Hace 70 años, militantes de la Unión Cívica Radical hicieron explotar dos bombas en los alrededores a la Plaza de Mayo, mientras el presidente Juan Domingo Perón pronunciaba un discurso desde los balcones de la Casa Rosada. El atentado terrorista dejó un saldo de seis muertos y cientos de heridos, muchos de los cuales quedaron mutilados.
En noviembre de 1972, según documenta Juan Manuel Abal Medina en su libro Conocer a Perón, el General esperaba, en el marco de los diálogos que mantenía con la oposición y su búsqueda de consenos nacional, que hubiera un pedido de perdón de parte de Ricardo Balbín en su calidad de jefe del partido radical. Ese perdón nunca llegó. “El General me encargó hablar con mi amigo Facundo Suárez, que había sido el primer radical en visitarlo en Madrid con conocimiento de Balbín, y con el que había hecho una muy buena relación”, relata Abal Medina.
Te puede interesar: Juan Manuel Abal Medina: “Me sentía en deuda con Perón, porque se han dado de él visiones absolutamente falsas”
Perón quería que el líder de la UCR dijera algo sobre las bombas de 1953 porque en el hecho habían participado notorios dirigentes radicales. “Ayer me abracé con Balbín y no parece haber mayor reciprocidad”, fueron las palabras del General. Abal Medina conversó con Suárez, quien le aseguró que se trataba de un pedido muy difícil por las internas radicales del momento. “A la mañana siguiente, el lunes 20 de noviembre, día de la reunión de los partidos políticos en el restaurante Nino, Facundo me avisó que no había logrado nada, y yo pude transmitirle la información a Perón poco antes de ingresar al encuentro”.
Qué sucedió en la Plaza de Mayo el 15 de abril de 1953
Debido al descontrol de precios y el desabastecimiento de alimentos, fomentado por sectores contrarios al gobierno peronista, el presidente Perón decretó el 1° de abril la fijación de los precios máximos para los productos alimenticios. El 15 de abril, Eduardo Vuletich, secretario general de la CGT, encabezó un paro y una movilización a Plaza de Mayo en apoyo a Perón. Aquel día, la central obrera convocó a un millón de trabajadores al acto, que comenzó con el Himno Nacional y continuó con la marcha peronista. Luego de que hablara el secretario general de la CGT, llegó el turno de Perón. “Compañeros yo siempre que he hablado al pueblo, más que órdenes he impartido consejos. Un presidente que aconseja, más que presidente, es un amigo, y eso es precisamente lo que yo quiero de mi pueblo: ser su amigo”.
“Para los comerciantes que quieren los precios libres, he explicado hasta el cansancio que tal libertad de precios por el momento no puede establecerse”. En ese momento se escuchó una explosión y Perón, con el rostro enfurecido, continuó: “Compañeros, los mismos que hacen circular los rumores todos los días, parece que hoy se han sentido más rumorosos, queriéndonos colocar una bomba”, yf ue en ese instante cuando se escuchó una nueva explosión.
“Ustedes ven que cuando yo, desde aquí, anuncié que se trataba de un plan preparado y en ejecución, no me faltaban razones para anunciarlo. Podrán tirar muchas bombas y hacer circular muchos rumores, pero lo que nos interesa a nosotros es que no se salgan con la suya, y de esto, compañeros, yo les aseguro que no se saldrán con la suya”, afirmó el General. “Les hago un último llamado a los opositores que, en vez de poner bombas, se pongan a trabajar”. Y finalizó su discurso pidiendo al pueblo que esté activo y vigilante como en 1945.
En esa triste jornada, tres bombas fueron colocadas en las periferias de la histórica Plaza de Mayo: una ubicada en el Banco Italiano, que no llegó a explotar, otra en el hotel Mayo y una tercera en la estación Plaza de Mayo del subte A, que fue la que causó la mayor cantidad de muertos y heridos.
Los autores del atentado
La investigación, encabezada por el juez nacional Vignola, determinó que los principales implicados en el hecho fueron los militantes radicales Roque Carranza y Arturo Mathov, secundados por Carlos Alberto González Dogliotti, Miguel Ángel de la Serna, Francisco Penna y Rafael Douek. Estela Rodríguez Etchart de Amadeo fue otra de las personas que participó y sobre la que se comprobó que guardaba explosivos en su casa. El director de Coordinación Federal de la Policía Federal, el teniente coronel Jorge Osinde, también aportó pruebas sobre los partícipes en el atentado terrorista. De la investigación también se desprendió que Mathov era quien coordinaba los grupos subversivos y el encargado de la fabricación de explosivos, en un local en la calle Jujuy, con materiales provenientes del exterior, como la gelignita, los detonantes, estopines eléctricos y otros.
Carranza declaró que Ricardo Balbín les dio su apoyo en este fatídico hecho. También confesó que había fabricado las bombas utilizadas en el atentado, que había realizado otras dos bombas que habían estallado a finales de abril en el Círculo Militar y que fabricó una que no estalló por una falla del mecanismo de relojería, ubicada en la estación de Retiro. Agregó detalles sobre la campaña terrorista, pero en ningún momento se mostró arrepentido ante el juez por las muertes y los heridos que dejó el atentado. Los responsables fueron detenidos y condenados, pero luego de la caída de Perón la “Revolución Libertadora” los indultó a todos.
Las víctimas del atentado
El general Perón visitó a todos los heridos en los diversos hospitales en los que estaban ingresados. Uno de ellos fue el oficial de bombero Pedro D. Calcagno, quien se mostró agradecido con el presidente por haberse acercado al policlínico Argerich. “Qué inmensa dicha verlo aquí, a mi lado. Esto nunca lo hubiera pensado. Qué importa si perdí la mano, si todavía me queda el corazón para darlo por usted “, dijo, emocionado, Calcagno a Perón. El oficial ayudante Rodolfo Pedro Capurro, el cabo Ítalo Humberto Buzzolino y los bomberos Eduardo Wetzel, Edmundo Federico Bres, Arsenio González y Julián de Lara también recibieron heridas leves. Las víctimas fatales del atentado fueron Santa Festigiata de D’Amico, Mario Pérez, León David Roumeaux, Osvaldo Mouché, Salvador Manes y José Ignacio Couta. También hubo 93 heridos y 19 “lisiados permanentes”, de acuerdo a las publicaciones de la época. En el velatorio de una de las víctimas, Humberto Amadeo Gruppi, secretario general de la Unión Obrera de los Madereros, tomó la palabra para despedirlo en nombre de la CGT.
El recuerdo de Perón sobre los atentados
En el citado libro de Juan Manuel Abal Medina, Conocer a Perón -sin duda el más leído por la militancia peronista en los últimos 40 años-, el autor resalta la esperanza que tenía Perón por lograr la concordia nacional. Por esta razón, era de suma importancia para él lograr que Balbín, como prenda de paz y unidad, hiciera una autocrítica por los sucesos de abril de 1953. Abal Medina relató que Balbín no quiso dar ese paso fundamental por presiones del alfonsinismo, corriente en la que militaba Roque Carranza, principal cabecilla de los atentados terroristas, y a quien Raúl Alfonsín nombró ministro de Obras y Servicios Públicos cuando llegó a la presidencia, en 1983, y ministro de Defensa en 1985.
Abal Medina, entonces secretario general del Movimiento Peronista, conserva en su retina la imagen del momento en que Perón le apretó el brazo y le dijo: “Nosotros tenemos todos los gestos de pacificación y acercamiento, y ellos no son capaces de pedir perdón por las cosas atroces que han hecho contra el pueblo peronista”. Pero, agregó sin embargo el General, “a pesar de ser tan distintos, seguiremos trabajando por la paz y la unión de los argentinos“.
@facugiampaolo
Seguir leyendo: