El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y la Policía Federal Argentina (PFA) realizaron esta semana dos operativos en las localidades bonaerenses de Carhué y Trenque Lauquen, en los que se rescataron dos ejemplares de mono carayá (Alluata caraya) que se encontraban en cautiverio.
Los allanamientos, que apuntan contra uno de los eslabones esenciales de la cadena de tráfico ilegal de fauna como lo es el mascotismo ilegal de animales silvestres, fueron ordenados por el Juzgado Federal de Pehuajó, con intervención de la Fiscalía Federal de esa localidad, y llevados a cabo por efectivos del Departamento de Delitos Ambientales de la fuerza de seguridad en conjunto con agentes de la Brigada de Control Ambiental (BCA), que depende de la cartera que dirige Juan Cabandié.
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El primero de los operativos, los cuales se realizaron el pasado martes, fue en un local de comidas de Carhué. Allí, las autoridades secuestraron un mono carayá que estaba dentro de una pequeña jaula, casi sin poder desplazarse y “sin mantenimiento ni mínimas normas higiénico-sanitarias”, detallaron desde Ambiente.
Además, en el comercio gastronómico se hallaron un cráneo con astas de ciervo de los pantanos, otros dos cráneos de ciervo colorado y una taxidermia de yacaré. Todas las piezas se encontraban almacenadas de manera ilegal, ya que los propietarios no contaban la documentación que ampare su legítimo origen.
Horas más tarde, el personal de la PFA y la BCA se dirigió a un domicilio del municipio de Trenque Lauquen, en el que también se secuestró un mono carayá. En este caso, el primate estaba retenido con un arnés de cuero de agarre metálico. Dicho pretal sujetaba y traccionaba su tren posterior, lo que podía causarle una lesión en la columna vertebral.
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Las autoridades subrayaron la peligrosidad de mantener al animal en esa condición: explicaron que “la necesidad de desplazamiento de esta especie arborícola es fundamental para el desarrollo de sus cuatro miembros y su cola prensil que funciona como un quinto miembro, además de facilitar la obtención de hojas para su nutrición”.
En ambos allanamientos, además, se encontraron aves silvestres autóctonas, como ñandú, loros habladores y cotorra argentina, también sin la debida documentación. Estas especies quedaron alojadas en un depósito judicial, tal como recomienda el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) en el marco de la emergencia sanitaria por Influenza Aviar Altamente Patógena (IAAP) que atraviesa el país.
En relación a los trofeos de caza, desde el Ministerio destacaron particularmente al ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomus), el autóctono más grande de Sudamérica. Esta especie se encuentra clasificada como amenazada en la “Categorización de los mamíferos de Argentina según su riesgo de extinción” y fue declarada Monumento Natural, figura de máxima protección legal que la provincia de Buenos Aires otorga a un animal silvestre.
Tras los rescates, los monos carayá fueron trasladados a las instalaciones de un centro de rehabilitación y conservación de primates, ubicado en la ciudad de La Cumbre, provincia de Córdoba, conforme lo ordenado por el juzgado actuante. Allí los ejemplares ya iniciaron el proceso de adaptación a su nuevo hábitat.
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