En el corazón palpitante de Miami, la ONG Pequeños Pasos y el seductor restaurante Tigre, joya culinaria de Deborah de Corral, se unieron para crear una noche llena de sabor y solidaridad. ¿El objetivo? Ampliar el “Taller de Gastronomía” que se ha convertido en la brújula para cientos de argentinos que buscan reinsertarse en el mundo laboral. ¿Cómo lograrlo? A través de una cena a beneficio en el restó Tigre, donde la nostalgia argentina se encuentra con el glamour de Miami.
En esta cena la comunidad argentina en Miami dejó su huella, más de 240 almas se unieron al llamado de solidaridad. Entre risas, abrazos y anécdotas, rostros conocidos como Valeria Gastaldi, Carolina Laursen y el actor David Chocarro le dieron brillo a la noche.
Deborah de Corral, la maestra de la cocina de Tigre, preparó un menú que abrazaba el alma, un asado argentino con un guiño a Miami. Y mientras la moda latina se apoderaba del lugar gracias a un Bazaar armado por Luli Ballestrin, la música de DJ Stefi Iracet nos llevaba de viaje.
Pero, ¿qué sería de una noche a beneficio sin un poco de emoción? Entre las joyas subastadas, una camiseta de la selección Argentina firmada por Lionel Messi y un bajo autografiado por Zeta Bosio, quien también se sumó a esta causa noble.
Y en el corazón de todo, el equipo de Pequeños Pasos, con Matías Ronconi, su presidente, y Florencia Pazzcuso, directora de Fundrising USA, quienes tejieron este sueño.
Y el menú, oh, el menú... Un festín para los sentidos, un viaje a través de sabores, texturas y aromas que le robaron el aliento a más de uno. ¿Cómo resistirse a los delicados botes de endivia rellenos de atún tartar, frescos y chispeantes, cada bocado una promesa de mar? ¿Y qué decir de los pinchos de camarón y mango, un matrimonio inesperado pero deliciosamente exitoso, un baile entre lo dulce y lo salado que nos dejó pidiendo más?
Las empanadas, dos variedades, camarón y carne, cada una un pequeño tesoro envuelto en una dorada y crujiente manta de masa. El sándwich de picanha, una oda a la sencillez y la calidad, donde cada ingrediente brillaba por sí solo y al mismo tiempo se complementaba a la perfección con los demás. Y el choripán, ese clásico argentino que nos transportó a las parrilladas en familia, a los domingos de fútbol y risas.
Y luego, la estrella de la noche, la parrillada. Para compartir, porque en Argentina la comida es amor, es unión, es comunidad. Delicias de la tierra: Chori, Picanha, costillas de res ahumadas. Delicias del mar: langostinos de la Patagonia, pulpo, filete de pez espada. Acompañados de papas rotas provenzal, verduras a la parrilla, ensalada de la casa y condimentos. Una inversión, no solo para el paladar, sino para el corazón. Porque cada bocado era una contribución a un futuro mejor.
Una noche inolvidable de solidaridad y cultura argentina en Miami, un recordatorio de que, incluso a miles de kilómetros de casa, los lazos de la comunidad argentina permanecen fuertes y vibrantes, en este caso con motivo de apoyar a Pequeños Pasos, una noble organización que desde hace 15 años se dedica a sembrar esperanza en las familias en riesgo social de Argentina.
Pero, ¿qué significa realmente para ellos “acompañar”? No es solo un verbo, es un compromiso, una promesa de estar allí en cada etapa de la vida, de ofrecer programas que permitan a estas familias crecer y prosperar.
No trabajan solos, esta ONG entiende que la unión hace la fuerza. Articulan esfuerzos con el sector público, privado y organismos internacionales, creando un puente hacia oportunidades de desarrollo sostenible, una escalera hacia una vida mejor.
¿Y su visión? Imaginan una sociedad justa y equitativa, donde las comunidades en riesgo social no solo sobreviven, sino que prosperan. Porque creen que todos merecen una oportunidad para triunfar. Porque saben que cada pequeño paso puede cambiar el mundo.
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