Los vecinos de Villa Maipú que bajan por la calle Santa Marta hacia Estrada tienen su teléfono a mano. A cualquier hora desde ese lugar con cierta altura se puede ver un edificio coronado por un objeto extraño en su terraza. Es una cámara de fotos gigantes de las réflex con rollo que se usaban en décadas pasadas. Pero también es el tanque de agua del edificio y puede albergar unos 15.000 litros de agua.
Fue construido por un inmigrante italiano que llegó a esta zona del conurbano a mediados de la década del 40. En el barco que lo trajo de Europa, Tomás D’Ettorre traía una pequeña valija de cuero gastada y su cámara de fotos.
Te puede interesar: La historia de los extraños tanques de agua que coronan las casas del conurbano bonaerense
Don Tomás llega a Buenos Aires
Desembarcó en el puerto de Buenos Aires y sus ojos de artista de la imagen ya empezó a encuadrar las calles empedradas del centro de la ciudad. Enseguida se afincó en el noroeste del conurbano bonaerense. Allí empezó sacar las clásicas fotos en los colegios y conoció al amor de su vida.
Así arranca la historia de la familia D´Ettorre. Una secuencia de Abuelo Tomás, hijo Tomás y nietos Tomás (el mayor), Francisco y Rafael. Primero fue Don Tomás el fotógrafo que iba por los colegios y se paraba en la plaza de San Martín los fines de semana. Luego, sumó revelado de imágenes. Y por último el salón de eventos también llamado “Don Tomás”.
Te puede interesar: La historia del OVNI cordobés que ganó el campeonato mundial de tanques de agua de Instagram
El negocio fotográfico creció y la familia D´Ettorre se mudó a la actual ubicación. Entonces el inmigrante italiano empezó a construir el negocio familiar de la imagen de Villa Maipú. Piso a piso. Arriba a modo de publicidad construyó un tanque de agua con forma de la misma cámara de foto que había traído desde Europa. De esa manera, Tomás se sumaba a la ola de otros nuevos habitantes de la zona que competían por tener la cisterna más original en sus terrazas.
Eran obreros o albañiles, también músicos y artistas que se construían las casas con sus manos. Y el tanque en la altura era la coronación, como la frutilla del postre. La concreción de algo propio y que tanto esfuerzo les había costado. Habían llegado a hacerse la América. Aprendieron el idioma, mezclaron sus comidas europeas con los excesos y la carne argentina. Construir ladrillo a ladrillo el hogar era todo un símbolo de que las raíces iban a quedar para siempre en suelo argentino.
La pequeña Italia del conurbano
Los tanos ocuparon toda esta zona que bordea la General Paz al noroeste de la Ciudad de Buenos Aires, la llamaron “la pequeña Italia”. Los fines de semana el barrio se detenía poco a descansar. Trabajaban durante la tarde del sábado y la mañana en la construcción de sus casas. Al mediodía se mezclaban los aromas de las salsas de tomate con los asados. De fondo, canciones italianas acompañadas por un acordeón y hasta algún violín.
Mientras nacían como hongos después de la lluvia, tanques con forma de barcos, cohetes, cepillos, Telettubies, elefantes, pavas, helicópteros, zapatos o sifones. Tomás con su ojo de fotógrafo veía todo eso y pensó que no podía faltar el suyo.
Entonces, una vez levantado el edificio, Tomás construyó para almacenar el agua de su casa el tanque cámara de foto. Y se convirtió en una referencia más de Villa Maipú.
Alejandro Marmo es el artista autor de los murales de Evita en el edificio de Obras Públicas de la 9 de Julio. Nació en Villa Bosch, Tres de Febrero, y es hijo de un herrero italiano. En esa zona, al igual que en la vecina San Martín llegaron los inmigrantes italianos a sentar sus bases. A echar raíces en forma de casas que crecían hacia el cielo. Arriba, para coronar la obra los tanques con formas de animales u objetos. “Creo que significa una celebración del esfuerzo por haber terminado el hogar –explica-. Las familias se juntaban los fines de semana a comer y veían como los hombres terminaban la loza del tanque”.
“Los inmigrantes italianos buscaron en la construcción de esos tanques el lugar para mostrar la identidad del propietario. Dejar atrás la melancolía por el desarraigo de Europa para sentar las raíces profundas en Argentina, su nuevo destino del que esperaban mucho”, explica el artista.
En ese sentido, la familia de Tomás D’Ettorre erigió su negocio de fotografía en San Martín. Fue construyendo piso a piso. Primero casa de revelado y las fotos del colegio para que todos los chicos tengan el recuerdo de cada grado que pasaban. Luego, también agregaron salón de eventos.
Arriba de todo, al abuelo Tomás se le ocurrió construir el tanque con forma de cámara de foto. Sin tener idea de diseño o arquitectura, este italiano que hacía la América pensó en ubicar lo más cerca del cielo posible un homenaje al dispositivo que tanto le había dado.
Rafael D´Ettorre tiene 18 años y continúa con el negocio de su familia. En diálogo con Infobae cuenta que “el tanque también figura como referencia para todo el barrio y una publicidad que nos hace conocidos por todos”. Por eso todos los años, los D´Etorre pintan la cisterna tanto por fuera como por dentro. También le agregaron iluminación para que se vea desde lejos y resalte en el cielo de Villa Maipú como una obra de arte.
El Mundial de los tanques
La cuenta de Instagram @tanques.deagua armó una competencia mundial de este tipo de estructuras. La artista Mariana Sanguinetti seleccionó 32 tanques y organizó el evento desde su red social. La cisterna de los D´Ettorre participó del evento virtual, pero el tanque de agua con forma de cámara de foto no pudo pasar la primera ronda.
En el evento, triunfó el OVNI de Arroyo Cabral, Córdoba. Sin embargo, para cada familia italiana de las zonas de Tres de Febrero y San Martín, su creación es única e irrepetible. Así, los hijos y nietos de Don Tomás mantienen vivo el espíritu del tano que llegó a América con apenas una valija desvencijada y una cámara de fotos.
Seguir leyendo: