El empujón duele. El grito de “¡vete!” duele. Le dolió a Diego Ibañez, un joven con discapacidad al que le amputaron su pierna izquierda, sólo quería bailar y recibió ambos: el grito y el empellón. Y les duele a todos excepto, por ahora, al bailarín de folclore Juan Saavedra, un hombre muy conocido en Santiago del Estero, que lo discriminó y todavía no pidió perdón.
Sucedió el domingo por la tarde en el “Patio del Indio Froilán”, una tradicional feria de artesanos de la capital santiagueña cerca del río Dulce, donde los domingos por la tardecita se arma baile. En el video que publicó una mujer en Facebook y se viralizó, se ve a Diego bailando una chacarera con su prima. Y junto a él, una ronda en la que están Saavedra junto a dos jóvenes bailarines.
Diego habló con Infobae, y relató cómo fue ese momento, que le causó tristeza: “Había una banda de música que cantaba folclore. Yo miraba a dos jóvenes que bailaban muy bien, y después me enteré que eran alumnos de Saavedra. Cuando terminaron de bailar los aplaudí y les expresé mi admiración por lo bien que bailaban. Entonces empezó otra canción y me invitaron a bailar con ellos…. El que cantaba gritó ‘¡Una más!’ y me fui saltando hasta el medio. Justo cuando voy con mi prima para ahí, Juan Saavedra se acerca y me corre. Le dije que podía bailar con un pie y me gritó ‘no, vete’. Entonces me puse a bailar atrás de él, pero cuando me volví a acercar me respondió con un empujón y me volvió a decir ‘vete’. Nunca sufrí una situación así de discriminación”.
Según el diario El Litoral, Saavedra explicó en redes sociales que “yo entro y veo atrás un muchacho saltando, incapacitado, le faltaba una pierna, entraba y salía. Y ahí estaba el changuito de 7 años que podía haber, sin querer, un tropiezo”. Luego señaló que le puso su mano derecha y le dijo “pará un poquito que están zapateando”, y luego “apartate hermano, están bailando. Y él, saltando”. Para terminar, algunas personas lo increparon cuando la canción finalizó: “Si yo hubiese sido un desubicado, violento, les respondo a trompadas porque ese ser estaba provocando eso... Para mí era una pesadilla esa gente”.
Diego Ibañez tiene 30 años, es soltero y vive en la localidad vecina de La Banda. Hasta la madrugada del 27 de mayo de 2018, su vida transcurría sin sobresaltos. Le gustaba andar en moto. Tenía una Honda CB, y en ella circulaba por la avenida 25 de Mayo, cuando impactó de frente con otra moto, una Yamaha. El choque fue brutal. El muchacho del otro vehículo, que no llevaba casco, llevó la peor parte: murió en el acto. Y él sufrió fracturas expuestas de mano, fémur y antebrazo izquierdo. Perdió un litro y medio de sangre. Estuvo 45 días en coma. Y le amputaron la pierna en tres ocasiones.
“Aunque se partió, me salvó el casco, que no me sacaba ni para dormir”, cuenta. “Pero por el impacto tan fuerte, a mi me amputaron la pierna izquierda y tengo una lesión de plexo braquial en el lado izquierdo. Eso me impide mover mi brazo izquierdo de manera normal, digamos, a pesar de las operaciones que me han hecho”, prosigue.
El cambio de vida, al principio, fue brutal. “A raíz de eso, he tenido bajones. En un momento, uno tiene sus extremidades, y de la nada, pasa a no tener una pierna y no poder levantar bien un brazo. Es un bajón…”, lamenta.
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Sin embargo, con valentía, Diego salió adelante. De hecho, la charla sucede mientras está en el taller mecánico de un amigo, adonde llevó su auto porque “en moto no anduve más”. Y enfatiza que mientras sostiene el celular con una mano, está parado sobre su pierna derecha, sin ningún sostén. “Considero que tengo muy buen equilibrio”, asegura. Hoy, enumera, “Trabajo, estudio y hago deportes ¡Soy el único policía de Santiago del Estero que trabaja con un brazo y una pierna!”, ríe. Además, está en tercer año del Profesorado de Tecnología que estudia en el Instituto Mater Dei de La Banda.
Pero su pasión es el deporte: “Ando en bicicleta, hice natación y participé en una maratón. Mi bicicleta es común, nada más que tiene una ruedita del lado izquierdo. Me sirve para apoyarme y andar con una sola pierna y un solo brazo. Y cuando agarro velocidad me pongo derecho y la ruedita queda en el aire”.
Para correr no usa prótesis, sino muletas. “Me operaron del brazo y algo lo puedo mover. Entonces me calzo la muleta en la axila y arranco. La última maratón que corrí fue la del Diario El Liberal. Hice 21 kilómetros con la bici, y la última cuadra la dejé y llegué saltando”.
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Pero también le gusta bailar, eso que el folclorista Saavedra quiso impedir el último domingo. “Estuve en el Corso de Santiago del Estero. Bailé siete cuadras con una comparsa por la costanera. ¡Siete cuadras saltando!. La primera noche lo he hecho con el bastón, como no apoyo el otro brazo, apoyo el bastón y hago el salto. Llegué a casa y no lo podía creer. Hice un trecho con muleta y otro con bastón. ¡La he pasado tan bien!”
Diego sabe muy bien quién es Juan Saavedra, y hasta el domingo sentía admiración por su figura. “Representa mucho a Santiago en todo el país, pero lamentablemente hizo esto. Además, justo fue en la última canción que bailaba, porque mi familia me estaba esperando para irnos. Pero él me ha excluido, quedó bastante mal visto”.
De la repercusión que tuvo el lamentable suceso tuvo noticias ese mismo domingo por la noche. “Mucha gente lo grabó. Cuando llegué a mi casa, una señora lo había publicado en Facebook y se viralizó. A raíz de eso, me llamaron de la Dirección de Recursos Humanos de Personas con Discapacidad. Me dijeron que se encargarían del asunto. Lo citaron a Saavedra, pero no se ha presentado, desconozco por qué”.
Cuando le preguntaron qué quería, Diego fue escueto: “Les dije que con que se disculpara de manera pública, a mi me bastaba. Creo que estas cosas me dan fuerza y motivan a la gente con discapacidad, así que ojalá que esto llegue a muchos, así hay más inclusión y más empatía con la gente con discapacidad”.
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