El domingo es el día más esperado de la semana en Elena, una localidad de más de 3000 habitantes del departamento de Río Cuarto, provincia de Córdoba. Cada fin de semana se juegan las fechas de la “Loco League”, un campeonato de fútbol infantil creado por siete chicos de entre 11 y 14 años, los mismos que ahora ofician como presidentes de sus respectivos equipos. Desde que le plantearon la iniciativa a sus padres, les aclararon que querían hacer todo por su cuenta, sin la participación de los adultos, y les anticiparon que iban a acondicionar un terreno baldío para convertirlo en una cancha. Después de que les dieron permiso, se dispusieron a firmar un contrato con un reglamento propio, se organizaron como verdaderos profesionales y sorprendieron a todos por su dedicación para disfrutar de lo que les apasiona.
Un grupo de amigos que se conoce desde siempre -fueron desde la guardería, la primaria y ahora la secundaria, siempre juntos- decidió armar una competencia deportiva. En diálogo con Infobae, Juan Antonio Martínez, padre de uno de los chicos, cuenta cómo fue la tarde en que le planteó la posibilidad. “Un día, muy respetuoso, nos preguntó a mí y a mi esposa si podía hacer una liga, algo tipo campeonato en el predio de 40 por 80 metros que hay en el pueblo, que ahí quería hacer la cancha, y le dijimos que sí”, relata. Sin embargo, no pensó que una tropa de chicos llegaría esa misma noche, a debatir cual cumbre directiva: “Al rato llegaron siete chicos a casa y resulta que los que vinieron eran los presidentes, así que ya tenían todo medio organizado y empezaron a hablar sobre el reglamento”.
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Se pusieron de acuerdo, imprimieron un documento escrito con todos los lineamientos, y definieron seis equipos: MM Benitez, Los wachos duros, Insanos fútbol club, Barrio Oeste, Vikingos, y Elena City. Mientras se prepara para ir a jugar al fútbol, su hijo Juan, de 13 años, también habla con este medio, para explicar algunos detalles. Su padre confiesa que “realmente ellos crearon su propio mundo”, y aunque ya los vio jugar tres veces, no podría explicar tan bien como él las reglas que aplican en cada encuentro.
“Son dos tiempos de 15 minutos, los seis equipos tienen cinco jugadores en cancha, incluyendo al arquero, y dos suplentes; cuando hay una falta, si es tarjeta amarilla tenés que estar 2 minutos afuera, y si es roja salís por 5 minutos”, detalla Juan. Se define como fanático de River y también del Real Madrid, pero la mayoría de los integrantes de la liga son fervientes hinchas del Manchester City. Por eso sueñan que algunas de los delanteros del club de la casaca celeste les envíe un saludo a través de las redes sociales.
Crearon una cuenta de Instagram para cada equipo, para compartir contenido con su hinchada. Todos los chicos de la localidad de Elena ya eligieron a quién alentar, y siguen de cerca el fixture que van publicando con los resultados de cada jornada. “Son 12 encuentros en total, los primeros cuatro equipos de la tabla van a pasar y los últimos dos quedan afuera; la fase de grupo son 10 fechas, de ahí cuatro clasifican a unos play offs, que serían la semifinal y la final, y hay dos que van a quedar afuera”, describe Juan, motivado y ansioso por volver a la cancha.
Otra de las reglas que aplican es que no puede haber empates, y siempre encuentran la forma de definir un ganador de manera creativa. Aunque nadie quiere perder, todo termina en carcajadas y confían en que el potrero les dará revancha en cada partido. Las victorias valen 2 puntos, y la derrota ninguno, pero tienen sus propios métodos de definición. “Tiramos dados a los tres minutos del primer tiempo para disminuir jugadores y también usamos cartas, que son como una ventaja, dependiendo la que salga”, explica el “minidirigente”, que cuenta que se inspiraron en un video que vieron en YouTube. De pronto un naipe con el número dos puede representar un picadito de dos contra dos, o un comodín puede resultar en un penal. Solo ellos saben qué significa cada una, y le agrega más emoción a los partidos.
“También hay una chica que juega con nosotros, que se llama Matilde, por ahora es la única”, revela Juan. Su padre agrega que ya son 42 chicos los que integran la “Loco League”, y al principio les preguntaron sino querían que algunos adultos los ayuden a marcar la cancha con cal, a cortar el pasto, o que haga de árbitro. La respuesta fue unánime: “No, queremos hacer todo nosotros, ya sabemos quién va a filmar cada jugada, quien va dirigir cada equipo, no hace falta nada”. Cumplieron con su palabra, y se organizaron ellos solos para acondicionar el terreno y poder inaugurar. “Los papás queríamos ir a verlos, porque es un terreno cerrado, queríamos pasar la tarde ahí, así tomábamos unos mates y los veíamos jugar, pero no nos dejaban”, cuenta Juan Antonio, y recalca que costó convencerlos de abrirlo al público adulto.
Uno de los nenes tuvo una idea: cobrarle una entrada de 50 pesos a los mayores, para crear un fondo común que sirva para comprar más cal, mantener el predio, y que el resto fuese el premio del ganador. La junta directiva aprobó la propuesta, y en la primera fecha se sentaron sobre unos troncos en un sector que rápidamente se convirtió en una boletería. “Nos entregaban un papelito para poder entrar, y esa primera vez fuimos como 15 padres, el segundo domingo ya había 30, y este último más de 70″, relata Juan Antonio.
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Entre risas, Juan confiesa que ya le cobró la entrada a su papá en cada encuentro, y frente a la pregunta de quién se encarga de la administración del dinero, responde con mucha responsabilidad: “Eso lo guarda uno de los presidentes en su casa, en un cajón que no se toca, porque eso es para la liga”. Para recaudar un poco más, pusieron un aporte de 20 pesos por cada jugador, pero por supuesto, ninguno se queda sin jugar. Sus papás están orgullosos de los valores con los que se manejan, del espíritu colaborativo, la forma de organizarse, la diversión sana, y la convivencia armónica de los jugadores, sin importar las clases sociales.
“Ahí son todos iguales, no hay diferencias realmente, y si alguno no tiene esos 20 pesos, no pasa nada, juega igual, algo que nos pareció muy bueno”, resalta Juan Antonio. Tampoco hay roces por ser fanáticos de clubes rivales. No hay exigencias de qué botines usar, qué colores vestir, solo están ellos y sus ganas de ir a jugar a la pelota. Se preparan desde el sábado a la tarde, cuando van a retocar lo que haga falta, remarcar la cancha con cal, y cada domingo, a las 16, se disputa una fecha.
“La Municipalidad de acá nos regaló cinco pelotas, canilleras, medias, vendas, pecheras, nos van a donar arcos, así que estamos re contentos”, dice con gratitud el jugador de 13 años, que admite que para él “todo es fútbol”. Su papá asegura que lo van a acompañar siempre en sus sueños, pero le inculcan también la importancia de seguir con los estudios. “Creo que le gustaría intentar a nivel profesional, y nosotros lo vamos a apoyar en lo que le guste, si se quiere ir a probar más adelante lo llevaremos, pero mientras tanto le explicamos que es importante que no descuide la secundaria”, expresa.
Hay planes de sumar un puesto de choripanes para los chicos, conseguirles trofeos para la gran final, que tal como dice en su contrato, por excepción se disputará en una cancha sintética que deberán alquilar para la ocasión especial. Lo que empezó en un terreno baldío, con dos arcos improvisados con redes donadas, cal y ladrillos con una tabla encima para el sector de bancos, se convirtió en inspiración para muchos otros niños. Según les contaron a través de Instagram, cuando su idea se viralizó, otras localidades de Córdoba -les escribieron desde Río Tercero, Río Cuarto y Berrotarán-, imitaron esquemas similares para que nunca falten lugares donde jugar.
“Felicitaciones para todos los chicos, ojalá los grandes hagamos algo como todos estos pibes; son dignos de imitar”; “Me encantó la idea, qué hermosa forma de revivir el potrero de alma, como los de antes”; “Qué hermoso ejemplo para el fútbol infantil, nos estaba haciendo falta”, son algunos de los comentarios que les dejaron en sus primeras publicaciones. “Nos sentimos muy agradecidos por los mensajes que estamos recibiendo”, asegura Juan, y extiende un agradecimiento particular a Nuestra Gente, el programa de televisión local que produce el matrimonio de Daniel Ricca, relator y periodista deportivo, y Verónica Palavechino, coach deportiva y psicóloga social. “Ellos nos ayudaron mucho, porque desde que se enteraron le dieron mucha difusión, y no pensamos que íbamos a llegar a 500 seguidores en Instagram (@loco_league), ahora ya tenemos 1100 y uno de nuestros sueños es llegar a los 10.000″, proyecta el representante del campeonato infantil.
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