El 4 de junio de 2015, Leonardo Polti e Ignacio Santalla le dieron la bienvenida a Juan Pablo. A partir de ese día, se convirtieron en la primera pareja de hombres del país que tuvo un hijo mediante la “subrogación de vientre”. A partir de ese día, también, luchan para que la Justicia los reconozca como papá y papá.
Ya transcurrieron 2.847 días y, todavía, siguen esperando.
La última novedad la tuvieron en diciembre de 2020. Juampi ya tenía 5 años cuando el procurador fiscal, Víctor Abramovich, solicitó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación que se concretara su inscripción como hijo de un matrimonio de dos padres, concebido mediante una donación de óvulos anónima y gestado en un vientre por sustitución.
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Además, hizo hincapié en los derechos del niño y explicó que, mantener la actual situación sería “registrar vínculos filiales que no se corresponden con la realidad”. Leonardo e Ignacio, dijo Abramovich, “son quienes efectivamente ejercen el rol de padres y asumieron las tareas de crianza y cuidado desde el nacimiento del niño”.
Tras el dictamen, los jueces de la Corte Suprema Juan Carlos Maqueda, Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti quedaron en condiciones de resolver el caso.
Pero Leonardo, Ignacio y Juan Pablo todavía siguen esperando.
“Dentro de dos meses, el próximo 4 de junio, Juampi va a cumplir 8 años y tiene que renovar el documento nacional de identidad, donde todavía figuran los nombres Ignacio y Cinthia (N.R.: la amiga que se ofreció a ‘prestarles el vientre’) como padres”, explica Leo a Infobae. Y sigue: “Juan Pablo ya está en tercer grado del primario: además de leer y escribir, él conoce toda su historia y entonces pregunta: ‘¿Por qué en el DNI no está el nombre de mi papá?’”.
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A las inquietudes de su hijo, cuenta Leonardo, se suman las de aquellos que no conocen el trasfondo de esta familia. “En el colegio de Juampi o en el hospital donde se atiende está todo bien porque ya saben quiénes somos; pero cuando nos enfrentamos una situación nueva, como el ingreso a un aeropuerto o el check-in a un hotel cuando nos vamos de viaje, todavía tengo que seguir llevando un permiso para tener a Juan Pablo conmigo”, dice.
Antecedentes
El problema que atraviesan Leonardo Polti e Ignacio Santalla no lo tienen otras familias con subrogación de vientre, cuyos hijos nacieron desde 2017. A partir de entonces, aunque solo en la Ciudad de Buenos Aires, hay un amparo que les permite a las parejas gay inscribirse como padres o madres de sus hijos solo con la presentación de un consentimiento. En el resto del territorio argentino, para que un menor nacido por gestación solidaria sea inscripto en el Registro de las Personas, es necesario recurrir a la Justicia.
En comunicación con Infobae, la abogada Fabiana Quaini, especialista en Gestación por Sustitución y representante legal de los padres de Juan Pablo, contextualiza: “Dentro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, debido a un amparo colectivo que hubo en septiembre del 2017, todas las inscripciones de niños nacidos por subrogación, sin importar en qué lugar se haya hecho el proceso, pero siempre que el nacimiento se haya producido en CABA, pueden hacerse directamente a nombre de los padres de intención: ya sea un papá solo, una mamá sola, dos papás o dos mamás. Lo que sucede en el resto del país depende: muchos hacen una impugnación de maternidad una vez que nació, otros piden una autorización previa”.
Cuando nació su hijo, Leo y Nacho iban a impugnar el acta en la que Cinthia figuraba como la madre e Ignacio como el padre. Si bien el Juzgado Nº 81 de Familia de la Capital autorizó, en primera instancia, a hacer una nueva acta en la que dijera que Juan Pablo era hijo de dos padres; una fiscal apeló esa decisión y, nueve meses más tarde, la sala E de la Cámara de Apelaciones de la Capital, hizo lo mismo, torciendo el destino de la familia. Al final, tuvieron que recurrir a la CSJN.
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“Lo que pasó con Juampi, lamentablemente, es lo que le pasa a muchos niños: quedan inmersos en las trampas de los tiempos judiciales. En este caso, la CSJN no tiene un límite para expedirse. Cuando lo haga, el fallo va a indicar que el Congreso debería legislar sobre este tema, de la misma manera pasó en Colombia y en México”, agrega Quaini.
Subrogar un vientre en Argentina
La gestación solidaria, o subrogación de vientre, es una práctica legal en la Argentina, pero no está reglamentada. Por año, se realizan entre 200 y 500 procedimientos; aunque no existen cifras oficiales.
Ante la inexistencia de una ley nacional regulatoria y la necesidad de garantizar los derechos de todas las partes intervinientes, en el año 2018, Julio Cobos presentó un proyecto en el Senado para regular el alcance, las relaciones, consecuencias jurídicas y el procedimiento de gestación por sustitución; pero como fue tratado a tiempo, el mismo perdió estado parlamentario. Además de él, la diputada Vanesa Massetani, sumó uno propio en noviembre de 2021.
Hace poco más de un año, el 7 de marzo de 2022, el legislador mendocino y su equipo volvieron a presentar el proyecto, pero en la Cámara de Diputados. “Con esta iniciativa queremos garantizar el interés superior de niño nacido mediante esta técnica, y otorgar seguridad jurídica tanto al procedimiento en sí como a todas las personas intervinientes, garantizando el pleno ejercicio de sus derechos”, sostuvo Cobos.
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Y agregó: “La gestación por sustitución es una práctica cada vez más trascendente en nuestra sociedad, como una alternativa de acceso a la condición de ser padre o madre, de aquellas personas que quieren formar una familia y no pueden hacerlo por imposibilidad de gestar o de llevar a término un embarazo, ya sea por razones de salud como puede ser la infertilidad, o por razones de orientación sexual, identidad de género o sexo”.
A 379 días de presentado el proyecto, desde el entorno de Julio Cobos explicaron a Infobae que todavía no bajó a recinto. “Para ello se requiere que lo discutan cinco comisiones distintas. Está difícil: es como ‘empujar un elefante’”, resumen, aunque sin perder la esperanza.
Mientras tanto, Leandro, Ignacio y Juampi siguen contando los días. “Lo ideal sería que salga una normativa que regule el tema pero, mientras tanto, necesitamos que le den la identidad a Juan Pablo. Faltan dos meses y diez días para que cumpla 8 años: ¿Por qué no hacen ese esfuerzo?”, se despide el papá del niño.
El proyecto de ley de Julio Cobos:
El proyecto de ley de Vanesa Massetani:
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