Durante los días grises de la pandemia por coronavirus, al frente del interno 25 de la línea 45, Hugo Robles miraba con tristeza a sus pasajeros y cuando el barbijo comenzó a quedar de lado se animó a mostrarles que había motivos para sonreír, y cantó: “Te recuerdo así, tu pelo en libertad; hielo ardiente, diferente a las demás”.
Así, sorprendió a sus pasajeros que no demoraron en emocionarse y pedirle “otra”. “Ese día miré por el espejo para atrás y vi que todos estaban muy tristes, se los veía a todos mal por la situación que se estaba pasando y entonces decidí cantarles. Canté para ellos y fue muy lindo ver sus caras porque sentí que los alegré, que les saqué una sonrisa. Se generó algo lindo y me sentí muy bien”, le cuenta a Infobae el hombre de 49 años.
Te puede interesar: El colectivero que canta las paradas y se hizo viral: “Amo este trabajo y solo quiero ver a la gente feliz”
El “Luis Miguel de la 45″
Fue un pasajero frecuente del recorrido que une Remedios de Escalada con Retiro el que lo filmó por primera vez. “Vino de costado diciendo: ‘¡Me encontré con Luis Miguel de la 45!’, y me pasó el video. A raíz de eso, me abrí una cuenta de TikTok y empecé a subir videos cantando arriba del colectivo”, recuerda.
Y eligió a Luis Migue porque le gusta desde que era chico. “Lo escucho desde hace años y siempre canto sus temas. Me encanta”, admite y lamenta: “Me quiero matar porque no conseguí entradas para ir a verlo y, la verdad, tenía muchas ganas de estar, de verlo y disfrutar un nuevo concierto de él. Sería mucho soñar pensar que pueda enterarse algo de mí y que me invite a subir al escenario para cantar con él...”.
Con el mismo buen humor, inició hace 13 años su vida al mando de un colectivo. “Todos estos años manejé colectivos de esta línea, la 45″, dice y cuenta que hizo el curso para manejar porque “deseaba ser chofer de colectivos”. Para eso se entrenó, se preparó y dio con la persona indicada que lo llevó a la empresa y “desde ese primer día” no se bajó más de la unidad a la que cuida todos los días.
Su recorrido cuenta inicia a las 6:45 y termina a las 13:45, maneja un colectivo semi rápido, que no hace el recorrido habitual ya que no ingresar a los barrios que unen el tramo. Por esto, también se cruza cada día con las mismas personas a las que lleva a trabajar. “Ya me conocen y los conozco”, asegura. Tanto es así que sabe quién tiene que estar en cada parada.
“A veces pasa que ya sé quién debería estar en la parada y si cuando llego no está, me quedo un rato, miro para un lado, miro para el otro y por ahí la veo que está media cuadra apurándose por llegar o que viene corriendo para tomar el colectivo y la espero; espero a que cruce y que pueda subir para hacer el viaje”.
Sabiendo que lo que hace no un acto frecuente, agrega: “Sé que perder el colectivo le significaría llegar tarde al trabajo, y si la veo que está llegando cómo no esperarla. Te imaginás si la veo, sabe que la vi y no la esperé sabiendo que al otro día volveré a llevarla... ¿con qué cara la miro?’”.
La vuelta completa de su recorrido le lleva 2 horas con 15 minutos y la repite tres veces. “Tengo horario fijo, pero todos los coches lo tienen”, explica”.
La vida personal
Hugo, que tiene 49 años, no solamente canta arriba de la unidad sino que el canto fue el arma que usó para conquistar a Teresa, su esposa, la mujer que conoció cuando trabajaba en un estacionamiento al que ella llegó un día vendiendo perfumes. Le compró uno, le compró otro hasta que, en algún momento, intercambiaron los números de teléfono y entre cada llamada, le cantaba por teléfono canciones de Axel.
“Ella se enamoró de mí a primera vista”, dice entre risas y confía: “Está al lado mío, cebándome unos mates y se ahora dice que la conquisté no por lo lindo sino por el chamuyo”.
Siguiendo la broma a su esposa, agrega: “Ella siempre me vendió perfumes, nunca me hizo un descuento porque, para ella, las cosas no se mezclan”.
Para el divertido chofer, el día laboral termina a las 14 horas. “Vivo a unas pocas cuadras de la empresa en la casa de Lanús que hace 5 años junto a mi esposa y mi familia pudimos comprar, cumpliendo así el sueño de la casa propia”, dice ahora emocionado.
Por las tardes, ayuda a Teresa en las ventas ya que ella continúa vendiendo perfumes; luego descansa, hace sus cosas diarias y luego se prepara para el otro día que arrancará a las 6 de la mañana.
Antes de vivir con ella en Lanús, el hombre nacido en el barrio de Caballito, ciudad de Buenos Aires, vivía en el barrio de Villegas, de Ciudad Evita, partido de La Matanza. Al mudarse, inició su historia matrimonial y la etapa laboral que tanto le gusta al frente del colectivo-
Conmovido, finaliza: “Me están pasando un montón de cosas buenas. Que se haya viralizado mi imagen por mi manera de cantar es muy lindo, me alegra saber que las personas pueden tener un momento de distensión camino al trabajo y que quizás arranquen un día duro o que el día después se les complique, pero mientras vayan en el colectivo saben que un poco de música siempre va a habrá”.
Seguir leyendo: