Este 2 de junio se festeja el Día del Bombero Voluntario. Todo comenzo en esta fechoa del año 1884 cuando los vecinos de La Boca dijeron basta. Los incendios que devoraban las precarias casillas de madera, de techo de zinc, enseguida ardían sin remedio. Entonces se reunieron y crearon la unidad para ayudar a paliar el fuego que consumía sus conventillos en el sur de la Ciudad de Buenos Aires.
Un inmigrante genovés, Tomás Liberti, fue quien tomó la iniciativa cuando decidió que algo debía hacerse cuando las llamas convertían en cenizas a un conventillo, a pesar de la desesperada cadena humana de hombres, mujeres y niños que se pasaban baldes con agua extraída del Riachuelo cercano al barrio.
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Liberti había nacido en Génova en 1827 y se había radicado en La Boca, en un conventillo de la calle Ayolas, por 1876, cuando en el barrio había una notoria mayoría genovesa, o xeneize. Licorero de profesión y miembro de la logia masónica Liberi Pensatori, fue el impulsor de la producción de bebidas gaseosas sin alcohol en el país. El fue el creador de Naranjín Liberti y productor, además, de soda.
En las últimas décadas del siglo 19 Buenos Aires bien podía pasar por una ciudad italiana. De sus 664 mil habitantes, 182 mil eran de esa nacionalidad, y en las fechas patrias de aquel país copaban las calles con la bandera tricolor, sus himnos, canciones y costumbres. Entre 1857 y 1900 conformaban el 49% de la población, contra 22% de los españoles.
Sueños de libertad
Los genoveses tenían una presencia importante en la zona de la Boca. Tanto fue así, que en 1882 cuando la policía reprimió una huelga de trabajadores, los vecinos se reunieron en la Sociedad Italiana y decidieron que “el gobierno argentino no puede mezclarse en asuntos de genoveses”. En ese momento, Izaron la bandera de Génova y hasta informaron al rey de Italia que habían constituido la “República Independiente de La Boca”.
Tendrían sus propias escuelas, sus propios teatros y sus propias mutuales donde encontraban soluciones a sus problemas sociales que el gobierno no les daba. La cuestión de la salud, del trabajo y de la vivienda fue clave. Hacinados en conventillos, en piezas donde vivían familias enteras, dependiendo muchas veces de una sola canilla y de una letrina, las enfermedades no demoraron en llegar, sin contar la cuestión de los alquileres, que provocaron larguísimos enfrentamientos entre inquilinos y dueños.
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El intento independentista terminó cuando el propio presidente Julio A. Roca fue personalmente al barrio a calmar los ánimos. Los genoveses, en señal de amistad, bautizaron una calle con el nombre del primer mandatario.
Junto a un grupo de vecinos, entre los que estaban Lázaro Paglieti, Andrés Benvenutto, José Ragoza, Ángel Descalzo, Luis Paolinelli, Santiago Ferro, Romeo Scotti, Esteban Denegri y su propio hijo Oreste, Liberti decidió tomar la iniciativa, y convocó a una reunión. Para ello redactó un comunicado en italiano, que decía:
“Ciudadanos: una chispa podría desarrollar un voraz incendio que reduciría a cenizas nuestras habitaciones de madera. Tenemos necesidad de una Sociedad de Bomberos que en los momentos de peligro salven nuestros bienes y a nuestras familias. Con tal motivo invitamos a la reunión que tendrá lugar el domingo p.v. a las 3 p.m. en el ateneo Iris. ¡Conciudadanos! La idea iniciada por pocos tiene necesidad de todos vosotros y de vuestro válido apoyo, y tendremos el orgullo de haber constituido una Asociación filantrópica. El domingo entonces, en el ateneo Iris, que nadie falte”.
Debió ser un día particularmente emocionante para la mayoritaria comunidad italiana del barrio, ya que ese 2 de junio se cumplían dos años del fallecimiento del general Giuseppe Garibaldi, uno de los artífices de la unificación italiana.
El Teatro Iris, fundado tres años antes por el empresario Rufino Pastor -quien adheriría a la Unión Cívica Radical en 1890- estaba ubicado en Almirante Brown al 1300, y tenía capacidad para 500 personas.
Ese domingo 2 de junio por la tarde quedó constituida, por aclamación, la “Sociedad Italiana de Bomberos Voluntarios de La Boca”. Liberti fue su primer presidente.
El primer cuartel se levantó en la calle Necochea, entre Lamadrid y Pedro de Mendoza. En la entrada había un cartel, escrito en genovés, que decía “Volere è Potere”: Querer es poder.
Su bautismo fue el 14 de noviembre de 1885 cuando debieron intervenir para sofocar un descomunal incendio en la fábrica de velas de M. Renner y Cía, en Barracas.
Liberti falleció en 1904, a los 77 años y vivió para participar de la inauguración, en 1900, del nuevo cuartel de bomberos. Seguramente, un sueño hecho realidad.
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