Teresa Gómez caminó por años apurada por los pasillos del hospital. Cansada o no, sin importar cómo inició su día, llegaba siempre con una sonrisa a cada una de las habitaciones para visitar y comenzar a asistir a sus pacientes. Así fue por casi 30 años. De la misma manera lo hace ahora como formadora de enfermeros, profesión que, admite, para ella “es todo”.
“La enfermería me ha dado todo en la vida, no sólo desde lo profesional sino en lo personal porque me dejó mucha riqueza en cada uno de los aspectos que hacen a la vida”, dice. “Llegar a cada persona y toda la comunidad emociona: esto se trata de cuidado, que es algo que llena al ser humano porque estamos atendiendo no sólo la situación problemática sino la de la familia del paciente, de todo su entorno y a toda una comunidad. Es un cuidado holístico integral”, define.
Desde hace unos años, es la directora de la Escuela de Enfermería del Hospital Británico, institución educativa en más antigua del país en ese rubro. “La situación de la enfermería actual es crítica, no sólo por la falta de recursos capacitados en el sector sino además porque cada vez más se solicitan profesionales especializados en distintas áreas, y la realidad es que no hay. Entonces, se opta por hacer una formación intensiva para cubrir algunas áreas puntuales, como cuidados críticos o pediatría, y se fomenta también la formación en escuelas o tecnicaturas superiores para tener más enfermeros al cuidado de de las personas”, explica.
Pese a que se la considera una de las profesiones del futuro, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) informó que Argentina posee una de las tasas más bajas de enfermeros por habitante de la región: 4 cada 10 mil personas mientras que Chile tiene 22 cada 10.000; Uruguay 18,9; Paraguay 14,6; Brasil 7,1 y Bolivia 5,1. La relación enfermera/médico en el país es de 0,56, aproximadamente la mitad del mínimo indicado por la entidad.
Esto indica que en el mundo hay apenas un profesional de este rubro cada ocho médicos, cuando la proporción debería ser al revés: según el reciente informe del Ministerio de Salud a partir de la Red Federal de Registros de Profesionales de Salud, para 2019 nuestro país contaba con aproximadamente 234.000 trabajadores de la enfermería.
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Vivir para servir
Teresa nació en la localidad Montecarlo, Misiones, en 1965. Luego se mudó a El Dorado, donde realizó sus estudios, y en febrero 1987 se mudó a Buenos Aires para entrar en la Escuela de Enfermería, de donde egresó en 1990.
“Elegí esta carrera porque me enamoré de la profesión. Ya a la segunda semana de practicsa me llenó el corazón, me entusiasmé para estudiar y nunca me fui de la profesión”, admite.
La etapa dura fue el desarraigo. “Por supuesto que estar lejos de la familia fue importante, pero no fue superior a mi meta, ya que acá me sentía contenida, no solamente por los docentes sino además por las y los enfermeros en la práctica y por las cien chicas que vivíamos en el hogar del Hospital Británico, que constituía una gran familia. Más allá de todas las responsabilidades que teníamos fue maravilloso y nunca voy a olvidar esa experiencia”, recuerda.
En ese hogar, que se formó en su principal hogar y casa, convivió con estudiantes de toda Latinoamérica y más tarde llegaron otros de España. “La formación que se brinda viajó por el mundo”, dice con orgullo la mujer que hoy ya no trabaja en el área asistencial sino que se dedica a tiempo completo a la docencia, desde 2014.
Formar nuevos profesionales para ella es la clave. “Hay gran demanda de enfermeros”, dice la mujer que en 1998 comenzó su actividad como docente y que desde hace 9 años se dedica a tiempo completo a formar a quienes ahora tienen en sus manos la posibilidad de ayudar a otras personas.
Entre las tantas experiencias y anécdotas que vivió al lado de sus pacientes, destaca la que quedó en su corazón: “Hacía meses que atendía a una persona que estaba en coma. Nosotros, a pesar de que sabemos que la persona no responde, cada vez que entramos a la habitación la saludamos y contamos qué vamos a hacerle. Así fue con este paciente todos esos meses. Hasta que un día, después de un franco, los visito y para mi gran sorpresa, me respondió... ¡Fue algo maravilloso! Fue poder entender también que estas personas, a pesar de que en ese momento no pueden responder y que creemos que no nos escucha, sí lo hacen porque nos reconocen después a partir de la voz. Esa voz cuando no lo estaba mirando quedó en mi memoria”, dice emocionada.
Profesión de futuro
La enfermería es una de las profesiones del futuro. El aumento de la expectativa de vida a nivel global, los avances en ciencia y medicina, la importancia que ha cobrado la calidad de vida y el bienestar físico a nivel social y cultural, así como la visibilidad que otorgó la pandemia a la necesidad de fortalecer los sistemas de salud son elementos que le otorgan un rol cada vez más importante.
“La formación requiere estudio y responsabilidad”, remarca Teresa y sigue: “Hoy las personas que siguen una carrera lo hacen a medida que pueden porque tienen otras responsabilidades. En la escuela donde dicto clases, por ejemplo, hay estudiantes que tienen a su cargo hijos, padres o hermanos, y entonces se hace muy difícil sobrellevar la carga familiar, el trabajo y la carrera en paralelo al tiempo que finaliza sus estudios. Lamentablemente, el abandono aumentó tras la pandemia”.
En tiempos en que los avances tecnológicos y científicos crecen en forma vertiginosa y cambian el mercado de trabajo en todos los sectores, la titular de la Escuela de Enfermería considera que la actividad es sin dudas uno de los empleos del futuro.
“Hoy tenemos, por ejemplo, robots que sirven la medicación, pero ninguna máquina puede reemplazar la relación del profesional con la persona. La enfermería seguirá existiendo, abriéndose a la nueva formación y preparación”, subraya.
Por esto, le aconseja a sus estudiantes “que traten a la persona con la que se van a vincular como si fuera un familiar, es la manera de aplicar la empatía y ponernos en el lugar de quien hoy necesita nuestro cuidado y darle lo mejor” y subraya que “uno de los grandes desafíos está relacionado con toda el área de la prevención y que los pacientes no lleguen a un estado crítico y terminen en una unidad de internación o en terapia intensiva. Tenemos que salir más a la comunidad, hablar y concientizar”.
La herencia de Florence Nightingale
Florence Nightingale fue una enfermera y escritora británica, precursora de la enfermería contemporánea. Alcanzó reconocimiento mundial por su accionar en la guerra de Crimea. Se convirtió en la primera mujer admitida en la Royal Statistical Society británica, y miembro honorario de la American Statistical Association.
Siguiendo su legado en la Argentina, Isabel Eames fundó en 1890 la Escuela de Enfermería del Hospital Británico, con 129 años de trayectoria ininterrumpida y con alto prestigio.
Allí se dicta el ciclo de pregrado, totalmente gratuito, como Unidad Docente de la Universidad de Buenos Aires desde 1994, otorgando el título oficial de Enfermero Universitario. Desde su inicio a la actualidad, se formaron cerca de 2.000 profesionales.
“La escuela rescata los más importante del legado de Florence Nightingale y el modelo que ella diseñó y que tiene prestigio en todo el mundo”, destaca Teresa y cuenta que en marzo pasado se realizó la graduación de la 132° camada de enfermeros y enfermeras de la institución, con una ceremonia e impronta tradicionales que se repiten todos los años: vestido a rayas celeste y blanco, con delantal y cofia o toca en el caso de las mujeres y ambo y capa en el caso de los varones, que simbolizan la higiene, transparencia en el cuidado, la responsabilidad contraída con la sociedad y la entrega.
Además, los egresados portan en sus manos la lámpara, símbolo de la claridad, el conocimiento y de la luz que se requiere en todos los actos de cuidado. Pronuncian finalmente un juramento, la promesa de Florence Nightingale, donde, en uno de sus pasajes, asumen el compromiso de brindar cuidados con “una visión integral del hombre, abarcando por igual su dignidad y derecho de bienestar”, mostrando “respeto por la diversidad de la persona, familia o comunidad”.
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