El 3 de mayo del 2022 ingresó, en el Congreso de la Nación, el proyecto de ley para crear un Sistema Integral de Cuidados de Argentina (SINCA). Nunca fue tratado. Más de un año después será analizado, el martes 16, a las 16 horas, en las comisiones de trabajo y mujeres y diversidad. El proyecto debería ser votado en el 2023 para apoyar a las madres y a los padres que crían en un contexto político y económico turbulento y con la inflación en contra. Si cuidan, hoy más que nunca, necesitan ser cuidados.
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Ahora las madres tienen 90 días de licencia para la última etapa del embarazo, el parto y el puerperio. Un tiempo que está por debajo del mínimo que estipula la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Si la norma se aprueba las mujeres pasarían a tener 126 días para amamantar, cambiar pañales, levantarse de noche y aprender a vivir con un bebé a upa. En la sesión del martes, además del proyecto del Poder Ejecutivo, se van a tratar otras iniciativas que también buscan extender las licencias maternales y parentales.
Avance progresivo
Pero si el SINCA avanza los varones y personas no gestantes pasarían de la (irrisoria) cifra de 2 días (menos que un fin de semana largo) a 15, por lo menos para llegar a ir a comprar pañales y ayudar a calmar los primeros llantos y dar los primeros baños. Pero el beneficio iría in crescendo: en dos años la licencia se extendería a un mes y en cuatro años a 45 días. Las mejoras se prevén progresivas y en seis años ya sería de dos meses. Lo bueno tarda, pero llega: en ocho años los padres tendrían la misma licencia que hoy tienen las madres en Argentina: 90 días.
En teoría, en el 2031, un papá tendría tres meses sin ir a la oficina, al taller, ni a la fábrica. Y no es que tendría que trabajar en su casa entre llantos y canciones de cuna. Se quedaría preparando mamaderas, sacando a pasear al bebé en cochecito o cocinando para que la mamá pueda amamantar. Pasar de un sábado y domingo -solo dos días- a un trimestre completito es un cambio radical entre una paternidad que apenas espía por la cerradura la llegada de un hijo a otra que va a zambullirse en la inmensa odisea de criar.
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La extensión de la licencia por paternidad es uno de los puntos más importantes de la propuesta de un sistema de cuidados. Desde el regreso de la democracia se han presentado más de 100 pre-proyectos de ley para reformar el régimen de días no laborables. Daniel Jones, miembro de la Campaña PATERNAR y del Instituto de Masculinidades y Cambio Social resalta la importancia de la militancia para que ser padres no se entienda como un corto recreo: “Estamos promoviendo la ampliación de las licencias parentales desde 2021, antes de la presentación del proyecto de ley Cuidar en Igualdad, que fue en mayo de 2022″.
Jones interpela: “Los varones tenemos que involucrarnos (y algunos ya lo estamos haciendo) en la discusión pública sobre licencias parentales porque contar con más días de licencia nos daría mejores condiciones materiales para compartir ese tiempo tan importante con nuestros hijes para empezar a construir el vínculo y por una cuestión de igualdad de género, ya que al estar presentes podemos distribuir un poco más equitativamente las tareas de cuidados en esos primeros días, donde la sobrecarga es tan grande para la madre”.
Ejercer la paternidad
En ese sentido, Jones contextualiza: “Los feminismos han movilizado a mujeres y personas LGBT en Argentina, con mucha fuerza desde 2015. La agenda de los cuidados y la de las licencias es una oportunidad para que los varones nos involucremos personal y políticamente en los avances por la igualdad de género, un escenario en el que Argentina es vanguardia”.
Y subraya: “Es una cuestión de justicia social, pero también una posibilidad de transformación personal, a través del ejercicio comprometido y responsable de la paternidad, de nuestras propias masculinidades”. El derecho de paternar (de 15 a 90 días gradualmente según pasen los años desde la aprobación hasta que se cumplan 8 años de vigencia de la nueva normativa) también le corresponde a la persona no gestante si se trata de otra mamá o la pareja que no llevo biológicamente el embarazo en personas trans y no binaries.
Las familias diversas son parte de este proyecto en el que las licencias no son solo para un tipo de madre, sino para diferentes formas de criar, amar, concebir, amamantar y cuidar en amores plurales que están contemplados por la ley de fertilización asistida o de matrimonio igualitario que falta aggiornar en las licencias por nacimiento.
También la norma se adapta a las nuevas formas de reproducción. Ya no se va a buscar a la cigüeña para que llegue un bebé, ni se viaja a París. Pero no solo se dicen las cosas por su nombre, sino que las formas de concebir cambiaron y el tiempo para poder hacerlo también debe adaptarse en nuevas licencias. Por eso, el proyecto contempla una licencia de 2 a 6 días para cuidar o acompañar al cónyuge o conviviente que realiza técnicas de reproducción asistida y de de 3 a 10 días en el caso que tuviesen hijos/as menores de edad a cargo.
Otro cambio importante es que las personas que adopten (que hoy no tienen licencias, salvo provinciales o excepcionales) pasarían a tener 90 días para conocerse y empezar a ser mamá y papá de los hijos e hijas que llegan a sus vidas. Además de la licencia para cuando ya se adopta se abre la oportunidad de conocer a quién se va a adoptar y se crea una licencia, de 2 a 12 días por año, para quienes estén por adoptar para visitar al niño/a o adolescente al que se quiere maternar o paternar.
Hoy se fomenta la adopción de hermanitos que se encuentran juntos y eso genera la llegada a la casa de más de un chico o chica con una pluralidad de necesidades y demandas. También los métodos de reproducción asistida implican más chances de embarazos de mellizos. En la crianza uno no es igual a dos, sino que se multiplican los miedos, las fiebres, los llantos, las mamaderas o los cuadernos para atender, revisar y gestionar. Por eso, en el anteproyecto se contempla que, si se trata de nacimientos o adopciones múltiples, la licencia tiene un bonus track de 30 días por cada hijo o hija (a partir del segundo).
Un punto fundamental es que en el caso de los bebés prematuros, que suelen quedarse en neonatología, con las mamás y los papás, al pie del cañón en el hospital, en medio de la angustia y el cuidado apechugado, entre médicos, cables, enfermeras y cunitas transparentes para poder dar calor a las criaturas que luchan por seguir desarrollándose fuera del vientre materno y antes del tiempo previsto para su nacimiento, la licencia se extiende por 30 días.
El tiempo para la maternidad sin dividirse entre el trabajo y la crianza también se alarga en los casos de hijos o hijas con discapacidad o enfermedad crónica en un plazo de 180 días. Nada alcanza, pero es más que nada. Ir a médicos, neurólogos/as, terapias, psicólogos y hacer trámites en jardines, obras sociales, prepagas, realizar consultas y sacar certificados, lleva tiempo, provoca angustias y no puede realizarse sin tiempo para esas demandas.
La licencia por maternidad (y lo poquito que hay de paternidad) les toca a quienes son empleadas formales, pero no a las que trabajan por su cuenta (o son informalizadas a la fuerza de la coacción) y pagan el monotributo. La protección para cuidar no puede estar atado a la suerte o a los infortunios del mercado laboral así que también las que pagan sus impuestos pero no trabajan en relación de dependencia pasarían a cobrar la asignación por maternidad durante 126 días.
Hoy ese derecho no existe y pasaría, de un sopetón, a durar 4 meses para que puedan dejar de dar clases, vender ropa o emprender y dedicarse full life a caminar en estado de saltito permanente mientras se intenta que el bebé se duerma o deje de llorar, aprenda a seguir la mirada o se juegue con el o ella en una mantita de colores en el piso. Los padres o personas no gestantes monotributistas también pasarían de nada a 15 días y, después, a una mejora gradual hasta llegar a 90 días, en ocho años, igual que los empleados formales.
Es fundamental que las mamás no tengan que volver a trabajar en estado de angustia puerperal por dejar a un bebé recién nacido en su casa, por no saber con quién dejarlo o por tener que irse cuando tiene fiebre, hambre o (remember que a esa edad no hablan) no se sabe qué les pasa. Pero también es importante que haya puentes entre la familia y el empleo para que las mujeres no renuncien a tener un salario por quedarse a disposición permanente.
Mujeres en el mercado laboral
Hoy la mitad de las mujeres con niñxs menores de 3 años están fuera del mercado laboral y sin ingresos propios, según los datos que fundamentan el proyecto, para que la maternidad y la autonomía económica no sean enemigas irreconciliables. “Los países que más invierten en políticas de cuidado alcanzan tasas de empleo femeninas mayores al 70%, generando resultados positivos en términos económicos, según la OIT”, destaca el informe “Hacia el reconocimiento de los cuidados como una necesidad, un trabajo y un derecho para un desarrollo con igualdad”, del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad y del Ministerio de Trabajo de la Nación.
El informe también destaca que Argentina tiene ahora una oportunidad que a Europa ya se le paso y que, si no se aprovecha, para contener con leyes y derechos a las madres y a los padres, la oportunidad se va a pasar y se va a desbalancear la edad y la productividad de la población. Por eso, es importante aprobar en el 2023 la norma que extiende licencias y favorece a quienes quieren tener hijos, sin que sea una obligación, pero que sí sea una decisión contenida y respaldada por el Estado, el mercado y la equidad de género.
“Es la oportunidad de aprovechar el “bono demográfico” en el que la Argentina se encuentra. Todavía el peso de la población con algún grado de dependencia (niñxs y personas mayores o con discapacidad en algunos casos) es menor que el de las personas potencialmente activas. Esta es una oportunidad única para el desarrollo del país y para el crecimiento. Para eso, se necesita que la mayor cantidad de mujeres puedan salir a trabajar de forma remunerada. Es la única manera de aprovechar esta “ventana de oportunidad” por la que las sociedades pasan una única vez en su historia”, apuntan los fundamentos para que se apruebe el Sistema Integral de Políticas de Cuidado de Argentina (SINCA).
Otra incorporación estratégica -y reclamada por la OIT- es que la licencia maternal no sea tiempo perdido en la vejez, cuando cada sueldo cuenta para ver si se llega a los requísitos de la jubilación. Por lo tanto es importante que el tiempo de trabajo sin tregua no sea descontado como tres meses no trabajados, sino que pase a contarse (formal y obligatoriamente) como meses de trabajo de cuidados y, por lo tanto, que también se acrediten para poder acceder a la jubilación. “Se incluyen los meses de licencia en el cálculo previsional como meses aportados”, informa el texto del proyecto presentado. El beneficio correría tanto para las madres como para los padres y las personas no gestante.
Por supuesto, la discusión del texto normativo recién arrancaría esta semana en la fase 1 que es el ingreso en comisiones. A partir de ahí debería salir un dictamen y ser tratado en el reciento de la Cámara de Diputados y, después, en Senadores. En el contexto de un año electoral es una discusión que puede imponerse en la agenda electoral para que candidatas y candidatos definan si están de acuerdo con sumar licencias y aportar presupuesto para proteger la conciliación entre vida familiar y laboral.
En los fundamentos del proyecto “Cuidar en Igualdad”, el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, aseguran que la iniciativa beneficiaría a más de 8 millones de personas, ya que hay 5.000.000 personas que están regidas por la Ley de Contrato de Trabajo a lo que se suman las 450.000 personas bajo el régimen de trabajadoras de casas particulares; las 350.000 personas bajo el régimen de trabajo agrario (con licencias especiales); las 380.000 personas con trabajo autónomo; el enorme número de 1.500.000 de monotributistas; la mayoría de mujeres que conforman el universo de 400.000 monotributistas sociales y las y los 190.000 trabajadoras/es de la Administración Pública Nacional.
Lucía Cirmi, Subsecretaria de Políticas de Igualdad, del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, remarca la importancia de dar comienzo a la discusión y la necesidad de apoyar esta agenda para que pueda ser aprobada:“Que se trate este proyecto en este contexto es estratégico, militaremos para que sea la nueva conquista de los feminismos populares, que redistribuya los cuidados y la riqueza”.
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