Una multitud de fieles católicos se concentró este sábado frente a la Catedral metropolitana para celebrar la festividad de Corpus Christi, en una misa que dio lugar a la despedida del arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Mario Poli. “Me quedo con ustedes en Buenos Aires, voy a vivir en alguna parroquia y a seguir trabajando”, anticipó el sacerdote.
Poli, quien ejercía la conducción pastoral de la arquidiócesis desde 2013 cuando fue designado por el papa Francisco como su sucesor en ese cargo, dejará esa misión pastoral luego de presentar su renuncia al cumplir el límite de edad de 75 años. En ese rol lo reemplazará el actual obispo de Río Gallegos, Jorge Ignacio García Cuerva.
La misa de despedida del purpurado porteño comenzó esta tarde pasadas las 15, cuando una numerosa columna de jóvenes pertenecientes a distintas organizaciones religiosas y comunidades parroquiales ingresó a la Plaza de Mayo para finalizar una procesión que había comenzado en la Plaza Miserere y había recorrido las avenidas Rivadavia y de Mayo.
Poli presidió el oficio religioso, convocado bajo el lema “Eucaristía, pan compartido”, que fue concelebrado por los obispos auxiliares de Buenos Aires, el obispo electo de San Carlos de Bariloche, Juan Carlos Ares, y los eméritos José Luis Mollaghan (Rosario), Antonio Marino (Mar del Plata) y Rubén Frassia (Avellaneda-Lanús).
“Es feliz porque encontrarse con Jesús, vivo, siempre nos da alegría”, afirmó ante los jóvenes. “El Corpus es un encuentro, y en este encuentro vamos a comulgar con Él, con su Cuerpo y con su Sangre. Jesús nos ha dejado su Cuerpo y su Sangre en los signos sacramentales del pan y del vino. ¡Qué bueno Jesús que se da para comer y beber!”, añadió.
Tras la celebración eucarística, el cardenal Poli encabezó la procesión alrededor de la Plaza de Mayo, bendijo a los fieles y renovó la consagración de la ciudad y de la arquidiócesis a Nuestra Señora de Luján.
Según Poli, la festividad de Corpus Christi consiste en “un encuentro de Jesús con su pueblo”. “Un encuentro feliz y que tiene muchas raíces; hace 400 años que lo venimos haciendo en la Ciudad Buenos Aires”, ilustró.
“La Iglesia que peregrina en Buenos Aires viene celebrando esta solemnidad y ya el Corpus Christi pertenece a la cultura porteña. Necesitamos encontrarnos en esta fiesta pública, profundamente religiosa y festiva, porque ante el misterio del Pan partido y la Sangre derramada, renovamos nuestra convicción de ser la Iglesia de la Eucaristía, misionera y solidaria, como nos enseñó el Sínodo de Buenos Aires”, sostuvo el cardenal.
Al finalizar la ceremonia, Poli se dirigió a los fieles y se despidió de ellos. Tras anunciar que permanecerá realizando oficios religiosos en alguna parroquia, convocó a la feligresía a un último encuentro. Será el día en que se materialice el recambio de autoridades en el Arzobispado de Buenos Aires.
“Pongan en su oración al nuevo pastor Jorge Ignacio (García Cuerva) y los invito a todos el 15 de julio a participar del traspaso de sede para hacer una linda fiesta para la Iglesia porteña”, concluyó Poli, que había pedido anteriormente a los jóvenes que acompañasen al arzobispo designado. “Cuando uno deja un lugar, es necesario que enseguida venga un pastor para guiar al pueblo”, dijo durante la homilía.
La ceremonia de Corpus Christi resalta la solemnidad del Cuerpo y la sangre de Jesús en el sacramento de la eucaristíca, que se celebra unos 60 días después del domingo de Resurección. El ritual es compartido por la Iglesia Católica en todo el mundo y, en Argentina, coincide este fin de semana con la Colecta Anual de Cáritas Argentina.
En todo el país se hicieron actividades, misas y encuentros para celebrar la fiesta solemne. El sucesor de Poli, el arzobispo electo García Cuerva, también apareció desde Río Gallegos.
“Poner el cuerpo es luchar por la dignidad de todos, es trabajar incansablemente por la fraternidad y la justicia, es poner lo mejor de cada uno de nosotros para sacar adelante nuestro país”, dijo el sacerdote según reprodujo la Comisión Episcopal Argentina, que compartió una foto de García Cuerva con mujeres voluntarias de Cáritas.
Otro de los puntos neurálgicos de los festejos en el país fue la ciudad de Mar de Plata. También a las 15, en la catedral local, monseñor Gabriel Mestre concelebró con los sacerdotes de la ciudad el encuentro religioso. Al igual que en la capital porteña, en la localidad atlántica hubo una tradicional procesión de traslado de la eucarístia por las calles del centro hasta las escalinatas de la catedral.
En “La Feliz”, la fiesta religiosa se consagró bajo el lema “Vengan a mí”, tal como se expresó en la misa de la que participaron el intendente municipal Guillermo Montenegro, acompañado por su esposa, Eugenia, y la presidente del Concejo Deliberante Marina Sánchez Herrero, además de representantes de las distintas fuerzas políticas, económica, del trabajo y la sociedad.
En su homilía, Gabriel Mestre subrayó el concepto “saciar” ya que dijo “somos invitados como comunidad cristiana a saciar el hambre de nuestra gente y de nuestro pueblo, también el hambre de Dios y los distintos tipos de hambre”.
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