El 25 de mayo de 1973 asumían las nuevas autoridades constitucionales y, además, se iban a producir cambios en las Fuerzas Armadas. Es decir, en las primeras horas de la mañana todavía el Ejército se encontraba bajo la fuerte influencia de Alejandro Agustín Lanusse y por la tarde asumiría un nuevo comandante en Jefe.
Para celebrar el Día de la Patria el teniente general Lanusse ordenó a todos los generales a concurrir a la ceremonia castrense sobre las escalinatas del Edificio Libertador y luego se serviría el habitual chocolate caliente. Por esa orden Jorge Rafael Videla realizo más temprano la ceremonia en el Colegio Militar de la Nación del que era su director.
Mientras se realizaba el acto en la sede del comando en Jefe del Ejército, con la presencia de efectivos del Regimiento Patricios, se observaba que estaban llegando columnas del peronismo a la Plaza de Mayo. Se puede decir que hasta esos momentos no había incidentes. Al finalizar la ceremonia Videla y su oficial ayudante, teniente primero Ernesto Bossi, entran al edificio junto con el resto de los altos mandos.
Cuando está por ingresar Lanusse, el general de división Alcides López Aufranc, segundo en actividad hasta ese momento, le da las novedades:
López Aufranc: -Mi general, están todos los generales excepto Carcagno.
Lanusse: -¿No será Carcagno el nuevo comandante en Jefe?
Mientras van entrando al Edificio Libertador, el teniente primero Bossi saluda “en el Día de la Patria” al general Santiago Omar Riveros, su antiguo director en la Escuela de Artillería. La respuesta de Riveros es: “En el día de la ignominia”. Como el joven teniente primero lo conocía bien pudo deslizarle una ironía: “Yo no firmé los cinco puntos”. Seguidamente Lanusse designa a los generales Jorge Rafael Videla y Enrique Salgado (muerto en Tucumán en febrero de 1975) para que vayan a la Casa Rosada en representación del Ejército. Así lo hacen en compañía de Bossi, en el Ford Falcon gris del Director del CMN.
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Todavía no se habían registrado graves incidentes pero mientras se dirigían por la avenida Paseo Colón se dan cuenta que la multitud les impide avanzar. Entonces Videla, con uniforme de gala del Colegio Militar, dice: “Vamos a llegar caminando”. Y mirando a su ayudante le ordena: “Usted no lleva el arma”. Finalmente, pudieron llegar sin mayores inconvenientes mientras veían a la distancia como un grupo de jóvenes sacudía al automóvil del Arzobispo de Buenos Aires, cardenal Antonio Caggiano, al que finalmente protegió la “seguridad” de la JP que tenía brazaletes rojo y negro.
Cerca de las 10 de la mañana, para “los periodistas que estuvimos el 25 de mayo de 1973 en la Casa Rosada, aquella jornada nos parece una pesadilla”, contó Juan María Coria, el corresponsal de La Prensa. Y siguió: “Al mediodía un grupo de periodistas bajamos hasta el Salón de los Bustos, que da sobre la explanada de la avenida Rivadavia y es la entrada principal de la Casa. Los golpes sacudían las enormes puertas. La vigilancia policial había desaparecido y no se veía a los Granaderos por ningún lado. De pronto una de las puertas cedió a la presión de la multitud y vimos entrar a la carrera a un grupo de manifestantes… entre los que entraron reconocimos al padre Carlos Mugica, un sacerdote joven y tercermundista que tiempo después sería asesinado”.
Tras la asunción de Héctor Cámpora, las delegaciones extranjeras se retiraron de la Casa de Gobierno. La custodia policial asignada al Secretario de Estado William Rodgers, preocupada por la seguridad del alto funcionario estadounidense, dejó abandonado al embajador John Davies Lodge, quien no tuvo más remedio que caminar hasta 25 de Mayo y Bartolomé Mitre para tomar un taxi. Como no encontró ningún vehículo bajó a Paseo Colón donde subió a un Siam Di Tella.
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La gestión del teniente general Jorge Carcagno no duró mucho tiempo porque en diciembre de 1973 Juan Perón lo paso a retiro. Con la asunción del general Leandro Anaya, Videla se convirtió en el Jefe del Estado Mayor General del Ejército y luego, entre el 4 de julio y el 27 de agosto de 1975, tras una crisis interna en el Ejército, pasaría a desempeñarse como jefe del Estado Mayor Conjunto de las FF.AA.
Más tarde, después de otra crisis militar y el relevo del teniente general Alberto Numa Laplane, Videla asumió la comandancia general del Ejército, cargo que tenía el 24 de marzo de 1976.
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