La última voluntad de Elsa, la mujer amante de las estrellas que donó un planetario para la Patagonia

Rosenvasser Feher fue una científica argentina que realizó toda su carrera en Estados Unidos. La mujer murió el año pasado a los 89 años. Antes dejó parte de su herencia para cumplir su sueño. Lo quería allí, donde el cielo se le mostraba como un espectáculo, en las Cuevas de las Manos, Santa Cruz

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Elsa fue una destacada física argentina que desarrolló la mayor parte de su carrera en Estados Unidos y dedicó su vida entera a la divulgación científica a través de la dirección de museos interactivos
Elsa fue una destacada física argentina que desarrolló la mayor parte de su carrera en Estados Unidos y dedicó su vida entera a la divulgación científica a través de la dirección de museos interactivos

Elsa Rosenvasser Feher estaba encantada con la Patagonia argentina. En especial, la mujer se focalizaba en la zona de Santa Cruz en la que está La Cueva de las Manos.

Elsa fue una destacada física argentina que desarrolló la mayor parte de su carrera en Estados Unidos y dedicó su vida entera a la divulgación científica a través de la dirección de museos interactivos.

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Amor por la Patagonia

Desde su casa en el norte del continente, Rosenvasser Feher soñaba despierta cada día con construir un planetario allí en esa cueva donde los antepasados de los seres humanos habían dejado plasmada esos dibujos sobre la piedra.

La científica murió el 1° de septiembre del año pasado a los 89 años. Pese a su desaparición física, la mujer dejó su legado. Elsa realizó una importante donación a la Fundación Rewilding para construir, con el apoyo del Gobierno de Santa Cruz, un Centro de Interpretación y Planetario en inmediaciones del lugar que la apasionaba: Las Cuevas de las Manos.

La Cueva de las Manos, el lugar preferido por Elsa
La Cueva de las Manos, el lugar preferido por Elsa

La mujer se había radicado en California. Allí estuvo a cargo del centro interactivo de ciencias Reuben Fleet en San Diego, Luego, armó salas de egiptología y trabajó de asesora para la educación y los museos de ciencias de ese país. Escribió el libro “Cielito lindo” de astronomía para niños. De su padre se sabe que lideró, en los años ‘60, una expedición arqueológica argentina al Antiguo Egipto de donde trajo piezas que hoy se exhiben en el Museo de Historia Natural de La Plata. Elsa, además, se casó con George Feher un importante físico de la NASA.

Hace 4 años dio una charla Ted en la que se refirió a la muerte de su marido. “Estábamos los dos en un mismo trampolín. Al faltar George, ese espacio se quedó sin el mismo impulso, sin la misma vibración para pegar los saltos que nos proyectaba al mundo de aventuras”, decía Elsa.

Desde ese momento, con la falta de George, la científica comenzó a cerrar los proyectos que le faltaban. Entre ellos, estaba el planetario en Santa Cruz. “Al mirar el conjunto de mi vida, me di cuenta de que si rasco un poquito por acá me aparece un proyecto. Rasco un poco por acá y aparece otro proyecto -explicaba la mujer en la charla ante un auditorio atento-. Tengo esta imagen de mi vida como un árbol que del tronco va largando ramas, ramitas, agujas y crece. Mi vida octogenaria es para cerrar proyectos que están abiertos. Eso es algo liberador”.

La vida de Elsa

Su historia en el mundo de las ciencias da inicio en octubre de 1957, cuando, desde la terraza de su casa en Nueva York, avistó la nave Sputnik, el primer satélite artificial lanzado al espacio por los rusos. Por aquel entonces, Elsa era una flamante licenciada en Física de la UBA y acababa de llegar a Estados Unidos para estudiar en la Universidad de Columbia. Su pareja, quien más tarde sería su esposo, ya se encontraba trabajando en el amplificador cuántico.

El Planetario donado por Elsa está construido en plena estepa patagónica
El Planetario donado por Elsa está construido en plena estepa patagónica

La emoción de Paola, hija de Elsa y George Feher, se trasluce en el brillo de sus ojos que reflejan también la proyección de estrellas en el Planetario que se acaba de inaugurar con la presencia de la gobernadora Alicia Kirchner y el ministro de Ambiente de la Nación, Juan Cabandié.

La hija de Elsa está sentada en una de las butacas del flamante planetario patagónico. Desde la oscuridad mira al cielo y piensa en su mamá. “Ella era una física de alto nivel, y quería acercar la ciencia a la educación pública”, recordará luego ante la prensa que se hizo presente en la inauguración.

El cielo de las millones de estrellas

¿Por qué Rosenvasser Feher amaba este lugar en el mundo tan alejado de su realidad estadounidense? La científica estaba alucinada con los cielos patagónicos que permitían ver las estrellas con facilidad.

Así, tras su fallecimiento comenzó el operativo para cumplir con su última voluntad. El planetario cerca del fin del mundo. El edificio, inaugurado recientemente, tiene 800 metros cuadrados y está inmerso en plena estepa del Parque Patagonia (Santa Cruz).

La científica Elsa Rosenvasser Feher y una charla Ted en la que recordaba a su marido

Allí hay datos de astronomía, geología y una muestra para descubrir la vida silvestre de la zona. Si bien Elsa se radicó en Estados Unidos, siempre volvía a Argentina. En uno de esas vueltas al país, visitó la Patagonia con sus hijas. Y nunca más pudo olvidar la región del sur argentino.

La creación del Centro de Interpretación y Planetario es una de las iniciativas conjuntas previstas en el Plan Estratégico 2020-2023 consensuado entre la Provincia de Santa Cruz y Rewilding Argentina con el objeto de potenciar y posicionar la región noroeste de Santa Cruz como destino cultural y de turismo de naturaleza.

Además del Planetario, el plan incluía otras acciones ya consolidadas como la incorporación de 60 kilómetros de senderos, infraestructura y señalética en el Portal Cañadón Pinturas y el Parque Provincial Cueva de las Manos para mejorar la experiencia de visita al patrimonio cultural.

La hija de Elsa durante la inauguración del Planetario en Santa Cruz
La hija de Elsa durante la inauguración del Planetario en Santa Cruz

Además, se creará el programa “Exploradores”, de educación ambiental para los niños y jóvenes de la región; campañas de promoción y comunicación; desarrollo de una app de turismo de naturaleza, edición del libro ¨Cueva de las Manos¨;  y el desarrollo de un programa de conservación y manejo de la biodiversidad para recuperar especies amenazadas, reintroducir especies extintas y facilitar el aprovechamiento económico, minimizando el conflicto con actividades humanas.

El Planetario de la estepa patagónica

Las salas temáticas, dispuestas en casi ochocientos metros cuadrados “sumergidas” en la estepa, permitirán que los visitantes exploren la formación geológica de la región desde la aparición de los humanos en el planeta, la evolución de sus especies, la crisis de biodiversidad y la restauración de los ecosistemas como una solución a la crisis de extinción y cambio climático.

El recorrido finaliza con el planetario, donde se hacen proyecciones para interpretar el cielo y las estrellas. La científica tenía un lema que le servía para todos sus proyectos de museos interactivos y educación: “Conocer es proteger”. Y cómo dijo Elsa en su charla Ted tras la muerte del amor de su vida: “Es liberador poder cerrar proyectos”.

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