“Se termina un día más que especial, un día de primera vez. Primera vez de firmar su boletín, de recibir el informe de su desempeño en el primer trimestre. Y ella le dijo a su seño: -’hoy es la primera vez que tengo un papá y una mamá que vienen a firmar mi boletín’. Así cuenta con mucha emoción y alegría desde Monte Hermoso, cómo fue ese día único, Carla Mamani, la mamá de Natasha, de 11 años. Hace tan solo seis meses que empezó esta feliz convivencia de una familia que se eligió y son muchos los momentos, como éste, que se viralizan en las redes. Actualmente, tienen la guarda preadoptiva y están siendo evaluados para llegar al juicio de adopción, que puede llegar en cualquier momento.
#Adoptenniñesgrandes dice el hashtag que une a un colectivo que alienta a elegir chicos ya crecidos, de más de ocho años en lugar de bebés, quienes necesitan una familia que los quiera, los abrace y sí, les firme el boletín de la escuela. “La seño me dijo que le había contado Nati que que estaba muy emocionada y muy contenta, porque ella nunca había tenido una mamá y un papá que la que la acompañen a retirar su boletín y que vayan a firmar su boletín, entonces estaba súper nerviosa ayer cuando estábamos nosotros. Estaba hablando con sus compañeras con la incertidumbre de cuáles iban a hacer las notas y fue muy emocionante, muy movilizador”, cuenta su mamá, feliz por los progresos de Natasha en la escuela y principalmente por estar ahí junto a ella.
Hace dos años Natasha vivía en un hogar de Mar del Plata y esperaba “una familia que la tratara bien y tuviera perros”. En tanto, Carla (49) y Cristian (52) había tomado la decisión de embarcarse en el camino de la adopción. Todo lo que habían podido planificar en la vida les había salido, como dejar “la locura” de Buenos Aires y construir una casa cerca de la naturaleza en Monte Hermoso, donde tendrían hijos. Pero el plan del hijo biológico no prosperó. A los 40 de Carla la pareja estaba lista económicamente como quería para recibir ese hijo, pero el reloj biológico cambió el curso de la historia. La pareja no se deprimió y tampoco insistió con lograr el embarazo. Después de hablar con un médico, en su momento descartaron los tratamientos de fertilidad porque “son tratamientos muy invasivos, mucha hormona, mucha cosa que a mí no me parecía. Súper respeto a los que lo hacen, tengo amigas que pasaron por eso y está muy bien. Pero yo no me sentía capacitada y no me parecía necesario. Y Cristian lo respetó”, le contó a Infobae.
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Ya tenían la casa, el trabajo, el auto, todo acomodado. Y el deseo de ser padres, que persistía. La pareja conversaba sobre la posibilidad de adoptar, pero no quedaba más que en eso. Hasta que empezaron a informarse, a ponerse en tema, a ver películas, como Familia al instante, pero hubo algo que los impulsó a tomar la decisión definitiva. Fue el colectivo #AdoptenNiñesgrandes que alienta la adopción en Twitter. Una movida de “mapadres” que comparte sus historias siempre conmovedoras. Empezaron a seguir a Diego Morroy, una de las personas de ese espacio que estaba en la gestión de adoptar, y a partir de esa experiencia, vieron que era posible convertirse en padres. “Mirá se puede”, se dijeron Cristian y Carla, entusiasmados.
La idea no era cambiar pañales. Carla pensó que ya eran grandes para eso, ella con casi 50 y el 52…. “Si tenemos un bebé dentro de 10 años nos tiene que cuidar a nosotros. Además, no estamos para seguir el ritmo de un bebé. Yo tengo amigas que tienen hijos de 12, de 15, de 8. Yo me reflejé en ese espejo, en mis amigas que tienen hijos de esa edad. Fue lo que me pareció más atinado”, explica.
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El paso siguiente fue arrancar con los trámites. Se inscribieron en el Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (RUAGA), se registraron en un Juzgado de familia de Bahía Blanca y pasaron por todas las pruebas psicológicas, presentaron certificado de salud, de ingresos, antecedentes y esperaron el primer llamado.
Sin embargo, hubo otro paso decisivo para que el teléfono empezara a sonar desde diferentes juzgados. Modificaron la voluntad adoptiva de 8 a 10 años. ¿Qué diferencia podría existir? “Un nene de 10 sigue siendo un niño chiquito”, manifestó Carla.
El proceso de selección de los juzgados fue una montaña rusa de emociones, como suele ser en estos casos, donde se despierta el entusiasmo, para pasar a la ansiedad, seguido por la tristeza cuando la familia elegida es otra. El llamado por Natasha fue el quinto. Y el definitivo.
El 17 de agosto de 2022 fueron llamados de un juzgado de Mar del Plata por una nena de 10 años. “Nos contaron algo de ella, nos preguntaron cómo nos imaginábamos la vida en familia. Luego viajamos para que nos conozcan del hogar, 400 km de viaje, una vez allí, charla mediante, la psicóloga y la asistente social nos mostraron el oficio donde confirmaban que éramos los elegidos para empezar la vinculación con Natasha. Salimos flotando, llorando de emoción, de alegría, de la certeza de que lo mejor estaba empezando. A los pocos días nos conocimos por videollamada, nos dijo que quería una perra, que no la maltratemos, que quería seguir en contacto con su hermana (tiene 15 años, está en otro hogar). Pudimos prometerle que sí a todo. El 3 de septiembre nos conocimos, temblábamos nosotros, ella fresca y espontánea nos dio la mano, y salimos a pasar nuestro primer día juntos”.
A todo le dijeron que sí, y que serían su familia si ella los elegía. Carla y Cristian tienen dos perros y eso le encantó. Natasha les contó que hacía danza y que tenía muchas amigas. Y se aseguró de que aceptaran este pedido: “No quiero que me griten, no quiero que me maltraten”. Lo dijo por ella y por una amiga que volvió al hogar por esa razón. “Le dijimos, no te preocupes que eso no va a ser así nunca. Nunca te vamos a maltratar y ahí se quedó tranquila”, recuerda.
“Hasta que el 12 de diciembre (de 2022) Nati, nuestra Nati, se quedó a vivir en su casa, con sus hermanos perrunos, ya tiene amig@s, ti@s,prim@s y abuel@s que ella elige. Y lo que sigue es empezar cada día con mimos y abrazos. ¿Es fácil? No. Es hermoso, sí. Ella es hermosa”, siguió contando su mamá en la red, siempre feliz.
Natasha, con ayuda de sus padres, está superando las dificultades, poniéndose al día con la escuela. “Tuvo un montón de avances y estamos súper emocionados. Con dos años de pandemia y dos de hogar, venía bastante atrasada. Llegó a quinto grado casi sin sumar y restar, leyendo apenas, no sabiendo escribir en cursiva”, detalla. Dice que las notas fueron muy buenas, y que se destaca en lo que es el arte, la expresión, que es lo que más le gusta a ella y que al resto le pone mucha voluntad, mucho esfuerzo y además, recibe apoyo pedagógico en la escuela para prácticas del lenguaje, por lo que le va súper bien. “Ella ahora dice que quiere mejorar las notas, que quiere mejorar, pero le dijimos con mi marido que no le pedimos un 10″, cuenta la mujer sobre las charlas que mantienen.
De estar solos, Carla y Cristian pasaron a tener una casa llena de chicos. “Nuestra casa se convirtió en el centro de reunión, vienen a hacer las tareas, se juntan los fines de semana para ir a jugar a la plaza, o los llevamos a la playa a jugar con los médanos”. Hace poco llevaron a Nati a Buenos Aires a la Comicon, y antes festejaron su primer cumpleaños el 2 de mayo. A la celebración, donde fueron familiares y amigos que ella fue eligiendo, no le falló nadie. “Gracias a Dios vinieron todos los que tenían que estar”.
Y con la perra que ella quería como condición, siempre está a su lado. Se adoran. Cuando llegan sus amiguitas de visita, la perra está siempre en el medio y hasta termina disfrazada.
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