Nada dio en los últimos tiempos más tela para cortar desde las pantallas domésticas que la biopic de Fito Paez.
Para muchos fue reencontrarse con escenarios, situaciones que estaban archivadas en las memorias de cada uno. Para otros fue desayunarse de un montón de zonas oscuras que vieron la luz merced a actuaciones casi descomunales. Todos los involucrados dieron su parecer, opinando sobre El amor después del amor en canales de noticias o programas de chimentos. Creo que después de la política y el fútbol, la televisación de la vida de Fito, casi narrada por él mismo, ha sido de lo más platicado en Buenos Aires. Desde que no se filmó en Rosario hasta que el hijo de Juan Baglietto es Juan Baglietto, estamos en presencia de un hallazgo televisivo si se quiere.
Con estas cosas pasa que si te cruzás con alguno de los personajes, secundarios o más periféricos aún, pero que estuvieron cerca de Fito en esos años que remiten en la serie, inevitablemente el tema aparece en la conversación. Eso me pasó con Miguel Krochik, amigo y favorecedor de quien les habla.
Miguel y Mario Breuer eran, para toda la cofradía, Estudios Panda. Allí se grabaron la mitad de los discos del rock argentino que valen la pena, o más de la mitad si lo pienso bien. Mario era el mejor productor del mundo para nosotros, para la tertulia rocker de la época, y Miguel fue uno de los pioneros más reconocidos.
Había sido parte del Acusticazo original. El primer show unplugged de la historia de la música. Ya hemos tratado esa noche en este mismo espacio. Un recital organizado por Domingo Cura, Litto Nebbia y Leon Gieco, a los que se sumaron Porchetto, Lebón, Edelmiro y un debutante Miguel Krochik subido a su gran hit Guilmar, canción que Juan A. Badia se cansó de poner al aire en sus programas.
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Como quien mira llover, le pregunto a Krochik sobre Fito, quién grabó en ese mítico estudio su disco debut Del 63:
“Mirá, Fito llega a Panda antes de su primer disco. Él venía siempre a visitar a Charly, que lo había transformado en su niño mimado. Lo reclutó para la gira de Clics Modernos y para la grabación de Piano Bar. A veces Fito venía con Fabiana Cantilo. Una
de esas tardes nos cuenta a Mario Breuer y a mi que estaba por ponerse a grabar su primer disco solista. Quería hacerlo en Panda. Me acuerdo que nos llamaba la atención a todos que Fito tenía apenas 21 años. Aun así sabía muy bien lo que quería, incluso iba a ser él mismo su productor”.
Fito había llegado un par de años antes a Baires de la mano de Juan Carlos Baglietto, Rubén Goldín, Fandermole, Silvina Garré y demás integrantes de esa inolvidable trova rosarina de fines de la dictadura. Se presentaban con enorme repercusión en el Auditorio Kraft de la calle Florida, entre el Ring Club y las Bay Biscuits. Estrellas que brillaban cada vez más en el under porteño. Allí descubrimos a ese tecladista de anteojos y melena hasta los hombros que acompañaba a Baglietto. Allí también lo descubre Charly Garcia que después de su estadía en New York haciendo Clics Modernos, y lo incorpora a su nueva banda.
De allí al disco solista había dos cuadras. Ese disco se llamó Del 63 y fue extraordinario todo, el disco y el surgimiento de la nueva estrella de nuestro rock.
Algún día me contaron que Charly García contestó cuando le preguntaron qué canción le hubiese gustado componer, Del 63.
Nací en el ´63, con Kennedy a la cabeza
Una melodía en la nariz,
Creo que hasta el aire estaba raro,
Mediaba marzo.
El mundo me hizo crecer entre zanahoria y carnes
El ´69 me encontró viendo a ese hombre en esa luna televisada.
Y vino el colegio, y vino Vietnam
Los yanquis juraban amar el napalm
Jobim me dormía en la noche, cuando todo era calma
Tocaba folklore, después rock´n roll
Y ahí llegó Lennon, hablando de amor.
¿Qué pasa en la tierra que el cielo es cada vez más chico?
El barrio está igual que ayer
Voltearon la casa de al lado.
La gente está igual que ayer
Con un par de añitos encima.
Después empecé a fumar en cada rincón oscuro
Ya corría el ´76
No se puede andar solo en la calle sin un revólver.
Y así tuve una mujer en el medio de mis piernas,
Como la marea, un día se fue.
Cómo bicicleta andaba el mundo, apresurado.
Recuerdo lugares de mi ciudad,
Recuerdo aquel beso en el medio del cine.
Recuerdo al guardián en la plaza con su palo de escoba.
Hoy mataron a un hombre de pie en Nueva York.
Comienza otra década a todo vapor.
El viento me toca la cara, otro cambio de rumbo.
Y así empecé el ´83. Son casi 20 años de historia.
El siglo se muere y no cambia mas,
Está agonizando en cualquier hospital.
Nosotros tenemos la culpa, y hay que solucionarlo.
Llamemos al débil y al orador, al mozo, al poeta,
Al músico, al peón.
Llamemos a todos los hombres, que el banquete está listo.”
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Sigue contando Miguel Krochik: “Bueno, en ese disco Del 63 estaban el Tuerto Wirtz en la batería, Fabián Gallardo con las guitarras. Me acuerdo de Cesar Franov en bajo y a veces tocaba los teclados también. Franov ya venía al estudio con una banda que se llamaba El Banquete, y con Spinetta Jade. Rubén Goldín aparece en una canción me acuerdo, Viejo Mundo, y en otras canciones hacía coros. En Cuervos en casa el saxo es de Daniel Melingo y en Del 63 la guitarra era la del Negro García López que vivía enfrente del estudio y siempre se daba una vuelta. Todo estaba magníficamente supervisado por Tweety González, que siempre aparecía con golosinas, con una bolsa llena de Titas, Rhodesias, mantecoles que tiraba arriba de las consolas, tentando a Breuer que no podía negarse. Fue muy interesante verlo trabajar a Fito en ese primer disco. Con esa polenta que traía. Una noche se revienta un parlante de los dos que tenía el estudio, entonces tuvieron que mezclar en monoaural. Primero mezclar el canal izquierdo, después el derecho, en un solo parlante, un canal por vez, y después los sumaron. Eso duró un par de días hasta que arreglaron el cono del parlante.”
Del 63 era lo que estábamos esperando, salió en septiembre de 1984, ese mismo año al principio aparece Clics Modernos y en agosto el debut discográfico de Soda Stereo. Si algo nos sobraba era buena música nueva. Eran días prodigiosos para la cultura joven: Sumo, Redondos de Ricota, Pappo, Luis, los Abuelos, Virus, no era fácil hacerse un lugar de permanencia en ese olimpo musical, y Fito Paez con su disco debut se abría paso a codazos entre los reyes.
De verdad que en la serie se ve, es notorio, el vértigo en el que se vivían aquellos días. Sin internet ni celulares, me es lícito pensar desde hoy, que aun con esas carencias que hoy son inimaginables, estábamos más comunicados entre nosotros que abajo de un satélite. También agrego que las canciones eran para esos chicos más que melodías y armonías. Eran carnets de algo que se compartía íntimamente, no con todos. Tal vez por eso adquirían tanta importancia los discos que iban apareciéndonos.
Sigue recordando Miguel Krochik: “Otro disco que grabó Fito en Panda fue Ciudad de Pobres Corazones. Con muchos invitados: estuvieron Ricardo Mollo y Diego Arnedo. Un tiempo hacía que había fallecido Luca Prodan, ellos ya estaban craneando Divididos. Tocaron en Canción de amor mientras tanto donde Fito aludía a la dura pérdida de Luca Prodan, sufrida por todos. Eso lo comentaba mientras estábamos grabando. Ahí ya en la banda estaban Ulises Butrón, Gabriel Carámbula, mirá qué par de guitarristas ¿no?. Estaban tocando en la banda de Fabi y venían a grabar casi sin ensayo, así que Fito les marcaba todo y salió un gran trabajo. En el primer disco para Fito yo era ‘El Benemérito’. En Ciudad de Pobres Corazones me nombra como ‘Fletes al Toque’ porque lo que necesitaba lo tenía al toque. Tratábamos de darle el mejor servicio de estudio digamos. También en Panda mezclaron 3er Mundo”.
“Con Del 63 tardó dos meses, lo hizo entre abril y mayo del 84, y la foto de la tapa a Fito se la sacaron en el baño de Emi Odeon, creo que fue Andy Cherniavsky la fotógrafa. Para el siguiente disco, estamos hablando del ‘87, así que en el 88 graba Ey! ya produciendo él con Tweety González, los técnicos de grabación eran Mariano Lopez, Mario Breuer y Julio Presas. De eso me acuerdo, históricas jornadas de laburo en el estudio”.
“Sabés también que pasaba Bob, las canciones salían rápido porque Fito las traía muy bien ensayadas, las tenía muy claras. Para mi, junto a Charly, junto al flaco Spinetta, Fito Páez es un músico de puta madre. Con una sólida formación clásica, mucha pasta de la buena, y musas inspiradoras como Fabiana y Cecilia Roth. Fito era una máquina de componer músicas.
El día que nos conocimos Fito estaba en el estudio para hacer Del 63, y cuando entro me recibe tocándome Guilmar con su piano. Siempre nos tratamos con mucho respeto, para mi Fito es un tipo genio.”
Para todos ahora Fito Páez es algo. Genio y figura, ya es habitante de ese limbo reservado a los artistas cambiavidas, la propia y la de los demás. Quizás por eso la serie sea algo tan sobresaliente aun con la desbordante ofertas de productos semejantes que soportamos.
En realidad toda vida merece ser escrita, el problema es que faltarían lectores. Lo que pasa es que no todas las vidas reciben este merecimiento mientras transcurre aún.
Y a más velocidad quizás que antes.
Eso hace más interesante El Amor Después del Amor, el final abierto.
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