El rock después de los Grammy y el elogio a un baterista que a los 80 años sigue golpeando los tambores

Luego de la última edición de los premios a la música, quedó más claro que la cultura joven actual comienza a ser un jeroglífico para los adultos. Además, las nuevas tecnologías que cumplen el sueño de Borges de “La biblioteca de Babel” se cumple con la música. Y la historia de Juan Rodríguez, ex Sui Generis y Polifemo, que no abandona las baquetas

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Rosalía con su Grammy latino
Rosalía con su Grammy latino

Hablaba por teléfono con Daniel Grinbank hace un par de semanas. Él desde Los Angeles donde estaba con Fito Páez esperando una premiación con nuestro galán rosarino ternado, aunque finalmente el premio fue para otro lado.

Comentándome viscisitudes de la noche del galardón, me dijo lo siguiente:

- Mirá Bobby, dieron como 60 premios, para lo único que sirven estas cosas es para saber donde estás parado. El de la terna de Fito lo ganó Rosalía. Y entre los 60 premiados, lo mas cercano a lo que nosotros conocemos como rock fue el que ganó Stewart Copeland, el baterista de Police, que se llevó uno por la banda de sonido de un documental. Los otros 59 se lo llevaron un montón de artistas que no conocemos, que jamás escuchamos y de los que ignoramos todo.

Y pasa exactamente eso, la cultura joven actual comienza a ser un jeroglífico para los adultos.

El rock tal como lo conocíamos está fuera del radar. Estamos todos en otra, otra frecuencia, otra época, lo que quieras, pero nuestros oídos del siglo pasado no son compatibles. Hay que adaptarse o morirse.

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He vivido adaptándome, ni hablar socialmente, o políticamente. Desde lo musical siempre tuve que adaptarme.

Para escuchar nomás, ni hablar de para trabajar.

Desde los primeros vinilos que tuve entre manos, vi pasar el magazine de 8 pistas, el casette, en las radios las Tascam, las Revox con cinta de 1 pulgada, el laser disc, el compact disc, el DAT, el minidisc, en fin, hasta que llegó la computadora y ahi si, otro plan universal en nuestro escritorio.

La música es siempre la misma, eso si, y nuestros oídos también, que eso nunca será suplantado ni que dios arme una banda o grabe un disco.

Nunca dejará de asombrarme que Abbey Road de los Beatles es escuchado con la misma intensidad de la primera vez, en cada una de esas adaptaciones circunstanciales. Los aparatos cambian, las canciones no.

Nunca dejará de asombrarme que Abbey Road de los Beatles es escuchado con la misma intensidad de la primera vez, en cada una de esas adaptaciones circunstanciales. Los aparatos cambian, las canciones no
Nunca dejará de asombrarme que Abbey Road de los Beatles es escuchado con la misma intensidad de la primera vez, en cada una de esas adaptaciones circunstanciales. Los aparatos cambian, las canciones no

Es más, cada vez que cambia la plataforma, mas se cotiza la obra.

Hoy, que un vinilo cuesta lo mismo que una joya, un equipo de audio valvular con parlantes de 8 pulgadas de a par en bafles de cara madera, con amplificador y subwoofer vale mas que una casa en un country me imagino. Y que sensación intransferible la de escuchar en semejante atmósfera sónica “Dark Side of the Moon” por primera vez no?

Hoy.

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Que se escuchan las novedades en un parlante de teléfono.

Lo que si, ahora podés escuchar todo. TODO. Con solo apretar un par de botones tenés desde lo nuevo de los Rolling Stones hasta el primero de Los Pericos en un par de minutos sonando en tu cerebro.

El sueño de Borges en “La Biblioteca de Babel”, una biblioteca que tuviera todos los libros, para nosotros, musicalmente hablando, es realidad.

Por otro lado, toda esta parafernalia digital no serviría para nada si no te disponés a celebrar las bases y los basadores de lo que vino después.

Siempre pienso que una de las diferencias por las que el rock por acá está de capa caída hace muchos años ya, es porque hemos perdido a los mayores y mas ilustrados maestros iniciáticos. Esas piedras sobre las que se fundó nuestro apreciado rock ya no están para ilustrarnos, para alumbrar el camino cuando los chicos se pierden. Y los que quedan no son demasiado confiables digamos.

El rock inglés tiene a los Stones en plena actividad, los que es obvio. Tiene a Paul McCartney divino, divertido y musicalmente brillante como siempre. En Irlanda mismo Van Morrison, que tanto dio de comer a tanta gente, tiene un disco nuevo buenísimo, además de su propio show de radio, como Bob Dylan en USA, que no solo tiene nuevas músicas editadas sino un show en Broadway, como Bruce Springsteen.

El rock inglés tiene a los Stones en plena actividad, los que es obvio. Tiene a Paul McCartney divino, divertido y musicalmente brillante como siempre (REUTERS/Gaelen Morse)
El rock inglés tiene a los Stones en plena actividad, los que es obvio. Tiene a Paul McCartney divino, divertido y musicalmente brillante como siempre (REUTERS/Gaelen Morse)

Por España, Miguel Rios tiene nuevo espectáculo, Victor Manuel, Ana Belén, hasta Joaquín Sabina estará llegando a Buenos Aires pronto me dijeron, todos con obra actual. Más que actual, actualizada.

Los brasileros tienen Caetano Veloso y Roberto Carlos, ojalá que para mucho rato todavía.

Estoy hablando de personas que ya en la década del 60 estaban haciendo lo suyo, todos contemporáneos a muchos artistas valiosos que teníamos nosotros, pero que hoy brillan más por ausencia que por presencia.

Desde mi, esencialmente soy musicalizador de radio. Pero como jamás pude vivir bien con eso solo, aprendí a escribir, a conducir programas y a diseñar equipos de trabajo diario para otros. Asi que por eso muchas veces, más de las que quisiera ciertamente, me veo sentado enfrente de un montón de esos tipos, músicos, artistas, que aprendí a querer y respetar desde mi mas tierna preadolescencia, hasta que los conozco. Ahi el admirado respeto por su obra sigue intacto, lo del cariño podemos hablarlo en privado cuando gusten.

Con un montón pasa esto, con algunos, pocos, no.

Siempre me sale más pronto la lista de los pioneros, fracasados de grandes, que te hablan desde un púlpito como si fuesen Pitágoras con 3 discos de oro, o los que hablan desde el mas miserable resentimiento hacia las nuevas generaciones, porque dicen que no los reconocen como maestros de vida, cuando por ahí han dado lástima ellos mismos muchas veces, con actitudes mas que despreciables artísticamente hablando, olvidables.

Como hay unos, siempre hay otros. Yins y yanes, caras y cecas de la misma moneda.

Siempre adoro cruzarme con esos que siempre fueron alguien importante para la música, no necesariamente muy famosos, pero que estuvieron en todas y de todas salieron ganando. Siempre también desde estas páginas digitales, he hablado de mi debilidad por la visión de lo que sea, de los bateristas. Esos seres humanos que haciendo lo suyo, sentados atras del que canta, son generalmente el pulmón que hace respirar a la banda en vivo. Si todo se desenchufara, digamos, el único que puede sostener el show hasta que se normalice la situación, es el baterista. El que marca 3 para empezar, es el batero. Haber visto tocar de cerca a Charlie Watts, a Elvin Jones, a Pomo Lorenzo, es sentir los latidos del corazón de un grupo mientras están tocando, cada uno en lo suyo.

Siempre también desde estas páginas digitales, he hablado de mi debilidad por la visión de lo que sea, de los bateristas. Esos seres humanos que haciendo lo suyo, sentados atras del que canta, son generalmente el pulmón que hace respirar a la banda en vivo (EFE/ EFE/YOAN VALAT)
Siempre también desde estas páginas digitales, he hablado de mi debilidad por la visión de lo que sea, de los bateristas. Esos seres humanos que haciendo lo suyo, sentados atras del que canta, son generalmente el pulmón que hace respirar a la banda en vivo (EFE/ EFE/YOAN VALAT)

Ver ensayar a Pipi Piazzolla, o escuchar las anécdotas de Nestor Astarita, son placeres divinos.

Por eso, ahora, poder ver a Juan Rodríguez tocando en una banda nueva, me reencuentra con lo mejor que nos ha dado el rock argentino, el valor agregado de su presencia, que es la presencia de muchas páginas de la historia del mejor rock argentino metiendo su groove magistralmente.

Juan cumple 80 años. En un corto racconto de su trayectoria, fue el baterista de Sui Generis desde Confesiones de Invierno, de Pappo´s Blues hasta hoy que está con Los Hombres golpeados, la banda de Sergio Nacif. Asi que no se si es mejor ir de atrás para adelante o al revés para hablar de Juan, y no hay muchos músicos que te ofrezcan esa opción.

Así que me limito a seguir su propio relato:

- Yo empecé tocando el bombo en trío con mi padre y mi hermano en Santiago del Estero donde nací, pero cuando escuché el rock´n roll me decidí por la batería. mi primer trabajo fue con Billy Bond, cuando todavía no se llamaba Billy Bond y firmaba con su verdadero nombre. El se llamaba Giussepe Canterini y cantaba siendo Julio Canterini. No pasó nada pero siempre quedamos amigos.

Fui el baterista de 7ma Brigada, que era una banda beat, tuvimos un par de éxitos, “Juan Camelo”, y “Paco Camorra” que tocamos en una película de Luis Sandrini en 1968. Entonces me llama Billy Bond, para tocar en La pesada que estaba armando. La verdad es que me llamó para que arreglara los pifies de los otros bateristas en la mezcla final. Llevaba la batería armada en un rastrojero. Ahi pasé, digamos, de la música comercial al rock en aquella época, eso se decía. Conocí a David, a Pinchevski, a Kubero, a todos en La Pesada, grabando los discos de Claudio Gabis y Alejandro Medina con La Pesada.

Un dia me dice Billy que me quería presentar a dos pibes que se iban para arriba, Sui Generis. Cuando lo conozco a Charly García me pasa dos temas nuevos para que los ensaye, Mr Jones y Un Hada Un Cisne, dos temas muy distintos, uno en 6x8 y el otro 3x4, los dos buenísimos.

Grabo con ellos Confesiones de Invierno y se me empezaron a encimar los shows de Sui y de 7ma Brigada. Con Sui Generis tocábamos en Club Ducilo y con 7ma Brigada en el salón de los Bomberos de Lanús, llevábamos dos baterías completas, armaban una en cada show y yo salía de uno corriendo para el otro.

Termina Sui Generis con gran éxito, en el Luna Park, también se había separado 7ma Brigada. Entonces nos juntamos con David Lebón y Rinaldo Rafanelli que estaba tocando conmigo el bajo en Sui Generis y nos anotamos en un ciclo en el salón de fiestas del Ritz, en Federico Lacroze y Cabildo. Hicimos algunos temas de David sin nombre todavía, creo que nos llamamos Pie. Tocamos ahi con El Reloj y con Spinetta, todo producido por Jorge Alvarez. De ahi nos bancó el primer disco simple, ya como Polifemo. Grabamos “Sueltate Rock´n Roll” con “Vamos, Tranquila Nena” en el lado B que sonó en todas las radios. Después sacamos “Oye Dios que me has Dado?”, entonces salió el álbum completo de Polifemo, el único.

Hubo furor con el grupo, hacíamos cuatro bailes de carnaval por noche, ahi llamamos a Ciro Fogliatta para que toque el Hammond. Lo loco es que teníamos tantos shows que a mi me seguían armando dos sets de batería. Polifemo terminó muy mal en esos días. Estábamos grabando el segundo disco, un vivo en el Luna park con Pappo de invitado, todo salió horrible. Dartagnan Sarmiento era el productor y todo estaba listo pero fue horrible. Fue el principio del final.

Unos meses después me encuentro con David, que estaba en plan del gurú, eran todos Premi, vegetarianos, naturistas. Se forma entonces Seleste, eran todos premis aunque un dia lo cruzo a David con una pata de pollo en la mano, me sonrió y me dijo que estaba riquísima. Teníamos todo listo para aparecer con la nueva banda, pero una tarde, ahi mismo donde estábamos ensayando con Seleste, David recibe un llamado de Charly desde Brasil, donde le avisaba que estaba con el proyecto Serú Girán. Obviamente David se fue para allá y adiós Seleste.

Volvimos a juntarnos el trío inicial de Polifemo, en 2019. Una noche inolvidable a mas de 40 años del comienzo, trajimos a Rino Rafanelli de San Luis donde estaba radicado, todo salió divino. Ante el entusiasmo ahi nomás se arregló otro show igual para un mes después. pero se murió Rino. Que increíble, en medio de todo ese renacimiento se muere Rino...”-

A sus 80, Juan Rodriguez debería tomarse un par de días para contarte su historia musical completa, que se sostiene aun en parte, por su sala de ensayo legendaria montada en su casa de Palermo
A sus 80, Juan Rodriguez debería tomarse un par de días para contarte su historia musical completa, que se sostiene aun en parte, por su sala de ensayo legendaria montada en su casa de Palermo

A sus 80, Juan Rodriguez debería tomarse un par de días para contarte su historia musical completa, que se sostiene aun en parte, por su sala de ensayo legendaria montada en su casa de siempre en Santa Fe y Carranza, donde el último que llegó fue un mexicano la semana pasada. Viene recomendado por los de Molotov, y fue alumno de Fito de la Parra de Canned Heat.

Para tratar de dar un paneo mas exacto a la envergadura musical de Juan Rodríguez, antes de su encuentro con 7ma brigada y La Pesada del Rock´n Roll, Juan fue el baterista de Los Mentales, cuarteto que apadrinados por Litto Nebbia en el 67 abrían los shows de Los Gatos, llegando a grabar un disco simple inconseguible hoy. De ahi conoce a Ciro Fogliatta por ejemplo.

Mientras estaba en La Pesada mechaba su trabajo acompañando a un principiante, gran compositor, llamado Cacho Castaña. Acompañó a Silvestre en esos exitosos años juveniles llenos de bailes en clubes con 10.000 personas por noche.

En los años de Sui Generis también graba Porsuigieco, fue baterista de Miguel Cantilo, de Botafogo Vilanova. Fundó Kubediaz Trio con Kubero, ahora juntos Kubero y Juan, son, con el ex bajista de Sandra Mihanovich , Celeste Carballo y Javier Martínez, Daniel Saralegui , Los Hombres Golpeados, la llamativa nueva banda de Sergio Nacif, ex Alphonso S´entrega.

Hombres golpeados por la vida, por la sociedad, por el rock. Estos cuatro sujetos, son un prodigio de talento, alegría y longevidad musical, envidiables, inoxidables.

La larga vida del rock.

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