Estimado lector, seguramente el título lo atrajo lo suficiente para leer esta nota que sólo pretende aclarar un error fotográfico o, mejor dicho, dos. Pues ambas imágenes que conocemos como de los padres de nuestro Libertador son totalmente falsas y corresponden a otras personas. Desde el advenimiento de las redes y la difusión masiva de cualquier publicación fue exponencial su presencia en todo tipo de artículos.
Si bien estas fotos nunca han sido consideradas por el Instituto Nacional Sanmartiniano como parte de la iconografía oficial, la fuerza de la repetición las hizo comunes y hasta aceptadas, al menos, como una representación artística carente de rigor histórico. Sin embargo, tomaron la fuerza de hecho consumado como las imágenes reales y veraces de los padres de nuestro Padre de la Patria (tanto que, hasta algunos analistas, buscaron el parecido del hijo con sus padres basados en estos retratos apócrifos).
La primera intervención documental respecto de la falsedad de una de las imágenes - nos referimos a la de Juan de San Martín - se la debemos a Eduardo Mundani quien en 2018 publicó en su página de Facebook, Granaderos Bicentenario, la verdad histórico-fotográfica. Probó que en realidad la imagen conocida como del progenitor sanmartiniano era idéntica a la de un grabado de 1846, que correspondía al general español Joaquín de Elío y Ezpeleta (1806 - 1876). Dicho retrato fue realizado por el artista, también español, Carlos Múgica y Pérez y publicado en el libro “Galería militar contemporánea, colección de biografías y retratos de los generales que más celebridad han conseguido en los ejércitos liberal y carlista, durante la última guerra civil, con una descripción particular y detallada de las campañas del norte y Cataluña”. La buena memoria fotográfica de Mundani identificó en una página dedicada a los hombres destacados en las guerras carlistas el rostro que hasta entonces se presumía de don Juan.
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Pero ¿cómo fue el camino que recorrió la imagen del general español de Elío para convertirse en Juan de San Martín? Esa es la tarea que intentaré dilucidar en los próximos párrafos:
La primera información documentada corresponde al ya desaparecido Archivo Gráfico Nacional (1939 - 1957) donde un anónimo empleado de archivo referenció las fotos con prolija caligrafía como se observa en las imágenes que acompañan esta nota: “Juan de San Martín. Capitán del Ejército Español (Padre del General Don José de San Martín)”.
Luego este acervo fotográfico pasó al Departamento de Fotografía del Archivo General de la Nación donde aún se conservan bajo inventario con los números 337080 y 337081 con la misma referencia original.
La publicación más antigua que tomó esta imagen fue la “Gran Enciclopedia Argentina” de Diego Abad de Santillán, editada en 1961 quien cita como fuente a José A. Torre Revello en “Juan de San Martín” de 1948. Aquí ya la confusión toma estado público fuera de los Archivos.
Esas fotos fueron la fuente para que la exquisita artista peruana Etna Velarde, pintara dos óleos por pedido del Instituto Sanmartiniano del Perú reproduciendo, por error, la imagen de Joaquín de Elío como Juan de San Martín y, además, la de Gregoria Matorras, que corrió el mismo destino desde la mala catalogación del Archivo Gráfico Nacional, aunque en la citada Enciclopedia no se publican biografía ni retrato de la madre del Libertador. Dichos óleos fueron creados a fines de los 70s o principios de los 80s según nos relataron testigos de la época y hoy forman parte del patrimonio pictórico del Instituto en su sede en Lima.
La próxima referencia de los falsos retratos se encuentra en el libro “José de San Martín. Un camino hacia la libertad”, editado por el Instituto Nacional Sanmartiniano en 1989, con artículos de varios autores, en el cual se publica a José A. Torre Revello en “Hogar de infancia del Libertador”, referido a los padres de nuestro General e ilustrado con las pinturas de Etna Velarde. Allí se cita correctamente la fuente y el lugar donde se exhiben las obras, el ISP, aunque no se aclara sobre la veracidad de los retratos.
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Con la llegada de Internet, las imágenes se viralizaron, se aceptaron o se discutieron poco, pues, como dije anteriormente, se las tomó como una simple representación o arte, en algunos casos, y, como fidedignas, en otros.
Descubierto el error y cambio de identidad, y ya conociendo fehacientemente el origen y personaje dueño de ese rostro, la descartamos de lleno como imagen sanmartiniana, siquiera alegórica. Afortunadamente ya en Wikipedia se aclara esta confusión, en el epígrafe de la foto: “Retrato apócrifo de Juan de San Martín. En realidad corresponde a Joaquín Elío (sic)”
Con respecto a la imagen de Gregoria Matorras que corrió la misma suerte que la de Juan de San Martín desde su origen por ser mal referenciada, no hemos podido encontrar su identidad, aunque una breve observación de la imagen más antigua que tenemos (la del Archivo Gráfico) podemos observar que la vestimenta es de estilo de fines siglo XIX y que la toma parece ser de una foto o daguerrotipo, no un grabado o dibujo. Estas dos observaciones descartan de plano la posibilidad de que fuese doña Gregoria, quien, como es sabido, falleció en Orense, España en 1813 - décadas antes de los primeros daguerrotipos o sistemas similares de reproducción fotográfica.
Una mala referencia de fotos en un Archivo, la falta de confrontación documental o simple observación, la confianza y hasta la escasa curiosidad hicieron que ese primitivo error persistiera mucho años. Por suerte, la memoria gráfica de un investigador conocedor de la iconografía sanmartiniana permitió subsanarlo e iniciar la tarea de investigación para establecer cómo, cuándo y por qué suceden este tipo de cosas en una materia donde el rigor y la veracidad son cualidades que no deben faltar.
No es el único caso de cambio de identidad, confusión periodística o picardía editorial. Basta recordar la casa con balcón atribuida a la familia Belgrano que en realidad era la casa de al lado, o también la imagen difundida de María Josefa Ezcurra que corresponde realmente a una soprano europea, pero esas son otras historias.
Así que, estimado lector, ya sabe que el general Joaquín de Elío y Ezpeleta y la ilustre desconocida que lo acompaña siempre en algunas publicaciones no son los padres del general San Martín; de quienes lamentablemente no conocemos retratos, si los hubiera. Pero que nos han dado al ilustre varón, Libertador de América, para que su imagen nos sirva de guía y ejemplo, tanto como sus acciones y legado.
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