El relato de la pasión de Jesús y su propia existencia son hechos que la historia ha comprobado. Hubo autores que no eran cristianos y dieron testimonio de ello. Por ejemplo, Flavio Josefo. En su texto llamado “Antigüedades judías”, el los párrafos 63 y 64 del capítulo 18, más precisamente en un pasaje denominado “testimonio flaviano”; también lo relatan Plinio el Joven, Tácito, Suetonio, Apolonio de Tiana, la carta de Mara Bar-Serapion y otros.
Sin embargo, un tema fundamental del cristianismo entra en el terreno de la fe. Y es el de la resurrección de Cristo. Para los creyentes, apenas basta una frase del evangelio más antiguo, el de Lucas, para creer: “fuimos la sepulcro y el cuerpo no estaba”.
Al tema lo retoma San Pablo en la carta a los Corintios 15: 12, 20. Allí dice: “Ahora bien, si proclamamos un Mesías resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos ahí que no hay resurrección de los muertos? Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, nuestra predicación no tiene contenido, como tampoco la fe de ustedes. Con eso pasamos a ser falsos testigos de Dios, pues afirmamos que Dios resucitó a Cristo, siendo así que no lo resucitó, si es cierto que los muertos no resucitan. Pues si los muertos no resucitan, tampoco Cristo pudo resucitar. Y si Cristo no resucitó, de nada les sirve su fe: ustedes siguen en sus pecados. Y, para decirlo sin rodeos, los que se durmieron en Cristo están totalmente perdidos. Si nuestra esperanza en Cristo se termina con la vida presente, somos los más infelices de todos los hombres. Pero no, Cristo resucitó de entre los muertos, siendo el primero y primicia de los que se durmieron. Un hombre trajo la muerte, y un hombre también trae la resurrección de los muertos.”
Cuando los antiguos testigos de la ejecución de Jesús en la cruz hicieron rodar la pesada piedra que selló su sepulcro, creyeron que la historia terminaría allí. Pero no. Hoy sabemos que fue sólo el comienzo. El hecho que creó una religión que tiene más de dos mil años sobre la faz de la tierra.
El término español “Pascua” proviene del latín: Pascæ que a su vez proviene del griego clásico: πάσχα (Pasja), una adaptación del hebreo: פסח (Pésaj), que significa ‘paso’ o ‘salto’. Eso define al cristianismo. Hoy es la fiesta principal de esa religión. La piedra fundamental en que se basa.
Decir Pascua, entonces, es igual a decir que Jesús atravesará algo, ¿Qué? su propia muerte. Los evangelistas Marcos, Mateo, Lucas y Juan describen lo mismo en el momento de la resurrección: las mujeres van preocupadas para saber quién moverá la piedra que cubre el sepulcro, y ven a ángeles que les avisan la resurrección de Jesús. Pero el evangelio de Juan, agrega otro dato que los otros evangelistas no; como podemos leer en Juan 20:11, 18: “María (de Magdala) se quedó llorando fuera, junto al sepulcro. Mientras lloraba se inclinó para mirar dentro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y el otro a los pies. Le dijeron: ‘Mujer, ¿por qué lloras?’ Les respondió: ‘Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.’ Dicho esto, se dio vuelta y vio a Jesús allí, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dijo: ‘Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?’ Ella creyó que era el cuidador del huerto y le contestó: ‘Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo me lo llevaré.’ Jesús le dijo: ‘María’. Ella se dio la vuelta y le dijo: ‘Rabboní', que quiere decir ‘Maestro’. Jesús le dijo: ‘Suéltame, pues aún no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes.’ María Magdalena se fue y dijo a los discípulos: ‘He visto al Señor y me ha dicho esto.’”
Este evento generó en el arte infinidad de manifestaciones escultóricas y plásticas, y es conocido en latín como: “noli me tangere” es decir: “No me toques”.
Acá vemos el papel fundamental de una mujer: María Magdalena. Es ella la primera proclamadora de la resurrección de Jesús. Así se convirtió en apóstola de los apóstoles.
Es decir que Jesús salió del sepulcro con vida. Está vivo, venció a la muerte. Hay una canción muy popular que se canta en estos días de Pascua, en muchas iglesias que podría resumir el hecho: “…desde hoy la muerte ha sido vencida/ y es nuestra fe un canto a la vida/ Pascua de Cristo ¡Resurrección!/ paso del hombre a la vida de Dios”.
En su artículo “Que sucede en la Resurrección: ¿Qué pasó allí?”, Rafael Sanz hace una lectura muy interesante al respecto del hecho de la resurrección de Jesús: “La resurrección de Jesús ha consistido en un romper las cadenas para ir hacia un tipo de vida totalmente nuevo, a una vida que ya no está sujeta a la ley del devenir y de la muerte, sino que está más allá de eso; una vida que ha inaugurado una nueva dimensión de ser hombre. Por eso, la resurrección de Jesús no es un acontecimiento aislado que podríamos pasar por alto y que pertenecería únicamente al pasado, sino que es una especie de ‘mutación decisiva’ (por usar analógicamente esta palabra, aunque sea equívoca), un salto cualitativo. En la resurrección de Jesús se ha alcanzado una nueva posibilidad de ser hombre, una posibilidad que interesa a todos y que abre un futuro, un tipo nuevo de futuro para la humanidad.”
La Resurrección de Cristo es sobre todo el triunfo de la vida por sobre la muerte, pero no solo la muerte corporal sino todo tipo de muerte, como ser: la muerte del ser humano en su espíritu, en su actividad creadora, en su ser pleno como tal. La resurrección de Cristo marca que el ser humano es un ser vivo para la vida y nadie tiene el derecho de convertirlo en un ser gris, monótono, repetitivo y rutinario; de ninguna manera, la resurrección de Jesús es el triunfo de la capacidad creadora del ser humano para dar vida, para vencer las cadenas de “las muertes” y ser seres luminosos que sean guía de luz para otros.
La Pascua y el Pesaj
La resurrección, como se ha dicho, tiene que ver con la vida. El Pesaj judío también. Jesús, es menester recordar, era un judío devoto, y la Última Cena no es otra cosa que la celebración de un Seder de Pesaj. ¿Qué es un Seder? Son las comidas rituales que deben seguir un orden (Seder) durante las celebraciones del Pesaj. Y ¿qué se celebra en Pesaj? la liberación del pueblo hebreo de Egipto tras 210 años de esclavitud en Egipto. En la Torah, el pentateuco de las Biblias cristianas, relata que Dios envió diez plagas a Egipto para convencer al faraón que deje al pueblo de Israel en libertad. Pero al no ceder envió al ángel exterminador tomando a los primogénitos de las casas de Egipto, pero pasó por alto es decir: “saltó” a las familias judías que habían marcado sus puertas con sangre de cordero. Leemos en el libro del Éxodo 12:1,13: “Y comerán así: con el traje puesto, las sandalias en los pies y el bastón en la mano. Ustedes no se demorarán en comerlo: es una pascua en honor de Yahveh. Durante esa noche, yo recorreré el país de Egipto y daré muerte a todos los primogénitos de Egipto, tanto de los egipcios como de sus animales; y demostraré a todos los dioses de Egipto quién soy yo, Yahveh .En las casas donde están ustedes la sangre tendrá valor de señal: al ver esta sangre, yo pasaré de largo, y la plaga no los alcanzará mientras golpeo a Egipto”
Pésaj es entendido como el “pasaje a la libertad del pueblo de Israel”. Al conmemorar Pésaj se transmite a la vez la idea de superación y de libertad es decir, si se pudo soportar la opresión, también podemos crear vínculos de libertad. Durante la cena de Pésaj se lee la “Hagadá” que es el relato de la liberación del pueblo de Israel. Casi siempre el más pequeño pregunta: “¿Por qué esta noche es tan importante?” Y responde el mayor: “Esclavos fuimos del Faraón en Egipto, y el Señor, nuestro Dios, nos sacó de allí con mano fuerte y brazo extendido.”
En estas fechas está prohibido comer alimentos con levadura y se consume “matzá” que es un pan sin levadura. Este pan ácimo simboliza que al momento de salir de Egipto no hubo tiempo para esperar que el pan leude. También no debe faltar la “keará” que contiene: hierbas amargas, manzana rayada con miel, pollo asado o cordero, huevo duro, vino y un recipiente con agua salada. Algunos lo sirven en una bandeja ritual.
Las hierbas amargas, representan la amargura soportada por los hebreos durante la esclavitud. La manzana con miel, representa la arcilla y la argamasa con la que se elaboraban los ladrillos en Egipto cuando eran esclavos. El pollo o cordero asado, representa el sacrificio de Pésaj.
Como vemos, en Pesaj también se celebra la vida. La muerte pasó de largo, tenemos otra oportunidad para ser libres, es decir: para crear y vivir en libertad; sin las ataduras de la esclavitud.
Por qué en esta fecha
En los relatos de la Pascua cristiana y el Pesaj Judío, hay una relación con la vida que vuelve. Que se reinventa. La fecha de la Pascua cristiana fue dictaminada por el primer concilio de Nicea en el año 325 y la estableció el primer domingo después de la luna llena tras el equinoccio de primavera en el hemisferio norte. Por lo tanto, la fecha varía entre el 22 de marzo y el 25 de abril. Y coincide con la primavera, es decir, el retorno de la vida, el renacer, la vuelta a la naturaleza la cual en invierno estaba “como muerta”.
En muchas celebraciones cristianas, como la Navidad, existe una estrecha relación entre la naturaleza y los ritos. La Pascua no escapa de este ciclo vital natural. Para nosotros, seres del S. XXI que vivimos casi todos en ciudades, esta cosmovisión carece de sentido, no la llegamos a comprender. Y, para colmo, en el hemisferio sur comienza el otoño. Pero en ambas Pascuas se celebra la vida que renace, y la demostración que la capacidad del ser humano de dar vida y de crearla, es más fuerte que la esclavitud y la muerte.
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