Nahir Galarza pregunta si lo que le digo es una broma de mal gusto.
-¿No leíste nada?
-No tengo celular. Ni con mi mamá pude hablar. Y el teléfono fijo del penal es para que todas podamos usarlo. Eso es obvio.
-¿No leíste nada?
-Nada.
-¿Ni que volviste a las redes para poner fotos y borrar con un círculo negro a tu padre?
-No lo puedo creer. Es todo mentira. ¿Y las pericias salieron?
-Si. Están en varios medios. Más de 50 páginas.
-¿Que publicaron?
-Que ves fantasmas, que ves a Fernando, que alucinas, que podes tener autismo o esquizofrenia. Que tu madre te humillaba...
-No sigas más.
Nahir quiere hablar. Dice que va a pedir permiso para que le dejan aclarar esta situación. Se la nota cansada.
-Cuando decido no dar notas desde hace tiempo es para que dejen de hablar de mí, pero esto no para y encima son falsedades- le dice a Infobae.
Las autoridades de la Unidad Penal Número 6 de Mujeres de Paraná, Entre Ríos, donde está detenida, la autorizaron a que hablara con Infobae pero sólo para desmentir la falsedad que la afecta.
La joven de 24 años, condenada el 3 de julio de 2018 a cadena perpetua por el crimen de Fernando Pastorizzo, ocurrido el 30 de diciembre de 2017 en Gualeguaychú, se quedó estupefacta cuando se enteró de las noticias que se publicaron sobre ella.
-No tengo redes. No tengo celular. Y trato de que no me lleguen malas noticias. No sabía nada de las fotos que publicaron, que por lo que me contaste son de mi cumpleaños de 15. Es mentira todo. Esas redes no son mías. Más allá de mi distanciamiento de mi padre y que me quiera cambiar el apellido (Ndr: hace más de un año acusó a su padre policía Marcelo Galarza de ser el verdadero asesino), me parece superinfantil todo ese tema de la foto. Y sigo siendo Galarza aunque haya iniciado el trámite para usar el apellido de mi madre (Kroh) porque es un proceso largo. Me parece que es más una estrategia de otra persona porque no perderia tiempo haciendo este tipo de publicaciones. Es un secreto judicial. No lo puedo creer. Me quieren hacer daño y creo que alguien se hace pasar por mí en las redes sociales.
-¿Quién te quiere hacer daño?
-El que hace llegar a los medios este tipo de noticias es Jorge Zonzini, me enteré de eso. La verdad es que me tiene cansada porque me quiero alejar de todo eso y parece que él hace hasta lo imposible para que no se termine nunca y encima no tengo relación con esa persona, no hablo ni le paso información ni tengo nada que ver con él. Desde hace varios años viene usando mi nombre y mi imagen para sus propios fines, ya sea libro o lo que sea, y todo sin mi consentimiento. Quiero que me deje en paz y deje de hablar de mí.
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Las pericias
Que ve a Fernando Pastorizzo, asesinado hace casi cinco años y medio, que se choca con él, que la persigue. Que se le aparece un fantasma al pie de la cama. Que tiene alucinaciones y rasgos autistas y esquizofrénicos.
Eso dicen las pericias psiquiátricas y psicológicas presentadas por su defensa ante la Corte Suprema de Justicia, con la intención de que revocaran el fallo, a partir de los informes de del médico psiquiatra Enrique Stola y la Licenciada Alicia Castro.
“No estaba enterada de nada de esto. Lo supe por el llamado que me hiciste. No entiendo cómo pudieron difundir las pericias porque tienen que mantenerse bajo secreto en la Justicia, le dice a Infobae.
-Inventan y mienten sobre mi sin darse cuenta el daño que causan porque estoy en una cárcel cumpliendo condena, entonces no sé que es lo que más están buscando. Sigue pasando el tiempo y siguen hablando y no tengo nada que ver con todo lo que se dice en este tipo de publicaciones.
También desmiente que hubiera “estallado de ira” y que “exigiera”, como se difundió, ser trasladada de la Unidad Penal Número 6 hacia otra cárcel. “No exigí nada. Nunca exijo nada”, aseguró.
Las pericias, en un fragmento, refieren la charla que tuvo con los psicólogos y psiquiatras forenses de la defensa.
“-¿Tuviste experiencias extrañas?
-De ver cosas, de que se cierre la puerta, que se abra, que me golpean la puerta y no hay nadie… una vez vi una persona sentada en la cama… He visto gente pasar por el pasillo… he sentido el perfume de alguien, de Fernando sentí muchas veces.
-¿Estando en la cárcel te pasó?
-Estando acá, una vez lo vi también y me choqué con él, cuando me pasaba eso no sabía qué hacer y después estaba llorando como una hora.
-¿Esto se lo habías contado a alguien?
-No… me quedé “tocada” esa vez que lo choqué. En la comisaria también me pasaba. En mi casa (antes del hecho, diciembre 2017) me pasó una vez antes de venir acá, yo estaba en mi pieza, estaba estudiando y empecé a escuchar ruidos, que estaban revolviendo las cosas, yo pensé que estaban entrando a robar y me tapé la cabeza y empecé a llamar a mi mamá por el WhatsApp. Después escuché, por la ventana que da a la calle que el árbol chocaba con la ventana y yo me largué a llorar y mi mamá se quedó conmigo, A la mañana abrí la ventana y el árbol estaba re lejos, era imposible que tocara la ventana, estaba paranoica, tenía mucha ansiedad, no sé qué me pasaba.
-¿Y esto que te paso en tu cuarto, que tuviste miedo y escuchaste los ruidos, cuando fue?
-Fue en Diciembre, me acuerdo que estaba por rendir, estaba estudiando para una materia.
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La revelación “esotérica”
El 17 de diciembre de 2018 estuve por primera vez frente a Nahir Galarza. Ella tomaba tereré de la bombilla de su mate, como si ese ritual le hiciera perder la timidez que había mostrado hasta ese momento, y me preguntó:
-¿Vos crees que soy una psicópata asesina?
-¿Por qué me preguntas eso? -quise saber.
-Porque entrevistaste a los psicópatas asesinos más famosos. Robledo Puch, por ejemplo. Decime la verdad.
Nahir estaba sentada y me miraba como su buscara sacarme una máscara que ella percibía que tenía. Como si más que un periodista al que decide darle su primera entrevista, yo fuera un personaje que estaba ahí para actuar compasión, lograr su confianza y que me contara hasta sus pensamientos.
Sonreí nervioso, y le respondí:
-No.
-¿No qué?
-No creo que seas una psicópata asesina.
-Es que no lo soy, pero quería saber qué pensabas.
-No juzgo, trato de contar historias, de que digas lo que sentís.
-¿Y qué te interesa de mi historia?
Dudé unos segundos.
Su padre y su madre miraban en silencio.
-Se hizo muy mediático, salió un book de fotos tuyas como modelo, y lo que no quiero es juzgarte, escucharte. Conocer a la Nahir real, no a la del imaginario.
-Una diabla... así me definen.
No era la primera vez que me encontraba a Nahir Galarza. Podría decirse que el vínculo fue casual, aunque ella no cree en las casualidades.
Comenzó un día que le envié una carta para ver la posibilidad de entrevistarla. Ella no respondió. Pero el 25 de junio de 2018, antes de que declarara durante dos horas sobre la noche en que mató de dos balazos a Pastorizzo, miró a su madre –que estaba sentada delante mío–, le hizo una pregunta al oído y me miró.
Ese día, Nahir contó que no quiso matar a Fernando, que fue un accidente.
Los fiscales y los jueces no le creyeron y el 3 de julio fue condenada a perpetua. Primero estuvo detenida en la comisaría del Menor y la Mujer y luego la trasladaron en Paraná.
La cuestión es que supe lo que Nahir le había dicho a su madre mientras me miraba.
—Nahir quiere contarte un sueño que tuvo —me dijeron sus padres Marcelo Galarza y Yamina Kroh.
En agosto de ese año tuve mi primera visita con Nahir, en Gualeguaychú. Conocí su pequeña celda, algunas frases en inglés que no recuerdo y sus labios con rouge marcados en la pared. Descubrí que leía sobre numerología, astrología y sobre La interpretación de los sueños, el ensayo de Sigmund Freud. Además estaba inmersa en El hombre y sus símbolos, de Carl Jung.
Ese día, me contó por qué me había mirado el día que declaró en el juicio:
—No estoy loca, he leído mucho sobre los sueños y hay un sustento científico. Pero si dicen que alucino o no, no sé. A mi me pasa y lo cuento.
—¿Qué soñaste?
—¿No te vas a reír?
—No, para nada. En muchas historias policiales escribí sobre los sueños. Muchos fueron reveladores. Uno de ellos fue el de una mujer que soñó que el marido asesinado le daba un beso y en el sueño olía el aroma de los Particulares 30 que fumaba. Y al despertar, seguía ese olor. Tengo muchos testimonios de esas características.
—Bueno, a mí me suele pasar que sueño sin rostros. Sueño con mi mamá, a veces tenemos sueños compartidos, eso lo habla Jung. O con mi hermano o un familiar y no les veo la cara pero sé que son ellos. Antes del juicio soñé que en la puerta de casa aparecía un hombre, y cuando me acercaba a hablar me di cuenta que no lo conocía. Era de rulos, usaba lentes, tenía barba rala. Sentía que esa persona podía ayudarme, o podía confiar en ella. Te miré en el juicio, justo me había llegado tu carta y me quedé impresionada. Eras igual al del sueño.
—¿Te volvió a pasar algo así?
—Sí. La otra vez soñé con un hombre canoso al que no conocía. Resultó ser, días después, el profesor de yoga del penal. Escribí un cuento sobre eso. A veces tengo el mismo sueño que mi mamá.
A la semana siguiente, me hizo llegar una carta que decía:
“Rodolfo:
Si algún día te dan ganas de viajar cuatro horas hacia una comisaría de otra provincia para visitar a alguien en una celda de 4 x 5 para estar la mitad de horas que tardas durante el viaje de ida (y vuelta), me gustaría hacerte algunas preguntas, ya sabés que sos el único periodista con el que he hablado. Gracias por los libros que me trajiste, que no recuerdo si te lo dije; voy leyendo un poco de cada uno porque me dan intriga. No te quiero comprometer así que decidí lo que te parezca; besos. Nahir Galarza”.
No lo puedo revelar, porque es algo entre ella y yo. Pero hay algo de ese sueño que dice tener conmigo que se volvió real.
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