El secuestro del ERP que escondió una traición familiar, 68 días de cautiverio y una misteriosa negociación

Hace 50 años, el contralmirante Francisco Agustín Aleman fue capturado por el Ejército Revolucionario del Pueblo en su casa de Recoleta. Por él nunca se pidió un rescate. Fue liberado 13 días después de la asunción de Héctor Cámpora. Su hijo Francisco cuenta detalles de lo sucedido en aquellos días turbulentos del país

Hace 50 años, el contralmirante Francisco Agustín Aleman fue capturado por el Ejército Revolucionario del Pueblo en su casa de Recoleta. Pasó 68 días en cautiverio

Ese domingo 1º de abril de 1973 amaneció muy lluvioso en Buenos Aires. La fecha del fútbol debió suspenderse por el mal clima: los clásicos Independiente vs Boca y Huracán vs Racing debieron esperar hasta el martes 3. Los diarios del día informaban el regreso al país del presidente electo Héctor J. Cámpora, luego de reunirse con el Generalísimo Francisco Franco y Juan Domingo Perón, en Madrid. Y también daban cuenta de la derrota de Cassius Clay, por puntos, en Los Ángeles.

El tránsito en Libertador y Rodríguez Peña era escaso, como cualquier domingo. La avenida entonces lucía dividida en cuatro, con descansos para peatones, formando un doble boulevard. Los carriles más lentos de ida y de vuelta eran todavía de adoquines y conservaban las vías de acero sobre las cuales alguna vez transitaron los tranvías.

El contralmirante Francisco Agustín Aleman llegó ese día a su casa de Libertador 894 alrededor de las 20.30. Había dejado su auto en el garaje de Rodríguez Peña 2050, sobre esa calle estaba además la entrada de servicio del edificio, en el 2095. Su hijo Francisco aprestaba los útiles escolares para ir al colegio el lunes: cursaba 1º año en el colegio San Pablo, de Vicente López y Montevideo. En casa estaba además la esposa de Aleman, Martha Fulaondo. La cena estaba lista.

A las 21.30 sonó el portero eléctrico en el departamento del 3º A. Era el sobrino político del almirante, Oscar Ciarlotti, junto a su novia Maria Magdalena Nosiglia y un amigo de nombre Alberto. Oscar, de 24 años, era estudiante de Arquitectura e hijo del Capitán de Navío (RE) Ciarlotti. Parecía una visita familiar normal. Pero no lo era.

Francisco, el hijo del contralmirante Aleman, en 1973

A las 21.50 el portero eléctrico volvió a sonar. El hijo del Aleman abrió la puerta e ingresaron 5 personas portando armas de fuego. En el portero eléctrico se habían presentado como amigos de Oscar. Pero al entrar se identificaron como miembros del Ejército Revolucionario del Pueblo, la organización terrorista que junto a Montoneros y a FAR asoló al país a principios de la década de 1970.

Los delincuentes encañonaron a la familia, amordazaron a la mujer y al hijo y los encerraron en el baño, le dieron una inyección al almirante para dormirlo y se lo llevaron. Previamente pintaron con aerosoles el living de la casa. Uno de los grafitis decía: “ERP - Justicia popular por Trelew”. Salieron por la entrada de servicio de Rodríguez Peña. En el operativo participaron entre 9 y 15 miembros del grupo.

Comenzaba entonces un calvario que duraría 68 días para la familia. Y uno de los hechos que conmovió al país y lo tuvo en vilo hasta 13 días después de la asunción de Cámpora.

El sobrino político del almirante, Oscar Ciarlotti, junto a su novia Maria Magdalena Nosiglia

La esposa recién pudo liberarse de las ataduras a las cuatro de la mañana y dar aviso a los vecinos de arriba golpeando el techo del baño con el barral de la cortina de la bañadera. Los vecinos avisaron a la policía, que liberó a Martha y Francisco (h). La tranquilidad habitual del edificio de ahí en más se transformó en un hervidero de personas. Dada la hora, la noticia no llegó a la tapa de los diarios del 2 de abril. Pero ocupó las portadas con tipografía catástrofe los siguientes 8 días sin solución de continuidad. Y automáticamente una guardia periodística con todos los noticieros de la tv y la radio se instaló en la vereda frente al edificio.

Primavera sangrienta

Francisco Aleman (h) es hoy un reputado comentarista de golf. Durante años cubrió ese deporte para la cadena ESPN junto a la profesional argentina Silvia Bertolaccini, para toda América Latina. Le tocó transmitir la época de oro de Tiger Woods, los dos Majors de Ángel Cabrera y otros hechos resonantes. Ahora lo hace en Golf Channel, donde semana tras semana relata los torneos del PGA Tour junto a Joaquín Estévez, otro profesional argentino, radicado en España.

Antes supo representar al país en los más importantes torneos amateurs de América del Sur, como la Copa Los Andes. Además, fue capitán del Golf Club Mar del Plata, la Catedral del Golf. Vive en Estados Unidos, aunque periódicamente viaja a Sudamérica para capitanear a los equipos argentinos que compiten a nivel amateur. Y a visitar a su madre.

A 50 años del hecho, Paco recuerda: “El tipo vivía en Posadas, entre Rodríguez Peña y Montevideo, en la misma manzana que nosotros. Pasábamos muchos veranos juntos las dos familias Habíamos ido a la playa en Mar del Plata ese verano. Fui yo el que les abrió la puerta esa noche. Eran 5 tipos. Nos encañonaron de entrada, nos ataron y amordazaron y nos encerraron a mi vieja y a mí”.

Aleman no nombra a Oscar, su primo segundo. Cuando se refiere a él dice “el tipo”.

Francisco Aleman (h) es hoy un reputado comentarista de golf

“Lo más loco es que nunca fue preso por el secuestro de mi padre. Fue en cana pero por el asesinato de un policía en Rosario. Estuvo encerrado en Sierra Chica hasta 1983, cuando salió libre por la amnistía”, se indigna. Magdalena Nosiglia, en tanto, integra la triste lista de desaparecidos. Era hermana del dirigente radical Enrique Nosiglia. Su padre, Plácido Nosiglia, había sido electo diputado nacional también por la UCR, en 1973.

En el libro Primavera sangrienta el periodista Marcelo Larraquy entrevistó a Ciarlotti, quien un año antes del secuestro había participado de los preparativos de la fuga del penal de Rawson pero a último momento lo desafectaron. Era miembro del grupo del PRT-ERP liderado por El Gallego Fernández Palmeiro. “Cuando empezó a aparecer la gente de las FAR, con los camiones dando vueltas el Gallego dijo: ‘Esto es un quilombo, ya es un circo’, y nos bajó. Yo me quedé afuera de la operación del avión que terminaron haciendo (Alejandro) Ferreyra y el Gallego”, explicó.

El relato de Francisco Aleman (h) difiere en detalles de cómo cuenta la historia el secuestrador: “El secuestro lo hicimos con gente de Arquitectura, que quería hacer algo. Yo abrí la puerta (nota: Alemán (h) dice que fue él). Fue un domingo a la noche. La visita fue inesperada, y se sorprendieron cuando entré, pero tampoco me cerraron la puerta. Fui con María Magdalena, mi novia de Filosofía y Letras. La conocí por el ámbito familiar. Su hermano estaba de novio con mi hermana. Tocamos el portero eléctrico, dijimos ‘Pasamos por acá, cómo están...’, qué sé yo, ‘el partido de fútbol’, no sé qué estupidez, (nota: el fútbol se había suspendido) y subimos a saludar. Acababan de cenar. Dijimos que ya nos íbamos, nos quedamos parados incluso. Aleman estaba en el living, de entrecasa. Nosotros nos acomodamos porque sabíamos que teníamos que abrir la puerta, estábamos esperando que tocaran el portero eléctrico. No podíamos demorar mucho. El problema que tenía el edificio era el paso de la comitiva presidencial por la Avenida del Libertador. No se podía hacer ninguna maniobra rara. Teníamos que tener mucho cuidado al momento de sacarlo”.

Martha Fulaondo, esposa del Francisco Aleman, cuando su marido ya llevaba 60 días secuestrado

Y más adelante continúa: “Tocaron el timbre y yo estaba en la cocina y les abrí por el portero eléctrico. Y Chuchi, Magdalena, fue a la puerta de servicio porque sabía que iban a entrar por ahí. Yo no sabía quiénes eran. Porque el operativo era que les abriera la puerta. Eran cuatro o cinco, dijeron que me buscaban a mí, y en esa confusión, lo agarraron a Aleman y le pusieron la pichicata. Ya lo habíamos planificado. Sacarlo por la puerta de servicio, en un andador, el auto en la entrada, y el tipo se va, con las manos en los bolsillos, atado con una correa de persiana. Y no se nota, se va durito, y nosotros vamos uno a cada lado, lo cargamos en un auto y se lo llevan. No sé a dónde lo llevaron. Ni los que lo hicieron lo sabían, porque se lo entregaron a otros. Y nosotros nos fuimos a Rosario con Magdalena, ya teníamos a dónde ir”, en Rosario participaría del homicidio de un policía por el que fue preso, como contaba anteriormente Aleman (h).

Francisco Aleman (h) y Oscar Ciarlotti volvieron a cruzarse accidentalmente en el barrio muchos años después: “Fue en 1988 o 1989, no recuerdo exactamente. Él había vuelto a su departamento de soltero. El tipo no me reconoció. Yo sí. Me dio una puntada en el estómago. Pero no hice nada”, recuerda Aleman (h).

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Las represalias por Trelew

El secuestro del almirante Aleman fue uno de los crímenes más resonantes cometidos por el ERP en los comienzos de los setenta. Sus jefes justificaban sus actos como “represalias por La Masacre de Trelew”. El mismo día del secuestro el grupo terrorista difundió un comunicado en formato panfleto. Decía así:

“Hoy, 1° de abril, colaboramos en la reducción y apresamiento del Contralmirante Francisco Agustín Alemán, ex Jefe del Servicio de Informaciones Navales, de la Escuela de Mecánica y Subsecretario de ELMA.

Su actuación política en las filas de las FFAA, lo puso de manifiesto como un claro exponente de los intereses imperialistas -de sus métodos de trabajo- negociar y robar en su propio beneficio y en contra de los intereses del pueblo- y fundamentalmente como partícipe de la masacre de Trelew, ya que en ese entonces era miembro del Consejo de Almirantes.

A los detenidos les hicieron simulacros de fusilamientos. La madrugada del 22 de agosto, los acribillaron en sus celdas. El horror pasó a la historia como La Masacre de Trelew

Nosotros, como militantes del ERP colaboramos para hacer justicia de la única manera posible, enfrentando la injusticia del Ejército burgués que mantiene las cárceles llenas de compañeros que levantaron sus voces contra la explotación, la represión, la tortura y el asesinato institucionalizados por la Dictadura de Lanusse.

Ningún vínculo familiar, ningún privilegio de clase, nos desviará de nuestra lucha junto al pueblo que ahora, desde la clandestinidad, continuaremos sirviendo, desarrollando la lucha por el camino que marcara nuestro Comandante Guevara: hacia una Argentina libre, justa y socialista.

Nadie dejará de pagar sus crímenes. La justicia popular se hará presente”.

Lo firmaban de esta manera:

¡A VENCER O MORIR POR LA ARGENTINA!

MAGDALENA NOSIGLIA * OSCAR CIARLOTTIDEL COMANDO “JULIO CESAR PROVENZANO”

EJÉRCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO

Julio César Provenzano había sido miembro del ERP y estaba cumpliendo el Servicio Militar Obligatorio en la Armada. El viernes 30 de marzo de 1972 había querido instalar una bomba en un ascensor del Edificio Libertad cercano a la oficina del entonces comandante en Jefe de la Armada, Guido Coda. La bomba le estalló en las manos. Los jefes del ERP bautizaron con su nombre al comando que secuestró al contralmirante Aleman un año después. Provenzano también era de una familia radical.

El titular del diario La Prensa

El 15 de agosto de 1972 había ocurrido un audaz ataque conjunto al penal de Rawson, en Chubut. Un total de 25 presos pertenecientes al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP); las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y Montoneros, se fugaron con la colaboración externa de centenares de militantes de los tres grupos. Seis de ellos, los cabecillas de las tres organizaciones, lograron llegar a Chile en un avión de Austral secuestrado. Por un error de coordinación los 19 restantes nunca llegaron al aeropuerto: rodeados por el Ejército y la policía, y sin posibilidad de escape, se entregaron. El 22 de agosto fueron fusilados en la Base Aeronaval Almirante Zar, a sangre fría y sin ningún juicio previo. Tres de ellos, sin embargo, sobrevivieron.

Entre los fugados estaban Mario Roberto Santucho, Marcos Osatinsky y Fernando Vaca Narvaja, quienes dieron una conferencia de prensa en Cuba a los pocos días, prueba cabal de la intervención del régimen de Fidel Castro en los ataques terroristas acontecidos en la Argentina en la década de 1970 y en el entrenamiento de los terroristas.

Como respuesta a la Masacre de Trelew, en los meses siguientes ERP, Montoneros y FAR lanzaron una seguidilla de ataques sangrientos en todo el país. Los más resonantes fueron:

* El 28 de diciembre de 1972, cuatro guerrilleros de la FAR asesinaron al almirante Emilio Rodolfo Berisso afuera de un supermercado en Lomas de Zamora.

* El 30 de marzo de 1972 murió el conscripto Provenzano en el Edificio Libertad al estallarle la bomba que intentaba colocar.

* El 1º de abril de 1973 el ERP secuestró a Francisco Agustín Aleman.

* Al día siguiente, militantes de Montoneros mataron al coronel Héctor Alberto Iribarren, jefe de inteligencia del III Cuerpo de Ejército.

* El 30 de abril de 1973, el ERP-22 de Agosto asesinó al vicealmirante Hermes Quijada, ex jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.

Tres de los fugados Osatinsky, Santucho y Vaca Narvaja

* En el primer aniversario de la masacre de Trelew, 150 manifestantes fueron detenidos cuando intentaban copar una comisaría y cuatro policías resultaron heridos, al ser alcanzados por bombas molotov.

* El 15 de julio de 1974, integrantes de Montoneros asesinaron al ex ministro del Interior Arturo Mor Roig.

* El contralmirante Horacio Mayorga fue blanco de terroristas. Pero el atentado fue desarticulado y no se consumó.

* En el segundo aniversario de la masacre de Trelew, guerrilleros del ERP atacaron una estación de policía en Virreyes e hirieron gravemente a un policía. Ese mismo día una docena de bombas fueron detonadas en Córdoba y La Plata.

* El 20 de agosto de 1975, dos días antes del tercer aniversario y ya durante el gobierno democrático, más de 200 terroristas liderados por Enrique Gorriarán Merlo (ERP) atacaron la jefatura de la Policía de Córdoba, matando a cinco policías e hiriendo a cuatro.

* El 22 de agosto de 1975 Montoneros hizo estallar en todo el país más de cien bombas, y, al mismo tiempo, el pelotón montonero Arturo Lewinger hizo explotar una carga explosiva adentro la sala de máquinas de la fragata ARA Santísima Trinidad.

* En el cuarto aniversario dos colectivos llenos de militantes atacaron una comisaría en Florencia Varela, hiriendo a tres personas. La Junta Militar integrada por Videla, Massera y Agosti ya había dado el golpe de estado contra María Estela Martínez de Perón, e instalaban en todo el país una feroz represión ilegal.

* El 25 de agosto de 1976 terroristas de Montoneros asesinaron en Córdoba al ejecutivo de la empresa FIAT Carlos Berconetti.

La tapa del diario Clarín del día 06 de abril de 1973

Además las organizaciones terroristas ejecutaron a diario secuestros extorsivos de empresarios y familiares, como una forma sistemática de financiarse. Delincuentes comunes se subieron también a la ola de secuestros. Los ataques a puestos militares y policiales eran moneda corriente.

Entre el 1° de abril, fecha del secuestro de Aleman, y el 25 de mayo, día de la asunción de Cámpora, sólo las tapas de los diarios dieron cuenta de 15 secuestros extorsivos. Entre ellos, el de un gerente de Kodak; un banquero de Rosario; un chacarero, al que asesinaron al no obtener el rescate; el director de una tabacalera; el de un fuerte industrial del ramo textil; el hijo del cantante Roberto Yanés; el jefe de la Gendarmería de Córdoba, Jacobo Nasif; el hijo de un fuerte industrial, por el que pidieron mil millones de pesos; el de un estanciero de Monte; los hijos de dos ejecutivos y un médico; el de un comerciante, por el que pidieron mil millones; y el de un gerente de Coca Cola.

La ola no se detuvo tras la asunción de Cámpora. El 28 de mayo la fábrica Ford comenzó a pagar “una donación” que el ERP le había impuesto. El 4 de junio raptaron en Córdoba a un industrial de 74 años por el que pidieron 500 millones de rescate. La metodología continuó a pesar de haber asumido un gobierno al que decían apoyar.

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Aserrín aserrán

Aquel 1° de abril de 1973 uno de los primeros en llegar al edificio de Libertador 894 fue el intendente de Buenos Aires, Saturnino Montero Ruiz. Horas después lo hizo el presidente de la Nación, teniente general Alejandro Agustín Lanusse, muy criticado por lo que sucedía en el país. Vestía traje gris.

En los días siguientes hubo un desfile incesante de altos oficiales de la Armada, familiares y allegados, mezclados con oficiales y peritos de la policía y políticos, como Esteban Boero, solidarios con la familia.

En tanto, en las universidades, los militantes de la Juventud Universitaria Peronista cantaban: “Aserrín, aserrán, hay que matar a Alemán”, poniéndole un acento que el apellido no tiene, para que rimara.

Durante la primera semana del secuestro Francisco (h) no fue al colegio. Después empezó a hacerlo con custodia policial. “Papá ya estaba retirado desde diciembre de 1972. Ese verano habíamos estado de vacaciones en Mar del Plata. Al regresar él estaba haciendo los trámites para empezar una nueva vida laboral en Sasetru”, rememora.

Sasetru era una empresa alimenticia, una de las más grandes del país. Fundada en 1948 por Jorge Salimei, Ángel Seitún y Fermín Trucco Aguinaga; de las primeras letras de los apellidos (SAlimei, SEitún, TRUcco) provino el nombre de la empresa. Salimei había sido el primer ministro de economía de la dictadura de Juan Carlos Onganía, entre junio y diciembre de 1966. Cuando Aleman se retiró, lo convocó para integrase a la firma. El secuestro alteró esos planes.

Alejandro Agustín Lanusse visitó la casa del militar secuestrado

“Era una época complicada. No solo en Argentina. El contexto mundial no ayudaba a apaciguar los ánimos”, describe Paco. “Yo tenía 12, 13 años y casi no me daba cuenta de nada. Nunca evalué la posibilidad de no volver a ver a mi padre con vida”, dice. También recuerda que en esos días se distraía jugando al fútbol con sus compañeros de colegio, los viernes y sábados, yendo a la cancha a ver a River o al Luna Park para alguna velada de boxeo. Los 15 o 20 periodistas apostados en la puerta de su casa lo devolvían a la realidad.

Seis días después del secuestro, y ante versiones de que el marino estaba muerto, el ERP dio a conocer una carta firmada por Francisco Agustín Aleman, de puño y letra y dirigida a su familia, como prueba de vida. La carta había sido dejada en un bar de avenida San Martín y 12 de Octubre: “Me encuentro bien y me tratan correctamente”, “Pienso en ustedes constantemente”, “Tengo la conciencia tranquila por mis actos”, “Confío en Dios y en la conciencia de los que deben tomar decisiones”, eran algunas de las frases que se podían leer en el escrito, que fue publicado en la tapa de los diarios el domingo 8 de abril.

Una semana más tarde se publicó una segunda carta. Ese domingo se votaba la segunda vuelta en Capital y 14 provincias. El lunes 16 de abril el ERP difundió un film del contralmirante Aleman, y el viernes 20 una foto, como nuevas pruebas de vida.

“El Gallego” o “Dedo” y “Robi”

La idea de secuestrar a Aleman llevaba más de un año germinando en la cúpula de la organización terrorista. “Yo planteé hacer lo de Aleman como un hecho de propaganda. Después nos dieron el apoyo externo a la fuga de Rawson, y quedó ahí. Y después, como Dedo (Fernández Palmeiro) se fue con el ERP-22, se demoró el objetivo. Cuando se le volvió a dar cabida, empecé a activar la relación, en el verano del 73. Aleman era el esposo de una prima de mi mamá”, relató Ciarlotti en Primavera sangrienta.

Víctor José Fernández Palmeiro era un español que se había unido al ERP, que participó en la fuga del penal de Rawson y que murió desangrado en 1973, luego de asesinar a sangre fría al almirante Hermes Quijada. Recibió un disparo mortal del chofer del marino. Le decían “El Gallego” o “Dedo”, porque había desarmado a un policía en el tren Roca apuntándole a la espalda con el dedo índice. Era uno de los impulsores del secuestro de Aleman y por eso se enfrentó varias veces con Roberto Santucho, máxima autoridad del ERP. “Robi”, como le decían a Santucho, se oponía porque se habían endurecido las condiciones de detención de los presos políticos desde el secuestro y asesinato de Oberdán Sallustro, gerente de la Fiat Argentina (1972). Él estaba preso en Rawson y temía que las torturas y los malos tratos se intensificaran aún más y pusieran en riesgo el plan de fuga.

Oberdán Sallustro fue uno de los tantos asesinados por el ERP

Las discusiones entre Santucho y Fernández Palmeiro sobre el secuestro de Aleman se intensificaron en Cuba luego de la fuga, y en una ocasión casi llegaron a las manos. Fernández Palmeiro practicaba karate.

Francisco Aleman (h) no tiene ninguna evidencia, pero está seguro de que la vida de su padre fue una moneda de negociación entre el ERP y el gobierno de Héctor J.Cámpora sobre las condiciones de detención de los detenidos y también sobre su liberación. Esas negociaciones llegaron a las tapas de los diarios de la época pero en potencial: “Habría negociaciones para el canje de Aleman y Nasif por 24 guerrilleros”, publicó Clarín el 19 de mayo de 1973. Nasif era el Comandante de Gendarmería de Córdoba, secuestrado el 26 de abril de 1973 y liberado el 4 de junio, 39 días después. Otro calvario.

Paco también recuerda con bronca que cuatro años después del secuestro de su padre, en 1977, la Justicia lo citó en los Tribunales de la calle Talcahuano, simplemente para corroborar su declaración del día del secuestro. La causa estaba estancada ahí, en ese 1° de abril de 1973 y no había avanzado ni un centímetro. “Sentí que me estaban cargando. Les contesté que lo que decía la declaración era lo que había pasado esa noche. Les dije de mal modo que no había nada que corroborar. Nunca pasó nada. Fue un hecho único”, se queja. Por el secuestro de su padre nunca se pidió un rescate. Nunca hubo un detenido.

Los días de abril y mayo de 1973 se sucedieron con anuncios de medidas de Cámpora; detalles de la transición de la Dictadura de Lanusse al gobierno elegido democráticamente; la intensa ola de secuestros extorsivos, golpes comando e intentos de copamiento a unidades militares y policiales; y negociaciones salariales y paros de distintos gremios. El asesinato del almirante Hermes Quijada, el 30 de abril, y el del dirigente sindical de SMATA, Dirck Kloosterman, el 22 de mayo, sacudieron a todo el país. La inflación de abril alcanzaba el 4,5% y era motivo de preocupación para el gobierno entrante. Noticias que llegaban a las tapas de los diarios y eran matizadas con el nacimiento de una bebita de rinoceronte en el Zoológico Municipal, los éxitos deportivos de Carlos Alberto Reutemann, Guillermo Vilas y Carlos Monzón, y las novedades de la misión Skylab de la NASA. Nixon empezaba su camino cuesta abajo por el caso Watergate.

El 25 de mayo de 1973, Héctor J. Cámpora asumió el gobierno. Trece días más tarde, Aleman fue liberado

El 25 de mayo asumió Cámpora e inmediatamente fueron puestos en libertad 276 presos políticos. En Devoto hubo una manifestación y, luego de la liberación, un intento de forzar la entrada del penal que tuvo un saldo de por lo menos un muerto y seis heridos de gravedad. A la madrugada todavía se escuchaba el tableteo de ametralladoras.

“Ese día la puerta de casa se empezó a llenar con los viejos camiones de exteriores de la televisión. Al viejo le habían dicho que lo iban a liberar y el ERP había hecho que la información trascendiera a los medios”, cuenta Aleman (h). Pero el calvario duraría 13 días más.

¿Por qué Aleman no fue ejecutado? Su participación en la Masacre de Trelew por ser miembro del Consejo de Almirantes estaba floja de papeles, no fue en ese ámbito donde se dirimió ese crimen. Su participación en el Servicio de Informaciones Navales databa de 1968; el ERP nació en 1970. Además, ya estaba retirado cuando lo secuestraron. Los terroristas vieron en el secuestro, favorecido por una traición familiar, la oportunidad de poder ejercer presión, más que una venganza. ¿Venganza de qué? Distinto era, para los jefes del ERP, el caso de Hermes Quijada, encargado de leer por televisión la versión oficial de la Dictadura sobre los sucesos del 22 de agosto en la base aeronaval Almirante Zar de Trelew, disfrazada de “intento de fuga”.

La liberación

El 6 de junio de 1973 el ERP distribuyó una carta manuscrita y una cinta grabada con declaraciones de Aleman. En un comunicado adjunto advertía que la difusión de esos documentos era una condición para su liberación. Que se produciría al día siguiente. El 7 de junio, Día del Periodista, no hubo diarios.

Cuando lo durmieron para liberarlo pensó que no iba a despertar nunca más. Pero despertó en el piso de un auto durante la noche y lo liberaron en Puente La Noria”, detalla Francisco (h). Y continúa: “Papá no tenía idea de dónde quedaba eso. Se tomó un bondi a Retiro y de ahí otro hasta la Facultad de Derecho. Eran como las 5 o 6 de la mañana. Cuando vio el despliegue de periodistas que había en la puerta de casa se mandó por la puerta de servicio de Rodríguez Peña. No quería cruzarse con los periodistas antes de llegar a casa”.

Paco describe el reencuentro con su padre como “conmovedor”.

Además del golf, Francisco Aleman (h) tiene una pasión por los libros. Sus transmisiones son frecuentemente sazonadas con hechos y anécdotas que obtiene de las lecturas de las obras que atesora en su casa de Florida. En sus transmisiones por Instagram Live suele recomendar algunas de esas lecturas. Le gusta. La mayoría son libros de golf, pero cuando le interesa un tema suele comprarse toda la bibliografía disponible. Por ejemplo, el secuestro de su padre. En su relato menciona algunos de ellos, que ocupan un sector de una sus bibliotecas: Primavera sangrienta, El otro demonio, nombra.

Francisco Agustín Alemán durante uno de los interrogatorios a los que fue sometido durante su cautiverio

“Nadie sabe cómo cerrarlo” se lamenta Aleman (h). Y enumera varios hechos aberrantes que sucedieron después del secuestro de su padre. Como el crimen del Dr. Carlos Alberto Sacheri, filósofo y profesor, asesinado por guerrileros el ERP, en diciembre de 1974, frente a la Catedral de San Isidro, en presencia de su esposa y de sus siete hijos, el mayor de 14 años y la menor, de 2. “Le vaciaron el cargador delante de toda su familia”, recuerda con dolor. O el de Paula Lambruschini, el 1° de agosto de 1978, cuando una bomba explotó, sobre la calle Pacheco de Melo, a cuatro cuadras de su casa. Además de la hija menor del vicealmirante Armando Lambruschini, ese día murieron también dos vecinos y otras quince personas resultaron heridas.

“Desde Aramburu en adelante fueron 10 años muy complicados para Argentina. Menem estuvo cerca de cerrarlo, por su poder y carisma. Pero no lo logró”, opina.

A 50 años del secuestro y cautiverio por 68 días de su padre, hecho que conmovió al país, Francisco Aleman (h) reflexiona: “Soy un total convencido que sólo algunos de que los que participaron lo hicieron por cuestiones ideológicas”. Y concluye: “Hoy en día casi diría que es mucho peor. Todo es un negocio y hay muy poco de ideología”.

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