El 25 de mayo, en la ciudad de Oliva, amaneció bien malvinero. Estaba fresco, muy húmedo, lloviznaba y el cielo estaba dominado por niebla baja. Fue una jornada muy especial ya que por primera vez la imagen de la Virgen de Luján, que había sido llevada a Malvinas durante la guerra, visitaba el Museo Nacional de Malvinas.
Esa imagen de la Virgen las pasó todas. Había sido confeccionada en Mar del Plata en la década del 70 y cuando estalló la guerra de Malvinas, fue donada por una familia. El 9 de abril de ese año fue llevada a las islas en un Hércules C-130 por el padre Roque Manuel Puyelli, capellán de la Fuerza Aérea.
Quedó en la iglesia de Saint Mary, en Puerto Argentino, una construcción de madera situada sobre Ross Road, que había sido bendecida en 1899. Durante la guerra las misas se celebraron en español e inglés.
El aeropuerto de Puerto Argentino fue consagrado a la Virgen y a ella le adjudican que, a pesar de las 120 toneladas de bombas que recibió el lugar, los daños que sufrió la pista no impidieron a dejarla fuera de servicio.
Cuando producto de un bombardeo de un avión Vulcan los soldados Jorge Palacios y Raúl Ortiz quedaron sepultados dentro de un pozo de zorro y rescatados milagrosamente horas después, el 8 de mayo -en agradecimiento por este milagro- se organizó una procesión encabezada por la imagen.
Cuando quedaron sepultados, Palacios quedó cubierto por la manta con la que se protegía del frío mientras hacía guardia. El sintió que era el manto de la Virgen que lo estaba protegiendo.
Con el alto el fuego, fue entregada a monseñor Dan Spraggon, prefecto apostólico. Años después, por un médico inglés llamado James Ryan se tuvo la noticia de que la Virgen estaba en Catedral Castrense San Miguel y San Jorge de la ciudad de Aldershot, en Gran Bretaña.
La Fe del Centurión, un grupo de laicos relacionado a la Iglesia Católica, se propuso repatriarla. Luego de intensas gestiones, fue entregada en una ceremonia en el Vaticano el 30 de octubre de 2019. Luego de besar la imagen, el obispo inglés se la entregó al Papa Francisco.
Ese acto contó con la presencia de veteranos ingleses y argentinos. Entre ellos Jorge Palacios, quien saludó al Sumo Pontífice y le mostró la famosa fotografía de la procesión. “Este soy yo”, le indicó. “¿Sos vos?” se sorprendió el Papa.
En esa oportunidad, los argentinos llevaron una réplica que entregaron a los religiosos británicos.
Ayer 24 al mediodía llegó la Virgen a Oliva, llevada por el capellán mayor de la Fuerza Aérea César Tauro. En procesión, llevada por los veteranos Omar Girotti, soldado del Regimiento 25 y Andrés Peralta, del Cabo San Antonio, pasaron por el Museo Nacional de Malvinas. Luego hicieron escala en el Instituto Superior Catalina C. de Visca y a las cuatro de la tarde el propio Tauro ofició una misa en la parroquia del Sagrado Corazón.
Hoy la imagen fue llevada al Museo, nuevamente escoltada por veteranos de distintas armas, que llegaron desde distintos puntos del país. Allí se armó lo que su director Gabriel Fioni definió como un “oratorio malvinero”. Colocaron la imagen en la bodega del Fokker F-28, y la apoyaron sobre una camilla que entonces se usó para el traslado de heridos. Los que estuvieron dijeron que “era como estar en un tubo sagrado”.
La idea fue que la gente pudiera verla de cerca -algo que no siempre ocurre- y rezarle en silencio. Muchos se acercaron con respeto, emocionados, esperando su turno para subir al avión.
Ese Fokker F-28 también tiene su historia. Fue el que transportó el cuerpo del capitán Pedro Giachino al continente. Rescatado del olvido, fue restaurado y desde el pasado 2 de abril se luce en su actual emplazamiento.
A los costados de la Virgen, colocaron un maniquí con las ropas de Juan Ramón Fossati, mecánico del vuelo del F-28 del 2 de abril de 1982 y un casco del regimiento 25. En un momento, cuando el público se había retirado, el capellán hizo arrodillar a los veteranos y a familiares de caídos y dio una bendición.
Fue la primera vez que una ceremonia de estas características se hace en un espacio museológico y en medio de aeronaves históricas. También se proyectó la historia de esta imagen religiosa y un video institucional del museo.
Omar Girotti, de la emoción, la noche anterior no pudo dormir. Dijo a Infobae que había sido un honor poder abrazarla y besarla, ya que en una oportunidad cuando la fue a ver a Villa María estaba demasiado alta.
Recuerda que durante la guerra se la mantenía entre piedras para protegerla y cada tanto el padre Vicente Martínez Torrens les daba misa en pequeños grupos, aun en medio de bombardeos.
“A la Virgen le debo la vida”, destacó Girotti. “Siempre le pedíamos poder volver”. El había llegado a Malvinas el mismo 2 de abril y regresó en el Norland, el último barco con argentinos que desembarcaron el 21 de junio en Puerto Madryn.
Fue el único veterano presente ayer de los que participó en aquella procesión del 8 de mayo en las islas y fue uno de los que escarbó con sus manos entre la turba y los escombros para rescatar a los compañeros que habían quedado atrapados. Con Palacios son grandes amigos.
La imagen permanecerá en Oliva todo el fin de semana largo y estará presente en las misas que se darán en las distintas parroquias de la ciudad. Girotti adelantó que irá a todas. Es su tributo a esa Virgen a la que tanto le deben.
Fotografías gentileza del Museo Nacional de Malvinas, Oliva, Córdoba.
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