La principal consigna se respetó: solo se podía ingresar con una única bandera, la celeste y blanca. La tradicional vigilia “Malvinas: San Andrés de Giles te canta” fue, como en todos los años, Malvinas en estado puro.
Fue su edición número 26 y como todos los años, las actividades se concentraron alrededor del monumento a los caídos en la gesta del Atlántico Sur, en Plaza Saravi, en San Andrés de Giles, en cuya entrada un cartel lo dice todo: “Pueblo chico, sentimiento grande”.
Una de las estrellas fue -todos los años ocurre lo mismo- las réplicas de armamento, uniformes y hasta una carpa que muchos soldados argentinos usaron durante los 74 días de guerra. Todo lo hace Hugo Buffet, que en la guerra fue con el regimiento 6 como apuntador de cañón Czekalski. “Uno igual que ése”, y señala uno que se exhibía. Todas los prototipos parecen piezas originales, y Buffet contó a Infobae que para su construcción, así como la ametralladoras Mag, los Fal, los Fap, las calibre 50, misil Exocet, morteros, usó cartón, caños y fibrofácil. Su esposa Sandra acotó que los materiales que usa excede esa lista: uno de los extremos de un cañón está hecho con una maceta que ella guardaba y la cabeza del exocet es, en realidad, una olla.
Esta actividad le cayó como anillo al dedo a Buffet -que siempre fue habilidoso para las manualidades desde sus primeros modelos con fósforos- como terapia para poder afrontar de la mejor manera una dura posguerra. Trabajó en mantenimiento en empresas de colectivos y camiones y en servicios de posventa de una concesionaria. Cuando el gobierno sacó una ley de inserción laboral de los veteranos, entró como portero en la Escuela 17 de Moreno.
Una de las estrellas de la muestra es Felipe -se llama así “porque había que ponerle un nombre”, aclaró- un maniquí especialmente grande y alto, vestido y armado como combatieron los soldados en 1982. Costó encontrar un modelo que se ajustase a su bolsillo. Él es de Moreno, aunque aclaró que nació en Paso del Rey, y encontró un muñeco adecuado en Roque Pérez. El maniquí es, casi, un homenaje a Marcelo Pollicino, jefe del Regimiento 6, porque como era alto, sus pantalones se ajustaron perfectamente, pero la campera debió mandarla a hacer.
Tienen un casco original que se lo prestaban a los niños que hicieron cola para sacarse una foto con Felipe. Confesó que después de cada muestra, tiene que reparar sus modelos, porque si bien no se pueden tocar, la gente cede a la tentación de manipularlas, lo que lo obligó a hacer modificaciones. Antes los gatillos eran fijos y terminaban quebrados. Ahora los hace móviles.
Lo acompañaba Hugo Iópolo, veterano del 6 que, llevando su mano a su panza, confesó “nosotros en la guerra éramos así”, señalando el maniquí.
Todo lo llevan a exposiciones y a charlas de las escuelas. Y como no quieren que los chicos asocien a Malvinas solamente con la guerra, Buffet armó una serie de paneles en el que se explican la historia de las islas, su fauna y flora y su importancia económica, entre otros aspectos.
Hubo participantes que se hicieron sentir, como los motociclistas que integran la agrupación 2 de abril. Su presidente y fundador es Carlos Szyrkoviec, a quien todos conocen como “el croata”, y que combatió en la guerra en la Compañía Comando 601. La presencia de una veintena de motoqueros fue doblemente especial, ya que la agrupación nació, justamente, hace cinco años ahí, en San Andrés de Giles. Viajan durante todo el año con el propósito de “malvinizar y contar la gesta de 1982″, contó Ariel Santa Cruz, uno de los miembros de este grupo.
Cada vigilia es un sinfín de anécdotas y encuentros de veteranos que hacía mucho que no se cruzaban. Los hermanos salteños Lamas -Silvano y Dámaso- participaron de la guerra. Ambos son infantes de Marina, el primero combatió con el BIM 5 y el segundo fue uno de los protagonistas del desembarco del 2 de abril. “Pasaron cuarenta años y nunca nos sentamos a charlar de la guerra”, contó Silvano, que arrastra una discapacidad en la audición cuando una bomba inglesa le explotó cerca. Lo único que recuerda de aquel hecho es que se incorporó, lleno de tierra, y se tocó todo el cuerpo para comprobar si estaba herido.
Sobre una pared de una pequeña construcción de la plaza, el artista plástico Jorge Blanco pintó un mural alusivo a Malvinas. Oriundo de Mercedes, bautizó a su obra “Reivindicación” y contó que su proyecto es el de realizar cien murales en su ciudad.
Hubo elementos usados en la guerra y muchas fotos de veteranos y de Malvinas en la carpa de los “Comandos Halcones Dorados”.
En la escuela que da a la plaza se instaló una exposición de cascos y fotografías, aunque las perlitas estaban en el fondo del salón. Allí, sobre una larga mesa, el profesor Jorge Triaca expuso banderas originales, tanto argentinas como británicas. Exhibía la bandera argentina que flameaba en las Georgias el 3 de abril, la enseña del destructor inglés Antrim, pequeñas enseñas británicas que usaban los soldados y una inglesa que lleva un escudo y la leyenda “Desire the Right”, que era el nombre del primer buque que avistó las islas.
Hace años se dedica a coleccionar objetos de la guerra y participa en subastas internacionales, especialmente en Londres y en Manchester. “Reino Unido es el segundo mercado de armas usadas en el mundo”, aclaró, mientras le insistía a la gente que no tocase las banderas. Mucho de lo que atesora se exhibe, por ejemplo, en el Museo de Armas de la Nación, en Plaza San Martín. Se dedica a dar charlas sobre Malvinas, pero reflejado desde el lado británico. “Si bien son mías, estas banderas son de la Patria”, aseguró.
El palco se levantó en la esquina de Rivadavia y Urquiza, donde al caer el sol, hubo distintos grupos musicales. Uno de los que cantó fue Carlos Hudson, quien como cabo y con 21 años, combatió en el Grupo Artillería Paracaidista 4 de Córdoba. Estuvo en Moody Brook y en Supper Hill y contó que el 14 de junio los sorprendió en la primera línea, con los ingleses a solo seiscientos metros. “Hasta agotar munición”, fue la orden impartida entonces. Recordó la muerte del soldado Eduardo Vallejo, la noche del 11 de junio, luego de un violento bombardeo enemigo.
Este mendocino nacido en Maipú, y de familia de artistas, se define como cantautor y hace 18 años que va a la vigilia. Como su apellido de origen irlandés no concordaba con las canciones que componía, sobre las “cosas nuestras”, un periodista le sugirió adoptar el seudómino de “Gaucho Rivero”.
Este año hubo un agregado: a las nueve y media de la noche arribó un grupo de jóvenes con el cansancio en la cara, que a la mañana habían partido de la Basílica de Luján con banderas y con una antorcha, que se usó para encender el fogón cuya llama nutre a las 649 antorchas que se encienden para recordar a los caídos.
Bandas militares, y efectivos de Granaderos, Patricios y del Tercio de Cántabros Montañeses (unidad creada luego de la primera invasión inglesa) oficiaron como guardia de honor, en un homenaje donde siempre estuvo presente el soldado Jorge Alfredo Maciel, oriundo de Giles y caído en el conflicto, inmortalizado en un monumento en lo que se lo ve sonriente, “porque fue voluntario a la guerra”.
Todo fue coordinado por Alberto Puglielli, veterano del Regimiento 6, alma mater de la vigilia, quien desde fines de año coordina reuniones para fijar el cronograma de actividades, y que se lo vio detrás de cada detalle.
Luego de una misa de campaña, el momento culminante comenzó una media hora antes de medianoche, cuando los veteranos, precedidos por familiares de caídos, desfilan hacia el palco principal, al son de la Marcha de Malvinas (compuesta por Carlos Obligado en 1941) en un corredor natural de gente que portaban antorchas que encendieron en el fogón.
Víctor Hugo Rodríguez era teniente primero en la guerra, donde combatió con el Regimiento 3. Habló en nombre de los veteranos y dijo que “ellos escribieron la historia con su sangre”. En alusión a las antorchas, subrayó que “el fuego es un símbolo y que tiene una llama espiritual”.
Con el cartel gigante en el palco de “Malvinas volveremos”, el Gaucho Rivero cantó el himno a capela, seguido por la multitud que ocupaba la calle y la plaza, hubo el tradicional toque de silencio y muchos vivas a la Patria, que la gente respondía, mientras sobrevolaba el recuerdo de los 649 que ya no están, ya que se quedaron haciendo guardia en las islas.
Video: El recuerdo a los héroes de Malvinas y a quienes lucharon a 41 años de la guerra
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