“Dios le dio una segunda oportunidad”, afirmó Cecilia Prado (32), la mamá de la beba de un año y nueve meses que el domingo 14 cayó accidentalmente en una pileta y sufrió un paro cardiorrespiratorio. “Estuvo 10 minutos sin pulso ni respiración”, recordó la mujer, quien en un primer momento pensó lo peor.
No era la primera vez que Cecilia y su marido, Bernardo Centeno (37), pasaban por una experiencia traumática y dolorosa. Su tercera hija, Catalina, falleció seis años atrás con apenas 18 días de vida a raíz de unas complicaciones durante la gestación. Y al igual que hicieron en aquel momento, se aferraron a la oración.
Tras permanecer 8 días internada en terapia intensiva, Paz tuvo “una recuperación milagrosa y no le quedaron secuelas”, señaló su mamá, a pesar de que es consciente de los riesgos del tratamiento de reanimación llevado adelante por el equipo de profesionales del Hospital Teodoro J. Schestakow, de San Rafael, Mendoza.
“Estamos muy agradecidos a los médicos, a las enfermeras y a todo el personal del hospital, que fueron muy humanos con nosotros y con nuestra beba. También con la gente que se sumó a las cadenas oración de distintos puntos del país y del mundo sin conocernos. Esa energía no llegó y también sentimos la protección de Dios, que quiso regalarnos una nueva vida para Paz”, remarcó Cecilia con la voz quebrada.
La familia Centeno - también compuesta por Simón, de 3 años; Juan Cruz, de 8; y Trinidad (9)- vive en San Rafael desde hace un mes. En esa ciudad nació Cecilia y residen sus padres y la mayoría de sus 15 hermanos. Arribaron a la provincia en busca de una mejor calidad de vida para sus hijos después de haber estado un año en Neuquén y seis temporadas en Buenos Aires, donde Bernardo hizo la residencia y se recibió de médico fisiatra.
“Mi marido se dedica a tratar la parte neurológica de los pacientes que sufrieron ACV o paros, así que sabíamos perfectamente las lesiones que podrían quedarle a Paz y la cabeza no nos paraba. Estábamos preparados para el desenlace más trágico”, admitió Cecilia.
El día que Paz volvió a nacer
Ese domingo, los Centeno habían compartido un almuerzo familiar en la finca que los padres de Cecilia tienen en Las Paredes. Los cuatro hijos del matrimonio eran los únicos niños que había en ese momento. Y como el día estaba soleado, la idea era irse temprano para disfrutar la tarde al aire libre.
Mientras Cecilia lavaba los platos, la abuela se puso a preparar panqueques con su nietos. “Como los más grandes no dejaban participar a Paz, se aburrió y se fue. No puedo contabilizar el tiempo, pero fueron pocos minutos que miro a mi alrededor y ya no estaba en la cocina”, relató.
Mientras los adultos hacían la sobremesa, Cecilia le pidió a Felipe, su hermano más chico, que se fijara dónde estaba Paz. Salió al jardín y vio a su sobrina hundida en la pileta. La sacó del agua, la levantó en sus brazos y vino llorando a pedir ayuda.
“Lo primero que tiendo a hacer junto a mis papás es subir a Paz a un auto para llevarla al hospital. Pero mi marido la acostó en el piso y empezó a hacerle RCP. Estuvo 10 minutos reanimándola. No tenía ni pulso ni respiración. Quedé en shock, ni siquiera pude llamar a una ambulancia”, recordó.
La policía llegó antes que la ambulancia y fueron ellos quienes volvieron a insistir para que enviaran con al servicio de emergencias. Al ver un patrullero en la entrada de la finca, una vecina -que es neonatóloga- se acercó para ver qué sucedía y al enterarse de lo ocurrido inmediatamente se puso a ayudar a Bernardo.
“Entre los dos hicieron tareas coordinadas de reanimación para que fueran más efectivas. Ella le hacía los masajes cardíacos y él la ventilaba con respiración boca a boca. Eso fue clave porque tres minutos después Paz volvió a tener pulso. La médica la tenía mucho más clara con los bebés”, contó la mujer. Al rato, llegó la ambulancia y la trasladaron.
Cecilia, que es muy creyente, hasta se animó a hacer una interpretación de lo sucedido: “Nuestra vecina llegó a su casa en el mismo momento que el patrullero llegó a la nuestra. Son esas cosas que Dios que quiso que pasaran. Su ayuda fue clave. Fue la mano de ella y fue la mano de Dios”.
Una recuperación milagrosa
El domingo por la tarde, Paz ingresó a la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos del hospital Schestakow y fue inmediatamente entubada. “En casos así, lo primero que falla es el riñón y lo más importante era que orinara. Estaba toda hinchada y con los labios morados. Ingresó con hipotermia y la principal preocupación de los médicos era que no volviera a hacer un paro”, explicó Cecilia, a quien solo le permitieron estar cinco minutos con su hija y luego la mandaron a pasar la noche a su casa.
El lunes, Paz presentó neumonía: “No era infecciosa sino química. Fue por haber aspirado su propio vómito cuando le hicieron el RCP y por el agua que había tragado”. Sin embargo, eso complicó un poco el cuadro porque hubo que sumarle otra medicación a la que ya le estaban administrando para el corazón y para que no sufriera un ataque de epilepsia. También hizo unas líneas de fiebre.
El martes, los médicos le comunicaron a la familia que el análisis de sangre había arrojado mejores resultados y que los pulmones trabajaban con mayor fuerza a pesar de la neumonía . En el electro, incluso, salió que el corazón no había sufrido ningún daño.
“El miércoles ya la veían con más fuerza para respirar y le sacaron el respirador de a ratos. Paz respondió bien y a partir de ahí fueron todas buenas noticias. Le empezaron a bajar las sedaciones y abrió los ojos. Con los días ya pudo sentarse y empezar a comer”, detalló Cecilia.
El jueves dijo sus primeras palabras. “Mirá acá”, le señaló a su mamá para mostrarle las sondas que tenía en su brazo. Luego, balbuceó “tete” en alusión a que quería el chupete. El viernes, en tanto, ya estaba mucho más despierta y activa, con ganas de jugar y reírse.
Paz y sus hermanos recién se vieron este lunes, cuando recibió el alta. El encuentro fue emocionante y a la vez impactante. La imagen fue al revés: ella yendo a abrazarlos y ellos paralizados porque no podían creer lo que estaba viendo. Su hermana era la misma de siempre a pesar de que la última vez que la vieron estaba inconsciente.
“La recuperación de Paz fue un milagro. Somos unos bendecidos y solo Dios sabe por qué permitió que nuestra beba viviera ya que somos conscientes de otros casos similares que tuvieron otro final”, agradeció una y otra vez Cecilia, quien durante toda la entrevista no paró de hacer hincapié en la importancia de aprender técnicas de reanimación cardiopulmonar.
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