A un mes del crimen de Pedro Daniel Barrientos, el colectivero que murió el pasado 3 de abril a la madrugada tras ser baleado por delincuentes mientras realizaba su recorrido por la localidad bonaerense de Virrey del Pino, en el partido de La Matanza, este miércoles compañeros, amigos y familiares del chofer de la línea 620 se concentraron en San Justo para volver a pedir justicia. Es que no hay detenidos por el asesinato. Los únicos aprehendidos son tres hombres acusados del robo del auto empleado por los criminales para huir tras el crimen.
Los choferes de al menos tres líneas encabezaron una nueva medida de fuerza y se movilizaron durante la mañana de este miércoles para exigir condenas ejemplares contra los asesinos de Barrientos y otros dos trabajadores asesinados. Hay que recordar que la Fiscalía General de La Matanza corrió al fiscal original la semana pasada y dispuso que Carlos Arribas lo reemplace.
Tal como estaba estipulado, la concentración se llevó adelante en la rotonda de San Justo. Allí se congregaron compañeros, familiares y amigos de Barrientos para exigir a las autoridades que encuentren a los responsables del crimen.
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Luego, la movilización se trasladó a la sede de la Municipalidad de La Matanza y finalizó frente a la Fiscalía General, donde reclamaron por avances en la investigación.
Fernando, quien fuera compañero de Barrientos en la línea 620, asistió a la marcha y enumeró las necesidades prioritarias para el sector. “Vamos a hacer un petitorio para exigir más seguridad, iluminación, que haya cámaras en todas las calles y solicitar la presencia de Gendarmería Nacional, porque no confiamos más en la policía. Lo que dicen que van a hacer, no lo hacen. No cumplen con sus funciones”, dijo en diálogo con TN.
Respecto a la presencia de gendarmes en las calles luego del crimen de Barrientos, el colectivero aseguró que los efectivos sólo “pedían los datos y nada más”. Y agregó: “No revisaban a la gente y cualquiera podía ir con un arma encima”.
Como consecuencia de esta medida, durante la mañana de este miércoles hubo menos circulación de unidades debido a que la mayoría de los choferes estaban abocados a la movilización.
A pesar de que el gobierno nacional, en coordinación con el de la provincia de Buenos Aires, dispuso más controles en las unidades luego del crimen de Barrientos, los colectiveros continúan siendo víctimas de distintos episodios de inseguridad. Sin ir más lejos, este martes una unidad de la línea 178 fue blanco de un tiroteo. Por el hecho, los choferes de la empresa La Colorada suspendieron su servicio durante toda la mañana.
El episodio ocurrió a las 6.20 en la intersección de las calles Camino Gral. Belgrano y Centenario, del barrio Villa Sapito, una zona que está ubicada entre los municipios de Lanús y Avellaneda. Según indicaron fuentes oficiales a Infobae, se trató de un tiroteo entre un policía de la Ciudad de Buenos Aires que se encontraba como pasajero y dos delincuentes que se subieron al colectivo con la intención de cometer un robo.
En diálogo con este medio, Horacio Sena, delegado de la línea, relató: “Robaron un celular y una mochila. No hubo heridos de casualidad. Hicimos un paro hasta pasadas las 12 del mediodía cuando fuimos recibidos por las autoridades de Lanús que nos prometieron más presencia policial en la zona”.
En este sentido, remarcó que llevan tiempo reclamando por mayor seguridad en ese barrio. Particularmente en el tramo de las calles Bustamante y Madariaga hasta Suipacha.
Sobre la continuidad de la investigación para determinar quiénes fueron los responsables del asesinato de Barrientos, la semana pasada cayó el prófugo por el robo del auto que se usó en el crimen del colectivero.
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Luego de que el fiscal Arribas fuera designado a cargo de la investigación por el crimen de Barrientos, debido a que el fiscal anterior, Gastón Dupláa, de la UFI de Homicidios, fuera retirado tras la liberación de los dos principales sospechosos por el asesinato, la Policía Bonaerense arrestó a Mariano Exequiel Alderete, el tercer sospechoso por el robo del Fiat Siena blanco que los delincuentes usaron para fugarse tras el crimen, y que luego fue incendiado. Su propia madre lo entregó en una comisaría de Ciudad Evita, confirmaron a este medio fuentes con acceso al expediente del caso.
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