Hace menos de un año que Anabel Sánchez sueña con ser modelo. Desde el conurbano profundo la chica, con 18 años recién cumplidos, arrancó con sus producciones de moda caseras. La piba le sacaba horas al sueño para coser su propia ropa con una máquina prestada y usaba el marco de una ventana como trípode para mantener firme su celular.
Anabel, además, le robaba una sábana recién lavada a su mamá para usar de fondo para las imágenes y usaba las pocas pinturas que podía comprarse para el maquillaje. La chica es morocha de rasgos fuertes y se le nota el ímpetu en la mirada. Cualquier foto de Sánchez dará la sensación que puede llevarse todo el mundo por delante. También, sus ojos vivaces esconden un pasado de abuso y violencia por parte de su papá.
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Del conurbano al mundo
Tanto lucharla, esta semana le llegó una gran oportunidad a la piba del barrio San Agustín, de San Francisco Solano. Desde el conurbano profundo, a Anabel llegó a la alta exposición. Aprendió algo de inglés y con una edición casera subió un video para un casting que abrió la revista Vogue para nuevas modelos.
Las chicas seleccionadas se convertirán en parte del Vogue Open Casting Class de 2023. Así, tendrán la chance de aparecer en una sesión de fotos que se publicará en una edición de otoño de las ediciones globales de la revista. Anabel ya se imagina paseando sus largas piernas morocha entre chicas de cualquier parte del mundo. No será fácil, pero “mi sonrisa del conurbano todo lo puede”, se entusiasma.
“Me mandé de una, aunque al principio tuve un poco de miedo -relata Sánchez en diálogo telefónico con Infobae-. Me dije ¿quién me va a ver? Y lo envié cuando apenas faltaban dos días para el final de la convocatoria”.
Todavía no se conoció el resultado de la publicación internacional, pero el casting que Anabel subió a su TikTok ya fue visto por un millón y medio de personas. Hasta María Becerra lo reposteó en Instagram.
En un inglés con acento latino, Anabel se presenta ante el mundo Vogue. Su sueño es llegar a las tapas que alguna vez ocuparon Valeria Mazza o Claudia Schiffer en la década del 90. Tiene un aire a Carolina Peleritti. Morocha y de pelo corto, muestra su caminata de pasarela con un fondo de ladrillo a la vista clásico de las barriadas del conurbano, su lugar en el mundo.
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La mamá que acompaña
Anabel vive con su mamá, sus hermanitos de 7 y 3 años y su hermana de 16 que es una boxeadora muy conocida en Solano. Viven en una típica casa del conurbano sobre una calle de tierra con veredas de pasto. Arriba de su casa está la de sus abuelos.
“Mi mamá está muy contenta con todo lo que me está pasando – explica la modelo-. Ella me acompañó a los primeras sesiones de fotos en Buenos Aires para cuidarme porque no sabía dónde me estaba metiendo. Y ahora está feliz como yo porque ve que puedo empezar a cumplir mis sueños”.
Hasta hace 3 años toda la familia de Anabel vivía con un padre violento y abusador. “No nos dejaba ver a mis amigos. Apenas podíamos salir hasta el patio – se confiesa con bronca la chica viral-. Nos pegaba a nosotros y también a mi vieja”.
Salir de la violencia
En el 2020, antes de la pandemia la mamá y sus hijas tomaron fuerza y lograron echar al violento de su casa. “Lo escrachamos en todo el barrio con carteles y hasta vino Crónica con las cámaras y eso nos sirvió de protección. Por suerte nunca más lo volvimos a ver”.
Desde ese momento, Anabel con algo de pesos ahorrados arrancó con el primero de sus sueños: ser patinadora artística. Mientras terminaba el secundario, la ahora modelo se dedicaba a entrenar en el club del barrio San Agustín. Sin embargo, los problemas económicos no le permitieron seguir con el deporte. “Mi vieja hace changas de cuidar chicos o limpieza. No nos falta nada, pero tampoco sobra. Igual soy optimista y siento que de a poco vamos saliendo y mejorando la situación”.
La piba del barrio San Agustín no se queda quieta ni un minuto. Los fines de semana arranca con sus excursiones a Buenos Aires. Allí busca locaciones para hacer fotos para sus redes sociales. También, muchas veces sale por su barrio. “Quiero mostrar la realidad de dónde vivo y que desde acá se puede llegar lejos también. Sólo es necesario que nos den una oportunidad de mostrar lo que podemos hacer”, resume con mucha claridad Anabel.
Anabel por ahora no tiene novio. Vive para su sueños del futuro que empiezan a cumplirse de a poco. “Los chicos dicen que me ven extraña. O muy narigona o que me visto rara. Por una razón o por otra no me daban bolilla. Por eso, en general salgo poco. Además, está el tema económico. En mi casa hay poca plata y mi mamá no me puede dar para que yo me la gaste en los bares o boliches de Solano”.
Y pese a que tiene toda su energía enfocada en la carrera que recién empieza, también sueña con tener un novio. “En el fondo soy un poco Floricienta. Y me gustaría estar con alguien, enamorarme y todo eso”, sostiene Anabel.
Las búsquedas de Anabel
Para complementar su futuro como modelo, Sánchez empezó a estudiar nociones básicas de diseño de indumentaria con una vecina de su barrio en Solano. ya empezó a ver cómo armar un molde y los primeros palotes de cómo diseñar una prenda. En un video que subió a su Instagram se ve una de las primeros modelos que realizó con retazos de jeans usados. También fue viral.
Además, de la fotografía y el diseño de ropa, Anabel escribe. “Tenía pensado dejarles un poema pero prefiero contarles lo que mi madre siempre me cuenta. Cree que soy una reencarnación de algún espíritu libre, un alma vieja o tal vez una pantera negra que se camufla en las noches frías o algún lobo que le canta a la luna por querer un poco de su brillo”, relata la chica.
Y la piba de Solano también encuentra en su niñez el origen de su actualidad. “Odiaba vestirme , que me peinen. Vivía desnuda corriendo bajo el sol. Me veía muy conectada con la naturaleza desde pequeña. Yo quería serlo todo. La tierra, el agua, el viento, el so , las nubes, la luna, el fuego y en especial quería ser un gato”.
Ahí va Anabel con todo el peso sobre su espalda de lo que significa este nuevo mundo que se le abrió a partir de un simple video subido a TikTok. Las imágenes de la morocha que habla en un inglés simple pero sin titubeos se replican a cada momento en otras redes como Instagram o Twitter. A la chica, mientras tanto, le explota el teléfono con mensajes de apoyo y elogios. Igual, la modelo no se conforma. “Mi idea es llegar a las tapas de las revistas. Representar a las mujeres del conurbano que vivimos situaciones de violencia y abuso. Y aún así seguimos adelante detrás de nuestros sueños”, resume. La piba de Solano sonríe y cuenta su último deseo: “Quisiera mudarme a Palermo para estar más cerca del mundo de la moda”. Nada parece detenerla.
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