Daniela Bragaggnolo es “Nanu The Crazy Latina”. Es una argentina de 26 años que reside en Toronto, Canadá, hacia donde emigró aún como adolescente en busca de nuevas experiencias, con el sueño de convertirse, tal vez y con el mercado artístico estadounidense del otro lado de la frontera, en una cantante. Pero en la transición hacia su sueño conoció otros oficios: primero fue bailarina exótica y después trabajadora sexual, gestionada por un proxeneta que la indujo a ejercer la prostitución.
Sus inicios en el mercado laboral fueron intensos. Había emigrado de Argentina a los 18 años. Era una joven que tenía que mentirle a sus familiares, que se había enamorado de un cliente, que había creído en la integridad de la única persona en la que confiaba, que había ingresado en un mundo hostil que la indujo a hacer cosas que no quería. En diálogo con Biri Biri, programa de República Z, repasó su experiencia visceral, un derrotero que reúne situaciones de prostitución, grooming, drogas y engaños: contó que la estafaron, lo que debió hacer para no estar consciente de la vida que estaba llevando y qué le contaba a sus padres, y dijo, además, que todo lo que vivió la llevó a ser quien es hoy.
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La estafa
Cuando a los 18 años terminó el secundario, dejó todo lo que conocía como propio en Buenos Aires y se mudó a Canadá. En Toronto estaba instalado su papá, que le dio la posibilidad de sacar la residencia rápido. Soñaba con ser cantante y estar cerca de los Estados Unidos fue una tentación. Pero las cosas no salieron como lo imaginó. Apenas llegó, se enamoró de un hombre unos años mayor, que era un hacker y resultó ser un estafador que sacó un crédito a su nombre por 40 mil dólares, lo que debió pagar al gobierno porque, caso contrario, le harían un juicio y cancelarían su residencia.
“Me enamoré y me escapé con él: era hacker y no lo sabía. Entonces para tenerme, para que nos escapemos juntos me dijo que me iba a contratar por un par de días y lo pagó con tarjeta de crédito porque, obviamente, los proxenetas tienen maneras de lavar la guita, tienen ‘un negocio’. Entonces pagó con la tarjeta. Me voy con él a Vancouver y a los pocos días me empieza a llamar el proxeneta diciendo: ‘Volvió la tarjeta de crédito, este chabón me robó miles de dólares’. Porque el servicio era por hora, y había miles y miles de dólares que había robado”, relató. “Me empieza a culpar a mí y me desespero. Estaba re asustada y el hacker me dice: ‘Andá para Argentina que en Navidad voy a ir a conocer a tu mamá…’. Yo estaba viviendo una historia a lo Britney Spears -recuerda con gracia-. Llego ¡y él desaparece! ¡No me responde más! Desaparece de todos lados y me llega una llamada del banco… Me había robado la identidad: usó mi información para sacar plata. Y desde el banco (de Canadá) me dicen que había un problema con lo que sería acá el CUIL. Yo sabía que el proxeneta me estaba buscando y termino contactándome con él para decirle que nos había engañado a todos, a mí también. El tipo me dejó ir porque ya tenía al gobierno mirándome.. ¿qué me iba a querer ahí?”, contó su gran decepción amorosa.
La vida como stripper, contó luego, la ayudó a financiar su carrera como cantante y la carrera universitaria que concluyó. “Todavía la estoy pagando”, aseguró.
La prostitución
Con dolor en la mirada, Nanu contó cuál fue el rol del propio proxeneta al iniciarla en esa vida: “Me asustó porque cuando empecé a trabajar para él, fue el que me probó. Y cuando me lleva para el cuarto, fue muy agresivo y me asusté mucho, pero me dijo ‘vos podés trabajar, decime cuando quieras, pero lo que decidas me lo tenés que decir’. Ya el tono y la manera en la que me hablaba... Pensaba ‘¿en qué me metí?’”.
Tenía un propósito que la hacía soportar el camino. Deseaba ser modelo y trabajar en la música. Le aconsejaron que hiciera algo que le diera más exposición como modelar desnuda o ser bailarina exótica: reunía las condiciones para los likes en sus videos de Instagram. Pero el lugar en el que se presentó para ser bailarina exótica cambió esa idea. “Te van llevando. Es grooming... Fueron personas distintas en conjunto. Mi psicóloga tiene la teoría de que uno de esos chabones fue contratado para que me llene la cabeza”, lamentó.
“Estaba drogada todo el tiempo. Me acuerdo que otro chabón me dijo que tenía que dejar de hacer modelaje, fui completamente engañada cuando entré al mundo porno, él me dijo que no tenía que hacer eso, que conocía alguien que me podría ayudar y ahí es cuando el proxeneta entra en la ecuación. Luego pasó lo del cuarto con él”, reveló, angustiada.
A medida que el tiempo pasaba, no caía en su realidad. “Hoy aún pienso que no era tan malo, pero a medida que hago terapia digo que es un montón de trauma. No quería darle bola, estaba drogada todo el tiempo; hacía el trabajo y me iba de joda, entonces en mi mente estaba todo bien”.
“Él era tan agresivo que yo no sabía que podía hacer y qué no”, relata sobre lo que vivió con 18 años. “Yo no se lo conté a mis padres. Mi papá estaba en Canadá, pero con otra familia y cuando le conté lo del modelaje dijo que no lo hiciera. Mi mamá pensaba que yo estaba modelando para autos, yo creo que detrás de eso está el mundo del estriping y la prostitución”, aseguró.
En una nota publicada por Infobae en septiembre de 2022, contó que utilizaba su trabajo como bailarina exótica para financiar su carrera como cantante. En una noche próspera de trabajo (desde las nueve de la noche hasta las dos de la mañana), podía ganar hasta 1.000 dólares, mientras que en una jornada con poco público se llevaba apenas unos 100 dólares. Nanu aseguró que lo que también le favorece en su proyección artística son los estudios: en 2021 se recibió de Licenciada de Economía y Funanzas en la Universidad Metropolitana de Toronto. “La idea es usar ese conocimiento para impulsar mi carrera musical. La facultad me sirvió para pensar estrategias de posicionamiento de redes sociales. También para plantarme frente a las empresas que se quieren quedar con el fruto de mi trabajo artístico”, explicó.
En su plataforma de Spotify, su canción más famosa es “Go fuck yourself”, con 650 mil reproducciones. Su letra es elocuente y personal: “Cuatro de la mañana y me llega otra llamada / El está alcoholizado, este gil está pasado / Que quiere que lo vea, que va a hacer lo que sea / Quiere esta marea para ahogar todas sus penas”.
Su perfil en redes sociales es alto, donde se describe “diva, icónica, monumental”.
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