenas lo conoció cuando se encontraron para hacerse la prueba de ADN, lo que vivió superó todo: el domingo 17 de junio, por el Día del Padre, llegó a Cosquín para celebrar con él y conocer a sus hermanos, pero la recibieron con una gran fiesta familiar.
“No puedo describir lo que sentí porque cuando el 24 de mayo nos encontramos para hacernos la prueba de ADN, sentimos una conexión increíble, sentí que lo quería y deseaba que él fuera mi papá. De por sí me veía parecida a él en una foto de cuando los dos teníamos 14 años, pero la sensación de familiaridad que tuve fue increíble”, le cuenta Sabrina a Infobae.
Mario, padre de cinco varones, no sabía que ella había nacido y siempre deseó tener una hija. “Fue una tía, hermana de mi papá la que hizo de nexo entre nosotros y la que nos dijo que, en caso de que el ADN fuera negativo, nos iba a cuidar porque los dos estábamos muy ilusionados”, dice la nutricionista marplatense que el pasado martes habló con su mamá.
“Mi historia se hizo conocida en Córdoba y ella me contactó y contó su verdad”, dice. Aunque nunca sospechó que había sido apropiada apenas nació, Sabrina se enteró de la verdad al poco tiempo que murió la mujer que la crió. En su recorrida para reconstruir su identidad llegó a Abuelas de Plaza de Mayo. “Me dijeron que una cada 14 mil personas que buscan a su familia biológica la encuentra. Siento que lo mío, y en tan poco tiempo, fue un milagro”.
Dos años
“Estoy viviendo un sueño. Mi vida cambió para siempre porque desde que supe que había sido apropiada, comencé mi búsqueda y la difundí en los grupos de Facebook”, recuerda el camino iniciado hace dos años.
Sabrina Rocca nació el 3 de septiembre de 1982 en Valle de Punilla, Córdoba, y el 16 de abril de 2021, nueve meses después de la muerte de su madre de crianza, supo que había sido apropiada. “Toda la familia que conocí como propia sabía la verdad y no la contaban. Fue una amiga de Mirta (la mujer que la crió) la que me llamó para decirme que tenía que saber algo, pero para no traicionar su memoria se lo contó a mi esposo. Fue un golpe fuerte porque nunca había sospechado nada por el estilo aunque cuando era chica sí sentí que no pertenecía a esa familia. Sentía que extrañaba a mi mamá cuando Mirta estaba a mi lado”.
Luego de conocer esa verdad, llegaron los días de incertidumbre y desazón. Aceptar lo que sabía no fue fácil y no sabía cómo hacer para comenzar a buscar su verdadera identidad. “Quise saber no sólo la verdad sino también si del otro lado había alguien, si me habían extrañado”.
Lo primero que se le ocurrió hacer fue difundir lo poco que sabía de su historia en Facebook, fue a Abuelas para hacerse un ADN y se enteró de la existencia de la aplicación My Heritage, una plataforma genealógica online que reúne millones de registros históricos en todo el mundo. Gracias a eso, una mujer que vivía en Alemania la contactó el 25 de diciembre pasado porque había compatibilidad entre ellas.
“Era mi prima que sólo se hizo la prueba para conocer la historia de sus antepasados. Luego supe que mi familia era Garrido y que vivían en Calchín y que había otra parte en Cosquín. El 27 de diciembre de 2022, me puse en contacto con Raquel Garrido, mi tía. Conversamos unos cinco meses, le conté lo que sabía de mí, hubo intercambio de fotos, me mostró las fotos de sus seis hermanos y cuando vi la foto de Mario sentí algo especial además de verme muy parecida”.
Inició el contacto con Mario que, sorprendido, le contó que nunca supo que la mamá de Sabrina estuvo embarazada de ella. “No le pregunté nada sobre la relación que tuvieron, porque es algo de ellos. Yo quise construir mi historia sin pensar en reclamos ni nada de eso sino en conocer a mi familia”, asevera.
El 24 de mayo, Sabrina y Mario se encontraron para hacerse la prueba de ADN y se dieron el primer abrazo en un laboratorio cordobés. “Apenas lo vi sentí un cariño inmenso, quería que fuera mi papá. Después nos vimos a tomar un café, hablamos mucho y al otro día, apenas despertó me mandó un mensaje. ‘Buen día, hija’, decía... ¡Lo leí y me puse a llorar! Estaba desayunando en el hotel, pero no me importó nada. Me emocionó mucho y aunque hasta ese momento había guardado la compostura y todo lo que sentía, ese mensaje me desbordó las emociones”.
Cinco días después, Sabrina recibió el resultado por e-mail: la prueba de paternidad era genéticamente compatible en un 99,99%.
“¡Lloré de felicidad! Lo llamé y le conté... ¡Se puso a llorar y fue hermoso! También hablé con mis hermanos y los busqué en las redes. Joel, que es músico, tiene perfil público y lo pude conocer, y conocer a toda la familia a través de él. ¡Tengo una familia hermosa!”, define.
La mamá
Cuando su historia se difundió en toda Córdoba comenzó a recibir mensajes y llamados de todo tiempo: felicitaciones, preguntas de personas que sospechan de su identidad para que los guíe en cómo investigar su origen y uno fue especial. Su mamá biológica le escribió, la contactó y hablaron un buen rato por teléfono.
“Tuve la oportunidad de hablar con ella, de escucharla, de escuchar lo que tenía para decirme porque hasta ese momento, lo único que sabía es que ella me había vendido, pero me contó su verdad: dijo que no recibió dinero, simplemente que me tuvo que entregar porque no encontraba una manera de vivir junto a mí porque su papá la había amenazado y dicho que si traía otro hijo al mundo en esas circunstancias (sin en el contexto de un matrimonio) la iba a echar a la calle a ella y al bebé. Ella ya tenía otra hija, entonces consideró que lo mejor era entregarme para que alguien me pudiera criar bien porque, dijo, que su papá era una persona muy violenta y que junto a él yo no hubiera recibido un buen trato. Fue por ese miedo que sintió que me entregó. Dijo le dio le dio mucho dolor hacerlo y que cuando ella estaba en la clínica, no tuvo la oportunidad de enterarse si yo era nena o varón porque apenas nací, llegó a escuchar que lloré y enseguida me envolvieron una mantita y me llevaron... Ella se quedó esperando a que me llevaran con ella para, al menos, saludarme, pero no tuvo la oportunidad ni siquiera de verme la cara. Luego escuchó ruidos, vio que me estaban sacando y como pudo se levantó de la cama, se asomó por la ventana para ver a dónde me llevaban y ahí vio a un matrimonio que me llevaba en un Fiat 600...”.
La mujer vive en Salta. Aún no se vieron siquiera por videollamada, pero conversan. “Hubo intercambio de fotos. Me llamó cerca de la medianoche... Yo estoy tranquila, entiendo la situación y por qué lo hizo, mi intención de buscarlos no fue para revolver el pasado sino para poder establecer un vínculo y conocerlos, para conocer mi origen y ver si de acá en adelante también con ella puedo llegar a algo más. Con mi papá yo soy familia, él me atravesó el corazón él al igual que toda mi familia”, finaliza.
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