Una tarde con “Medialuncita”, la pareja internacional de Tik Tok que aman los argentinos

Último penal de la serie. Si el Dibu ataja, la Argentina jugará nuevamente una final de la Copa América. Desde Tierra del Fuego hasta Miami, cualquier hincha de la selección sabe y siente que la tensión es máxima y el desgaste que hizo detrás de la televisión es comparable al de los jugadores. Los ojos clavados como faroles, la espalda erguida por más de 120 minutos, hombros encogidos, cuerdas vocales agotadas y un vaivén emocional que pasó del amor/odio en segundos. Cardona pateó, Martínez se lo comió, Messi festejó, Hernán se desarmó, Sam lo grabó y Tik Tok lo viralizó.

Se podría decir que esa fue la carta de presentación de “Medialuncita”, la divertida pareja internacional de las redes sociales formada Hernan Regiardo (33), oriundo de Arequito, Santa Fe, y Samantha Trottier (25) de Dakota del Norte, Estados Unidos, que superan el millón de seguidores y son furor en Argentina.

“Somos mejores amigos, estamos 24/7 juntos todo el tiempo, la pasamos muy bien”, relatan ambos sobre el compañerismo que tienen mientras están sentados en un sillón tomados de la mano.

A ellos el hecho de tener una relación donde se entrelazan el trabajo con la agencia de fotoproducto que tienen en Miami, la generación de contenido para sus cuentas, su marca de yerba mate y la dinámica rutinaria de la convivencia, nunca les fue un conflicto. “Son negocios diferentes pero a la vez está todo junto, nosotros trabajamos desde casa, capaz los días se hacen un poco largos pero está lindo”.

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A lo largo de toda la entrevista se notaría una dinámica que es la misma que se ve reflejada en sus videos. La buena onda, sus miradas cómplices cuando el otro dice algo, los ojos azules de Sam pidiendo ayuda cuando no puede pronunciar una palabra o Hernán riéndose de sus chistes, es la química esencial que tiene su relación.

“Fue amor a primera vista”. Esa romántica frase la utilizaría Sam en dos momentos. Primero para referirse al día que se conocieron con Hernán y segundo cuando tiene que hablar de su “otro amor argentino”: las medialunas.

“La historia de cómo nos conocimos la contamos un montón de veces pero nunca nos cansamos”, advirtieron. Un tiempo antes de la pandemia, Hernán había dejado Arequito, pueblo que queda a una hora de Rosario y donde trabajaba como fotógrafo y atendía la ferretería familiar para ir a surfear a Bali, Indonesia. Lugar donde finalmente se terminó quedando a vivir. Por su parte, Sam estaba de viaje junto a sus amigos por el sudeste asiático. Una noche, ella y su grupo salieron a comer y terminaron en un restaurante donde él atendía. “Yo fui la primera en hablar y le pedí su Instagram”, cuenta con orgullo la estadounidense.

A los días siguientes tuvieron su primera salida que fue un desayuno frente al mar y desde ese momento nunca más se dejaron de hablar. En el medio, ella tuvo que volver a su país para terminar la universidad y al poco tiempo llegó la pandemia. “Estuvimos más de tres meses haciendo videollamadas todos los días con 12 horas de diferencia”. La situación se mantuvo así hasta que Hernán decidió mudarse a Estados Unidos para convivir con ella. Al principio vivieron de sus ahorros hasta que iniciaron su agencia de fotoproducto. Recién cuando cumplieron un año de convivencia comenzaron a grabar videos para Tik Tok.

“Nuestro objetivo nunca fue hacer plata con las redes, todo empezó como un pasatiempo y algo súper espontáneo. Después de los seis meses nos llegaron canjes y se nos abrieron muchas oportunidades”, recuerdan sobre sus inicios como creadores de contenido. “Actualmente vivimos un 70% de influencers y un 30% de la agencia, pero el año pasado fue al revés. Llega un momento que no te entra la ropa en el placard por la cantidad de cosas que te mandan”.

Los primeros hitazos que los llevaron a que más de un millón de seguidores vean sus videos y les pidan fotos en las calles fueron las reacciones de Hernán a los partidos de fútbol, donde se combina la empatía pura de un hincha argentino por su manera de vivirlo y los gestos de ella al no comprender cómo lo vive así. Y también en esa balanza entra la ternura y gracia que da Samantha cuando explica o imita las costumbres nacionales o pronuncia palabras argentas en diminutivo como “matecito”, “ferreterito” o “Bokita”, entre otras.

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Respecto a su futuro, con un casamiento en puerta para principios del año que viene y un proyecto familiar en mente afirmaron que ambos se ven haciendo esto por mucho más tiempo: “A los dos nos encantan tener varios planes al mismo tiempo. Queremos que la cuenta crezca con nosotros, con nuestra familia y que vaya cambiando siempre”.

Antes de que su vida tome un giro rotundo donde pasó de vivir en Indonesia y trabajar en un restaurante a mudarse a Miami en pareja y dedicarse a la creación de contenido, Hernán estuvo casi tres años sin volver a la Argentina.

Aunque todo esto le parece una locura, ni en su sueño más optimista se imaginaba que la gente en la calle le pida fotos y lo considere influencer. “Hace poco estuvimos en Corrientes y hasta en el almacén del pueblo más chiquito nos pidieron un saludo. En Miami la situación no es igual, capaz algún latino nos reconoce pero en su gran mayoría argentinos que están allá”, contó la pareja.

Sus visitas al país duran aproximadamente un mes, tratan de venir dos o tres veces al año y su tiempo se distribuye en visitar a la familia de Hernán en Arequito, realizar acciones con distintas marcas, dar entrevistas, grabar videos y ahora trabajar en su nuevo emprendimiento Cósmico Yerba Mate.

“Antes de salir con él estuve de intercambio en Brasil, pero de Argentina lo único que conocía era su pasión por el fútbol, los buenos vinos y carnes, nada más”, confiesa Samantha. Actualmente, el mate y las medialunas ya son parte adquirida de su rutina pero además de la comida confiesa que el beso en el cachete como saludo y los abrazos son su otra nueva costumbre. “En Estados Unidos somos muy fríos, no hacemos esto, también desde que vivimos juntos cenamos más tarde, antes comía a las seis y me dormía a las 10″.

Antes de terminar, se tomaron un minuto para repasar todo lo que les está pasando y ambos con claros gestos de asombro y unidos en el sentimiento dijeron: “Tik Tok y todas las redes nos cambiaron la vida, estamos súper agradecidos, intentamos siempre hacer videos todos los días para devolverle un poco a la gente todo el cariño que nos da”.

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