El video de una joven cuidando a una anciana con Alzheimer a la que abraza y a cambio recibe sonrisas se hizo viral en estos días, aunque fue grabado en 2021. La ternura de por sí que tienen las imágenes, de la mujer llamada Ana que ya no podía hablar, pero era capaz de responder con expresiones de alegría a las demostraciones de afecto de Lourdes, se suma a que un hijo de Ana, Javier, descubrió ese video un año y medio después de que su madre muriera y fuera publicado en la cuenta de la cuidadora.
El video lo había grabado y publicado Lourdes en su cuenta de Instagram como homenaje, tras haber cuidado a la mujer durante siete años y no había podido despedirse. “Nunca dejen de dar amor, nunca dejen de abrazar, nunca dejen de decir te amo. Que es lo único que podemos dar genuina y sinceramente. Adiós Ani. Gracias por quererme como una nieta. Yo te quería como si fueses mi abuela!!!”, publicó.
Emocionado, Javier, al ver otra vez la sonrisa de su madre, subió el video de Lourdes, superando el millón de reproducciones en su cuenta de Twitter: Barba_candado. “Recién hoy me entero de que la chica que cuidó a mi mamá hasta el final, publicó esto al día siguiente de que ya no esté. Que tengan un lindo lunes”, escribió brevemente, cuando las imágenes lo decían todo.
Javier, que es oriundo de La Plata, diseñador y publicista, cuenta la historia de la relación de su madre con la cuidadora que enterneció en las redes. “Lourdes es una chica allegada a mi hermano quien comenzó a cuidar a mi madre en su propia casa, cubriendo a las enfermeras que tal vez un domingo o un feriado no podían concurrir. Le ofrecimos que comenzara a hacer las suplencias”, explica, aclarando que la joven no es enfermera, y que asistió a su madre en los quehaceres cotidianos. “Comenzó haciendo suplencias alrededor del 2013/2014, luego, con el tiempo, se incorporó de forma permanente en el cuidado de mi mamá. Ella -al igual que las otras 2 enfermeras- trabajaban 8 horas cada una cubriendo así para hacer tres turnos, las 24 horas”, precisa.
Cuenta Javier que su madre era médica. Hija de yugoslavos que llegaron a Berisso, la capital del inmigrante, durante la Primera Guerra Mundial. Y que a su padre no llegó a conocerlo, ya que murió cuando ella tenía 2 años. “A los 15 años dejó el colegio para trabajar y ayudar a mi abuela. Retomó los estudios a los 19. A los 21 se recibió de bachiller y comenzó a trabajar en el Registro de las Personas. Tiempo después conoció a mi papá, se casó y comenzó a estudiar Medicina, carrera que debió interrumpir a medida que fue pasando el tiempo para atender a la familia. Tuvo 4 hijos. Se recibió en 1978 con 45 años, un premio al esfuerzo. Y luego siguió trabajando de médica hasta su jubilación”, resume sobre su mamá, quien dijo que era tan fuerte como un roble ante las adversidades.
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Los hijos de Ana siempre pensaron que Lourdes es una chica muy empática y notaban que su mamá siempre estaba muy bien en su compañía. Con la que mejor se ponía cuando la veía, aseguran. “Una persona con Alzheimer te das cuenta en las reacciones qué empatía tiene con la gente que se le acerca y con la que no. Yo siempre pensé que tenía muy buen trato, pero esto realmente me sorprendió. ¿Cómo me enteré de que había subido este video en su momento? En el grupo de familia de mis cuatro hermanos justo, mi sobrina iba a tener familia, el lunes, entonces mi hermano subió ese video del link de Lourdes, como una manera de bendecir, el que esté todo bien con el nacimiento de mi sobrina, porque era mi mamá, por todo lo que significa, como un halo de protección. Y yo no lo había visto. Me quedé recontra sorprendido y lo compartí en Twitter”, manifiesta. Pero quiere dejar algo en claro sobre el video de Lourdes (28). “La heroína de todo esto es ella”, subraya.
Trabajo hoy no le falta a Lourdes, ya que muchos quisieron contactarse con ella para contratarla. Es que después de la muerte de Ana, dejó de cuidar personas y actualmente está dedicada de lleno al deporte, su pasión. Cursa cuarto año del profesorado de educación física, es subcapitana del equipo de La Plata Rugby y es profesora de básquet en dos clubes, el Universitario y Reconquista
La joven es de Verónica, un pueblo cercano a La Plata. Su relación laboral en casa de Ana comenzó porque al instalarse en esa ciudad, en una casa de estudiantes necesitaba ganarse la vida para sostenerse. Así fue como su entrenador de rugby le propuso cuidar a su mamá. ”Yo no me formé para esa actividad. Empecé a cubrir horas, por si alguien no iba a trabajar, pero a medida que fueron pasando los años me tomaron más confianza y empecé a tomar más horas”, explica. Su aprendizaje dice que se lo debe a sus compañeras de tareas y los médicos de Ana.
A Ani, como la llamaba ella cariñosamente, la cuidó desde sus 19 años, allá por 2014, hasta los 26, en 2021, año en que falleció. “A medida que fue pasando el tiempo me fui encariñando mucho con ella y me gustó estar ahí trabajando con ella, cuidándola, compartiendo el día a día”.
Durante el primer año fue cuando más interacción tuvo con Ana. Hablaban, miraban la tele, especialmente los noticieros y leer los diarios, además de salir al jardín a regar las plantas. A mediados de ese año perdió movilidad y de a poco fue perdiendo el habla. “Por la medicación que tomaba para retrasar el Alzheimer, entre otras cosas, dormía mucho, por eso yo grababa videos y se los mandaba a la familia, porque cuando venían por ahí la encontraban durmiendo. Los empecé a grabar para que pudiesen ver que se despertaba, se conectaba y estaba contenta”.
A Lourdes nunca la llamó por su nombre porque cuando la conoció ya le resultaba muy difícil recordar nombres de gente nueva. La llamaba “señorita” y cuando la veía le pedía que se sentara a su lado para que le contara sobre sus estudios y las cosas que hacía. Se interesaba en esos temas en común de la medicina y las lecciones de anatomía que toman los estudiantes del profesorado de educación física. “Por ahí había conceptos o términos que resonaban en su cabeza. También historia era una de las materias que más quería como participar o hablar. Le gustaba mucho cuando estudiaba esas materias”, recuerda.
“Cuando empezó a perder el habla, empezamos a ver que se podía comunicar de otra forma. Por eso empecé a tocarle cerca del lagrimal, que era una forma de reaccionar y poder abrir los ojos. Una forma de conectarnos. Con gestos yo interpretaba lo que ella necesitaba, lo que le molestaba, o le gustaba. A su forma se hacía entender”, recuerda. Por esos tiempos pasaban el tiempo escuchaban mucha música. A Ana le gustaba el tango y también, Sergio Denis. Lourdes dice que nunca dejó de contarle las cosas que hacía.
¿Los abrazos? Dice que le gustaban mucho. “Es más, cuando grabo el video ella ya no podía moverse moverse de la silla, pero antes cuando vos las abrazabas apoyaba la cabeza en tu hombro o te agarraba las manos. Le gustaban mucho los abrazos y me tomó como una nieta, entonces era como un mimo de un familiar”.
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