En una oportunidad, el dirigente montonero Ernesto Jauretche afirmó que “la comandancia y la conducción de Montoneros radica en Cuba. Montoneros nace y muere en Cuba.” A diferencia de esta organización armada que se decía peronista, el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y su brazo armado, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), no alumbró en Cuba pero, como veremos, va a fallecer ante La Habana años más tarde.
Roberto Mario Santucho va a viajar a Cuba por primera vez en 1961 luego de un largo periplo latinoamericano y una estadía en los Estados Unidos. Un año antes, en una carta a José Figuerola, Perón le llama la atención: “Nosotros seguimos y seguiremos trabajando intensamente pero me temo que no llegaremos a tiempo. Toda América Latina está sacudida por la pugna que envenena al mundo y la ola de contaminación que se inició en Cuba parece extenderse como reguero de pólvora por todos los pueblos sudamericanos”.
Años más tarde (1968) “Robi” Santucho volverá a la isla para instruirse militarmente junto Rubén Bonet (muerto en Trelew, 1972), Antonio del Carmen Fernández (muerto en Catamarca, 1974) y Luis Enrique Pujals (desaparecido en 1971). En mayo de 1968 llega a París para tomar contacto con la IV Internacional y la Liga Comunista Francesa (LCF) y será testigo del “mayo francés” y las barricadas sobre Le Champs Elysées. Ya en ese tiempo no era un desconocido y logra ser aceptado como jefe del PRT-El Combatiente a diferencia del PRT-La Verdad. En esos mismos días el ex presidente Perón también estará en París donde lo sorprende la revuelta obrera-.estudiantil. No tenía nada que ver con la internacional trotskista y desconocía a Santucho pero, entre lo que observó y los informes que recibiría, podrá decir entre 1973 y 1974 que a los muchachos del ERP los conocía “de naranjo”. Para un lector como el ex presidente habían muchos detalles que no se le escapaban, entre otros el ejemplar de la revista Estrategia (para la liberación nacional y social de latinoamérica), de abril de 1966 (antes del golpe contra el presidente Illia), que se vendía en los quioscos de Buenos Aires a cien pesos, en el que Santucho expuso su “Tesis sobre el Norte Argentino”. Era de la Editorial Olimpo y su director era Hugo Miguel Bressano (a) Nahuel Moreno. La tesis pone su atención sobre “el trabajo fundamental del PRT en el Norte, el proletariado azucarero de Tucumán, Salta y Jujuy, hacia el que debemos dirigir nuestros mejores esfuerzos.” No era el primero que lo advertia, ya habían imaginado operaciones sobre esa región los Uturuncos” y la guerrilla guevarista de Jorge Masetti. A diferencia de estos, el PRT de Santucho era sensible a las opiniones de París y no estaba sujeto a Cuba, aunque observaba a los cerros tucumanos como si fuera la Sierra Maestra. En julio de 1970 se funda el ERP durante el V° Congreso del PRT en las Islas Lechiguanas.
Mientras siguen sus comunicaciones con París en julio de 1971 vuelve a visitar La Habana en el marzo de los festejos del 26 de Julio. Tampoco en esta oportunidad se verá con Fidel Castro, sí con funcionarios de su gobierno y jefes militares del las FAR y también con dirigentes del terrorismo de América Latina, especialmente del MIR de Chile, Tupamaros de Uruguay y del Ejército de Liberación Nacional de Bolivia. Para aquellos que lo seguían de cerca ya en esta época Santucho comienza a observar un cambio que se expresa a través de una toma de distancia del trotskismo y la Liga Comunista Francesa. A su vuelta a Buenos Aires será visitado por el dirigente francés Hubert Krivine (a) “Sandor” y comienza la operación despegue: el PRT se acerca más a Cuba y la eclosión final será en 1973. De todas estas discusiones y planteos son informados los servicios castrenses y más tarde el propio Perón. En agosto de 1971, Santucho y Gorriarán Merlo son detenidos en Córdoba. Fue un golpe demoledor aunque no aplazo el envío a Cuba para recibir instrucción militar varios miembros de la organización: “Si no me equivoco cae en agosto del ‘71, porque nosotros estábamos en ese momento discutiendo cuál era el primer contingente que viajaba a Cuba y que, a pesar de la caída de Santucho, decidimos ir. Y va Luis Mattini (Arnol Kremer), el “Colorado” Marcos (¿Raúl Penayo?), el “Negro Mauro” (Carlos Germán), “Chupamiel” de Rosario (no me acuerdo el nombre), la “Pola” Augier (pareja de Benito Urteaga) y la “Guagua” de Tucumán, yo y algunos más…no me acuerdo bien exactamente”, me relató Alejandro Ferreyra Beltrán (a) “Lucas”, cuadro operativo del ERP que va a participar en la operación de fuga de Santucho, Gorriarán Merlo, Quieto, Osatinsky y Vaca Narvaja de la cárcel de Rawson en agosto de 1972 y luego, en pleno gobierno democrático, el asalto al Comando de Sanidad en el que cae preso.
--En el ‘71 ustedes reciben instrucción militar. ¿Llegaste a conocer a alguien importante en esa ocasión?
--No lo conocí a “Barbarroja” (Manuel) Piñero hasta el año siguiente, pero sí a su segundo “Capitán Armando”, y otros del personal del Departamento América.
--Ahí se recibía instrucción militar, adoctrinamiento político, cursos de Inteligencia y Contrainteligencia. ¿Está claro no?
--Digamos que básicamente uso de armas y cosas básicas de distintas áreas.
--Y vuelven otra vez vía Chile. ¿Cuándo llegás a la Argentina?
--Vuelvo en diciembre porque se me venció la visa de tres meses y el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) me tuvo que dar otra visa.
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Según Luis Mattini en su libro “Hombres y mujeres del PRT-ERP”, alrededor de 1972 el presidente de facto Alejandro Agustín Lanusse “terminó” con el “foco” urbano porque “la mayor parte de los combatientes estaban prisioneros y más del ochenta por ciento de armamentos, pertrechos e infraestructura se habían perdido. El número de presos a la sazón era más o menos igual al número de militantes que aprobaron el V° Congreso, pero durante esos dos años la organización había crecido tres veces.” No se equivoca Mattini cuando habla del crecimiento del PRT-ERP pero no observa algo muy importante: Lanusse había establecido la Cámara Federal Penal de la Nación y con jueces, secretarios y funcionarios probos de la Justicia se le estaba ganando al terrorismo con la Ley en la mano. Ese era el secreto y el 25 de mayo de 1973, con Cámpora todo el andamiaje se desmoronó y el ERP hizo lo que quiso.
En agosto de 1972, tras la fuga de Rawson y el paso por Chile, los jefes terroristas y quienes tomaron el avión viajaron a La Habana y son alojados en “casas de seguridad”, es decir robadas a ciudadanos que huyeron del comunismo:
--Volvamos a Cuba del 72. Ahí ya son mejor recibidos, van a una casa de seguridad…
--Fuimos muy bien recibidos, Manuel Piñeiro (Jefe del Departamento América del PCC) vivía a una cuadra. Ahí aparece el general Arnaldo Ochoa que a mí me pareció un tipo excepcional porque a diferencia de todo el resto era de una sencillez y una austeridad notables, un hablar preciso y pausado, tenía una mirada inteligente que te sacaba una radiografía, conocedor de los hombres los caracterizaba rápidamente sin equivocarse mucho y era un tipo de acción que estudiaba a conciencia, a mi me convencían esas cosas. Era un tipo que tenía una pequeña Makarov, una pistola rusa chiquita, muy buena.
--¿Ahí, en esa estadía en Cuba, se lograron acuerdos ya importantes entre Santucho y Fidel Castro, no?
--¿Vos sabés que no?
--¿No?
--Fidel lo recibe a Robi y yo creo que Fidel se va de la entrevista desilusionado de Robi. O sea, cuando va a ir Fidel a la casa (de Seguridad) a nosotros nos sacan. Nos hacen programar una actividad. Me contó después el de Seguridad que Fidel llegó preguntando en voz alta “¿Dónde está el hombre, dónde está el hombre?” y se pusieron a charlar. Charlan mucho de Perú, de la importancia que tenía para Cuba romper el bloqueo; ese es uno de los temas clave. Para llegar, luego, a qué iba a hacer el ERP frente a (Héctor) Cámpora. Fidel tenía mucha expectativa desde el punto de vista económico de lo que podía significar la relación con Argentina, salir del bloqueo. Esta era la obsesión Fidel. Y que nosotros con la actividad armada no fuéramos a dificultar eso. Yo creo que Santucho tenía definida la posición de ninguna tregua, más o menos. Cuando se va Fidel, tuvimos una conversación en la que Robi me cuenta que se había quedado preocupado porque lo habían notado a Fidel disconforme con la conversación con él. Y ahí ya había claramente como dos posiciones: Fidel y Piñeiro, digamos, el grupo de la Casa de las Américas, más inclinado con el apoyo al peronismo. Ahí vuelcan su apoyo, definen el apoyo más a los “Montos”, el apoyo al peronismo… y Ochoa, un poco, y otra gente así, que estaba más de acuerdo con Robi, como que esto (la salida electoral) era una buena nueva trampa, digamos, una nueva trampa, qué sé yo…
--Si es así ustedes quedan descolgados del mundo.
--Totalmente.
--No los apoya Cuba, la Unión Soviética tuvo una buena relación con Juan Domingo Perón…
--Totalmente.
Segundo capítulo
En 1973, luego de Lanusse, Cámpora y Raúl Lastiri, asume Juan Domingo Perón. Es la época en que el PRT-ERP y sus socios de la Junta Coordinadora Revolucionaria convierten a la Argentina (JCR) en un “aguantadero” en que van a realizar todo tipo de delitos fomentando un clima de terror: asesinatos, secuestros extorsivos, robos, asaltos a unidades militares. En 1973/1974 planifican el asalto a una unidad del Ejército para robar cuantioso armamento. Va a ser en Azul. En diciembre de 1973 el Buró político del PRT envía a Luis Mattini a tratar varios puntos, entre otros la posibilidad de la formación de una guerrilla rural en Tucumán, la vieja idea de 1966. A diferencia de los años sesenta, Cuba había restablecido sus relaciones diplomáticas y comerciales con la Argentina. Como explico Alejandro Ferreyra Beltrán en el gobierno de La Habana había dos corrientes. La primera, con Castro a la cabeza y el apoyo del Departamento Américas del Partido Comunista Cubano se inclinaban por el peronismo y la mantención de los intercambios comerciales con la Argentina.
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La segunda era cercana a un sector de las Fuerzas Armadas Revolucionarias dispuestas a apoyar al ERP y en especial al general Arnaldo Ochoa. Mattini cuenta en su libro que mantuvo un encuentro de varias horas con Castro el 4 de enero de 1974 y no tiene idea de un antecedente porque ignora la historia. El 4 de enero de 1960 por la noche, el comandante Ernesto Guevara da una charla para cinco argentinos, en la que intenta enseñar cómo hacer la guerrilla armada a partir de las sierras de Córdoba. Explica que: “1° Las fuerzas populares pueden ganar una guerra contra el ejército. 2° No siempre hay que esperar a que se den todas las condiciones para la revolución; el foco insurreccional puede crearlas. 3° En la América subdesarrollada el terreno de la lucha armada debe ser fundamentalmente el campo.” Para sustentar su teoría dirá que las FFAA de la Argentina serán vencidas porque están integradas por “mercenarios”. Como ya se conoce, las experiencias de Guevara en el Congo y Bolivia terminaron en un rotundo fracaso.
En resumen, Mattini planteo la necesidad del apoyo castrista a la revolución que impulsaba el PRT-ERP en la Argentina, incluso con la designación del general Ochoa como jefe instructor de la futura fuerza argentina; la ayuda en armamento y el entrenamiento en las mismas. Fidel, sin perder la calma, le explico que “una guerrilla solo tiene posibilidades de éxito en determinadas condiciones políticas. En general no es viable la lucha armada contra un gobierno que guarde las formas democráticas y de indiscutida popularidad”. Se permitió una ponderación: “Admiro la tenacidad de ustedes, componente indispensable de la pasta de los revolucionarios. Pero muchachos, más flexibilidad y astucia.” El rechazo de Castro a todos los planteos motivó una profunda decepción al Buró Político del PRT. “El eje del malestar, contó Mattini, era la posición de Fidel con respecto a los militares latinoamericanos y al peronismo.” A simple vista los dos interlocutores escondieron algo. Mattini no cuenta que ya para esa época el PRT-ERP planificaba el copamiento de la Guarnición de Azul, buscando armas para su futura Compañía de Monte. Faltaban 15 días para producirse el hecho. Y por el lado de Castro, como era su costumbre, mintió. A pesar de mantener relaciones diplomáticas y de gozar de un crédito blando argentino –crédito que nunca devolvió- que le posibilitó renovar el parque automotor y asirse de otras mercaderías y alimentos, Cuba continuó siendo un lugar de entrenamiento y refugio de cuanto terrorista argentino llegara a la isla. Porque lo concreto es que en el momento de producirse la “retirada estratégica” de la conducción del PRT-ERP el lugar elegido para guarecerse fue Cuba. También lo fue para Montoneros. De allí que la guerra contra el Estado democrático que declararon las organizaciones armadas tuvo una connotación mayor cual fue la injerencia militar extranjera en una cuestión interna nacional.
Tercer acto
El punto final sobre los desencuentros de Cuba con el PRT-ERP es el que atañe a la “retirada estratégica” tras la derrota contra las FFAA y el fracaso de una alianza con Montoneros para conformar la Organización de Liberación Argentina (OLA). Con el abortado viaje a La Habana de Santucho, Urteaga y mujeres (todos caídos el 19 de julio de 1976, tras el golpe contra el gobierno de Isabel Perón). En esta ocasión Mattini volvió a tener un papel principal ya que era el sucesor de Santucho. Pidió ir a Cuba a explicar la situación en la que se encontraban sus fuerzas, cada día con menos jefes. Había que “viajar a Cuba y convencer a Fidel de que ahora, con una feroz dictadura, necesitábamos el entrenamiento militar”, conto Mattini (y dinero, porque Montoneros no podía darle más), todo en medio de consignas intrascendentes y falsas. “Tenemos línea para tres años” dijo Eduardo Merbilhá (muerto unos meses más tarde) o “tenemos 6.000 efectivos” de Menna en la reunión de La Pastoril del 29 de marzo de 1976 (el mismo día que asumió Jorge R. Videla). Cuba no respondió al pedido urgente y no hubo viaje a La Habana. La cita se dio en Praga con una delegación del Partido Comunista Cubano. Durante varios días hablaron y finalmente, tras escuchar los informes, proyectos y solicitudes, el jefe cubano les dijo que el problema “no era militar sino político y de seguridad”. Y Mattini relata que los cubanos aconsejaron que tenian que “parar” para mirar y reflexionar que es lo que realmente esta pasando en la Argentina. Así comenzó un profundo repliegue en la que dejaron colgados a decenas de cuadros y militantes. Más tarde llegará la división del Partido y las andanzas de Gorriarán Melo y el ala militarista por diferentes escenarios de la Guerra Fría. En especial en centromérica.
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