“A Andrea (Ferreyra) la conocí el 29 de noviembre de 2022 a través de una amiga en común por Facebook. Desde ese día no dejamos de hablar jamás”, resume Javier Duarte sobre el romance que se dio a conocer en los últimos días y que escandalizó a la provincia de Chaco. Él condenado a prisión perpetua por homicidio en ocasión de robo; ella (ahora) una ex empleada del Servicio Penitenciario: desde hace tres meses y medio mantienen una relación “por WhatsApp y video llamadas”, que también alimentan con cartas de amor porque jamás tuvieron contacto físico. Como si fuera poco, acaban de lanzar una canción: ”Juntos hasta el final”.
Oriundo de Resistencia, Chaco, pero criado en la provincia de Córdoba, Duarte tiene 34 años y está en prisión desde los 19. Hasta la semana pasada, el recluso cumplía su condena en la Unidad Penitenciaria VII de Barranqueras, donde fue trasladado en 2015 “por acercamiento familiar”; durante los últimos días, en medio del revuelo por su noviazgo, fue enviado al complejo Penitenciario II de Presidencia Roque Sáenz Peña. Todavía le resta cumplir, según sus cálculos y si la Justicia contempla su “buena conducta”, un año y cuatro meses de condena.
Cuando recibió su solicitud de amistad en Facebook, a fines de 2022, la Cabo Primero Ferreyra no tenía idea de esta situación. “Acepté luego de ver varias veces una foto donde él está con una chomba de color verde manzana: enamoró a mis ojos a simple vista”, confió la ex penitenciaria en diálogo con el portal chaqueño Infoqom. Tiempo después, luego de que ambos oficializaron su relación en la red social, una compañera de trabajo le advirtió que el hombre estaba privado de su libertad. Ferreyra se sorprendió. “Cuando volví a casa le escribí y le pregunté si era verdad porque en su momento no me lo dijo. Ahí me contó todo: fue sincero conmigo. Y bueno, así y todo lo sigo aceptando, lo sigo eligiendo”, explicó ella.
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Duarte dice que se lo ocultó porque tenía miedo a ser rechazado, pero una vez que ella lo supo no podía negárselo. “Ya estaba jugado”, dice desde la cárcel, donde le habilitaron el uso del celular, en comunicación con Infobae. Y agrega: “Desde el principio pegamos buena onda. No me enamoré solo de su belleza, sino de cómo es ella como mujer”.
Mensajes, cartas y llamadas
La primera y única vez que se vieron personalmente fue hace un mes y medio, cuando Duarte solicitó un control de odontología. “Ella estaba de guardia y cruzamos miradas. Me acuerdo que dejé mi celular y cuando lo agarré tenía un montón de mensajes suyos diciéndome cosas re lindas”, recuerda él.
A medida que pasaban los días, cuenta el recluso, la relación se hacía cada vez más intensa: él la llamaba todos los días a las 6.30 para que se levantara para ir a trabajar y ella le hacía llegar cartas de amor con la marca de su labial y su perfume.
“Me acuerdo de la primera carta que recibí: la abracé y sentí que ella estaba a mi lado”, cuenta Duarte y comparte un fragmento de lo que le escribió Ferreyra.
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“(...) Nuestro amor puede mucho más. No importa si tengo que esperarte el tiempo que sea necesario, nada ni nadie va a cambiar lo que siento por vos. Podés esta tranquilo y te doy la seguridad y mi palabra de que te esperaré y que estamos juntos. Te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, mi ‘cordobés’. Mío, mío, mío, solo mío. Soy muy privilegiada al tenerte porque conocía a la persona indicada para mí, lo que tanto anhelaba tener... Nunca olvides que acá estoy para vos (...) Ni el tiempo, ni la distancia, ni una simple reja van a separarme de vos porque te elijo para toda la vida. Te ama tu mujer, tu esposa. Casate conmigo. Por tu amor verdadero, vale la pena esperar (...)”.
Para ese momento, Andrea comenzó a barajar la posibilidad de desvincularse del Servicio Penitenciario chaqueño, donde prestaba funciones desde hacía ocho años. Lo tenía claro: si realmente quería estar con Javier, por el puesto que ocupaba, no lo tenía permitido.
Finalmente, el pasado 27 de febrero la mujer presentó su renuncia. Cinco días más tarde, el 4 de marzo, la ratificó. “La baja de la agente está aprobada. Ahora solo resta que se firme la resolución final que oficializa la renuncia”, confiaron a Infobae fuentes del Servicio Penitenciario de Chaco.
Días después, en entrevista con Infoqom, Ferreyra admitió que su relación con Duarte no fue el único motivo por el que dejó su puesto. “En la fuerza, donde estuve ocho años, pasé muchas situaciones. Estando en la Unidad Penitenciaria VII de Barranqueras, sufrí una abuso de parte de un compañero. Si bien hice la denuncia, eso me afectó mucho. Incluso, varios colegas me criticaban: no querían hablar conmigo porque decían que los iba a denunciar”, contó la mujer.
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Acerca de la denuncia, fuentes judiciales confirmaron a Infobae que data de 2018. Como consecuencia de la misma y por protocolo, Ferreyra fue trasladada al Complejo Penitenciario I de Resistencia. A su compañero, en tanto, le impusieron una orden de restricción de acercamiento.
Una canción de amor
La historia entre la ex penitenciaria y el condenado por homicidio inspiró a uno de los reclusos, amigo de Javier Duarte, a componer una canción. Su nombre es Fabián Soria y fue quien le puso letra y ritmo “Juntos hasta el final”.
El tema arranca así: “No aguanto más esta situación/tienes que entender/a mi trabajo renuncié/por sentir tu piel/sé que mis jefes y gobernantes más la sociedad/jamás podrán entender lo que siento yo por ti”. Y el estribillo dice: “No te preocupes/sigamos juntos, juntos hasta el final/pues el amor no tiene barreras y vamos a llegar/alimentando este nuestro amor/incrementando nuestra pasión/ni una barrera reja frontera/separará esta bella Ilusión”.
“La idea es cantarla entre los tres”, explica Duarte a este medio y sueña con que la canción se vuelva un hit.
Durante su condena, el preso por homicidio terminó el colegio y realizó un terciario como auxiliar en Criminalística. También tomó distintos cursos, entre ellos, de herrería, electricidad y carpintería.
Según él, ahora solo espera que se oficialice la renuncia de Andrea para poder verla personalmente, abrazarla y darse un beso. “Mientras tanto, ella está contenida por mi mamá y mis hermanos. Toda mi familia la re quiere”, dice a este medio.
La ex penitenciaria, por su parte, está en plena búsqueda laboral. “Soy auxiliar de farmacia y hago uñas esculpidas o puedo aprender otro oficio para vivir, pero honestamente y esperando los años que le restan de condena a mi novio, futuro esposo y poder vivir nuestro amor en paz”, sostuvo.
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