Se tiene por costumbre en algunos corrillos periféricos cuando se habla del rock argentino, sobre todo en ciertos ámbitos pseudo periodísticos, donde priman las trayectorias o ciertas trascendencias, nombrar a los líderes carismáticos y ya.
Aparecen siempre los mismos nombres, de nuestros muertos célebres por un lado y de los sobrevivientes de mil batallas que aún dan cátedras. Federico Moura, Spinetta, Luca Prodan, Gustavo Cerati y Pappo por un lado. Del otro Los Cadillacs, los Auténticos Decadentes, Stuka, Fito Paéz, Lebón y Aznar por el otro. Acabo de hacer una lista totalmente arbitraria, pero va a modo de ejemplo nomás. Espero ser entendido. No son todos los que están ni están todos los que son. En todo caso, como vemos en esta época pre eleccionaria, las listas son abiertas.
Están incompletas y son discutibles. Pero son ciertas.
Sucede también que a todos esos nombres que aparecen siempre en la conversación, es menester agregar los habitantes del contorno. Todos esos grandes músicos, compositores y productores que hicieron aún más brillantes las actuaciones de esos ídolos indiscutibles.
Desde Los Gatos donde Litto Nebbia era el principal, pero donde también estaban el legendario bajista Alfredo Toth de 17 años entonces, Oscar Moro y Pappo por ejemplo. Artistas que dotaron a ese pionero conjunto de un sonido aún hoy inigualable. Entre todos.
Igual con Pescado Rabioso, que era Luis con Black Amaya en la batería que era el motor de la banda. Luca no hubiese podido sin Mollo, Daffunchio o Arnedo por ejemplo, ni Pappo sin Pomo Lorenzo y Machi Rufino haciendo las bases rítmicas. Lo mismo pasa con Miguel Abuelo sin Cachorro y Calamaro, o Federico sin sus hermanos.
Ni hablar de los valores que nacen de la mano de un gran productor. Bandas que si no las hubiese producido Santaolalla no habrían pasado de tocar atrás de una murga en carnaval, aunque se escuden detrás de un éxito brasilero o de algunas fotos bien trabajadas.
Esto no es privativo del rock argentino, es universal. Intenten escuchar un disco de Al Green sin la producción de Willie Mitchell y se siente como comer un sándwich sin pan. Buen fiambre, pero no es un sanguche. Andrew Loog Oldham y George Martin lograron distinguir el sonido de los Stones y los Beatles hasta dotarlos de rasgos de genialidades veinteañeras.
La lista es larga, cada vez más.
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“El vértigo de las listas”, las llama Umberto Eco. Tengo debilidad por las listas de cosas. Quiero decir que podría seguir con esta lista de brillantes perimetrales músicos durante horas, pero aburriría demasiado.
Que queden los párrafos anteriores a modo de ejemplo.
Me voy a detener en uno de estos destacados músicos, que en su dilatada carrera se ha encargado de secundar a verdaderas bandas y solistas de alto calibre.
Quisiera referirme a Pablo Sbaraglia. Compositor, tecladista, guitarrista y cantante, tiene tres discos como solista y un montón como integrante de grandes bandas argentinas.
Desde mi, conozco a Pablo más de 30 años. Lo vi llegar a Alphonso S´Entrega con los que grabó el segundo glorioso disco del grupo “El Paso” con Morano, Rino Rafanelli, Pelater en saxo y Sergio Nacif Cabrera cantando.
Todos conocíamos al hermano de Pablo, un reconocido actor ya, llamado Leonardo.
Después fue parte de Los Romeos, el proyecto de Nacif y Marcelo Pelater luego de disolver Alphonso. Con ellos teloneó en River a Madonna, a Simply Red y a Duran Duran. Terminado el proyecto Romeos Pablo Sbaraglia se incorpora a Man Ray con Tito Losavio e Hilda Lizarazu, para luego ser parte de la banda de apoyo de Andy Chango.
Entretanto se dedicó a sus discos solistas. En 2004 lanza “La historia más simple del mundo”, al tiempo que es convocado para ser tecladista de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, que es el grupo que acompaña al Indio Solari desde ahí.
Tardaría cuatro años para terminar su segundo trabajo, “El Club de la Moneda de Plata”, siguiendo con su estilo Beatlesco creciendo musical y personalmente.
En 2013 saldría su tercer trabajo “El increíble magnetismo del Gran Hotel Glamour Shuffle”, matizando con las presentaciones de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado que acaparaban gran parte de su energía creativa, aunque jamás dejó de componer y ayudar a amigos tocando.
Aca la pantalla va a negro.
Volvemos y veo en la pantalla un encuentro con Pablo que nos debíamos después de una pila de tiempo. Se que anda en algo con Jorge Minissale. Dos tipos a los que adoro y admiro, y que siempre están en el corazón de todos los amigos.
“Estoy grabando un disco nuevo, que sería mi cuarto disco solista. Se va a llamar ‘Camino a la Barbarie’. Es corto, de 8 canciones. El título viene a raíz de que es el signo de los tiempos, ¿no? ¿Camino a la Barbarie¿. Me salió sin pensarlo. Todo. Las letras, musicalmente. Sin pensarlo. Es un Nombre que acorde a mi personalidad me suena bastante optimista. El titulo me salió hace mucho tiempo, después aparecían las canciones que de verdad se reúnen alrededor del concepto de Barbarie. Aunque de la misma manera te digo que son letras bastante luminosas para lo que se esperaría. Son ocho canciones entre las que está incluída una que saqué hace un par de años que se llama “Mon Amour”, está en You Tube. Seguramente le re grabe la voz. Ya la grabé varias veces, y como sabés siempre termina gustándote más la última. En Mayo voy a estar presentando algunas de esas canciones en el Café Berlín...”
“Ah, muy bien, presentás el disco ahi”, le presumo.
Sigue Pablo: “No exactamente, también estamos preproduciendo lo que será una presentación en unos meses con Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado. No tengo muchas precisiones al respecto, pero está todo encaminado. Por ahora solo estamos terminando algunas canciones nuevas para el evento.”
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“Mon Amour” es una bellísima canción.
“Bajo un cielo multicolor
Semillero de paz y amor.
Con el mundo adelante
Verde brillante vas vos.
Patiecito sin terminar
Con el pasto por arraigar.
Hoy no hay pan para darte
Solo abrazarte, y caminar.
Amaneces Mon Amour
Y atardeces, Mon Amour
Bella Mon Amour.
Es hermoso verte bailar
Ver la música respirar.
Con un giro en el aire
Y vuelo elegante, vas vos.
De la mano te llevo al mar
Y a los ojos te empiezo a hablar.
Yo no puedo curarte
Solo abrazarte, y caminar
Amaneces Mon Amour
Y atardeces Mon Amour.
Bello Mon Amour.
Amaneces Mon Amour
Y atardeces Mon Amour.
Bello Mon Amour.
Amaneces Mon Amour
Y atardeces Mon Amour.
Mi pequeño Mon Amour.”
Pablo me dice: “Esta canción se la hice a mi hijo Clemente, que se nos fue cuando tenía dos años. Un cáncer fulminante, lo más difícil de mi vida. Fue largo, la peleó un montón. Un caso rarisimo, teníamos convenciones de médicos que venían a estudiar el asunto. Por desgracia se fue, en 2016, dos años y un poquito más tenía. Esta canción es lo primero que hice después de 3 años sin hacer nada. Digamos que el hecho me dejó knock out, muy para adentro. ‘Mon Amour’ fue la manera de empezar a quebrar la vida, de asomar la cabeza fuera de uno mismo. Y acá seguimos. Con mi nueva banda, Jorge Minissale a quien conocés, Bruguera y el baterista Martín Pardino a quienes también conocés. Esperamos que en show de Berlin suban muchos amigos a tocar también ...”
Y si.
La vida sigue sin pedir permiso. Clemente Sbaraglia se fue como se van los verdaderos samurais, los auténticos guerreros, luchando hasta el último instante.
Verlo en el video enternece, con su eterna sonrisa. Su mamá, Pablo mismo, son para todos nosotros un faro repleto de sabiduria. Clemente vivirá siempre en esa canción, para nosotros los amigos y para lo que vendrá.
La belleza de su melodía, las sentidas palabras de su letra, hacen de “Mon Amour” uno de esos hechos artísticos que más allá del arte y la difusión, ejercen en el espíritu humano el efecto de eterno resplandor.
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