Desde hace tiempo, la minería es considerada como una actividad altamente masculinizada en la que las mujeres ocupan roles administrativos y relegados del trabajo de campo. Sin embargo, en los últimos años, esa situación empezó a cambiar. En este contexto, la provincia de Santa Cruz fue una de las pioneras en impulsar el trabajo femenino en el sector minero, favoreciendo el crecimiento económico y productivo de la región, y abriendo camino a que muchas mujeres comiencen a tomar un rol protagónico en las operaciones de mina y cuenten con una mayor participación en la manipulación de maquinaria pesada.
Con dedicación y capacitación, las operarias que trabajan en la industria extractiva se atrevieron a romper los moldes y lograron insertarse en un espacio pensado históricamente para los hombres. Melina González, de 41 años, quien trabaja desde hace tres años como explosivista en el Yacimiento Cerro Moro de la empresa Yamana Gold, ubicado a 70 kilómetros hacia el suroeste de la ciudad santacruceña de Puerto Deseado, es testigo de esto: “Siempre quise llegar a la minería. Hoy estoy operando y estoy muy agradecida por eso”.
Melisa recuerda que fue empleada municipal durante 15 años, primero trabajando en el área de prensa y luego en la Secretaría de Desarrollo Social: “Pensé que por mi edad ya era tarde, pero traté de capacitarme, hubo un curso bastante lindo en Jaramillo, brindado por Minera Don Nicolás. Lo aprobé y no pude entrar en minería hasta que se largó un nuevo curso sobre el tema, más completo, sobre lo que era exploración, perforación, explosivos. Y al año me llamaron para decirme que tenía que hacerme los estudios y que entraba para Enaex”.
Enseguida, se realizó los análisis solicitados e ingresó a la empresa, donde se topó con un ámbito laboral distinto. “Para mí fue bastante llamativo porque eran muchos hombres. Eran 25 más o menos y yo era la única mujer. Entonces me sentía como sapo de otro pozo, pero me fui capacitando, mis compañeros y supervisores me fueron enseñando, y nada es imposible”.
“La primera vez que hicimos la inducción, por medio de la gente de Yamana Gold, nos llevaron hasta el nivel 33, y fue la primera vez que entré a un túnel, a un nivel como ese, y pude ver la manera en que se trabaja en la minería, donde vos estás muchos metros bajo tierra”, detalló.
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Para Melisa, la industria minera no es para cualquiera: “A mí me encanta, me apasiona, y cuando ingresé por primera vez me di cuenta que era lo mío. Me di cuenta que me gustaba”.
En tanto, respecto a su crecimiento dentro de la actividad, González contó que fue la primera mujer explosivista en ingresar a la compañía: “Al principio me sentía un poquito incómoda, pero después me fui adaptando. Mis compañeros me fueron enseñando, me fueron ayudando, ellos también colaboraron un montón”.
La labor en la mina
En la actualidad, la mujer oriunda de Santa Cruz se dedica a realizar voladuras subterráneas, una tarea específica que requiere dedicación, capacitación y preparación. “Tenés voladuras a cielo abierto y de subterráneo. Mi labor es de subterránea, así que hacemos voladura carguío y voladura en el área de UG (dominios geometalúrgicos). Nuestro trabajo es ir y cargar los frentes y hacer voladuras en distintos tipos de portales”, relató.
Dentro del Yacimiento Cerro Moro cuentan con varios portales, entre ellos los de Far West, Escondida Central Este, Escondida Central Oeste; West 2 y West 1, y ahora el portal de Zoe, según detalla, junto a otros.
Sus tareas del día a día están centradas en la coordinación de saberes, llevadas adelante por todo su grupo de trabajo, el cual está conformado por seis compañeros y un supervisor, con quienes se preparan todas las mañanas. “Lo primero que hacemos en nuestro obrador en Enaex es tener nuestra charla de cinco minutos con nuestra jefa de seguridad; desayunamos y nuestro supervisor nos dice el plan de trabajo que tenemos durante todo el día, empezamos a preparar los equipos, para hacer los check list, para fijarnos en qué condiciones están los equipos, cada uno de ellos”, explica.
“En esta campaña estoy operando el equipo de levante. Mi trabajo es bajar con este equipo hacia el portal donde vamos a dirigirnos, hacia el frente. Nos vamos hacia un nivel determinado, llego a ese frente y mi tarea específica es, mientras mis compañeros se suben con todos los elementos de seguridad dentro de la jaula del equipo de levante, hacer el traslado hacia arriba para que ellos puedan hacer el carguío en el frente”, contó.
El trabajo con sus compañeros
Acostumbrados a trabajar entre hombres, la llegada de Melisa -hace tres años atrás- resultó una novedad para los trabajadores de la empresa. Sin embargo, la incoporación de una mujer al equipo fue bienvenida por todos. “Tanto para mis compañeros como para mi supervisor fue trabajar por primera vez con una mujer, fue también algo nuevo para ellos, pero la verdad que me sentí muy cómoda, y hoy me siento orgullosa de mí misma por la edad que tengo, y por las cosas que aprendí y voy aprendiendo día a día, porque todos los días se aprende algo nuevo”, expresó la mujer explosivista.
“Mis compañeros son todos de la edad de mi hermano, y hasta algunos tienen la edad de mi hija. Pensé que trabajando acá, de alguna forma mi personalidad tendría que ser de otra manera, y no fue así. Te sentís totalmente cómoda, y sigo siendo acá la Meli que trabajaba en el pueblo. Esto hace que ellos sean como tu familia los catorce días que vos estás acá”, agregó.
Además, debido al tipo de trabajo que realizan, González asegura que comparte una cercanía especial con el resto de los operarios del yacimiento: “Nosotros pasamos navidad juntos. Compartís cumpleaños, malas noticias, compartís todo. Te encontrás con mucha gente conocida, gente del pueblo”.
“Me siento como una minera y una mamá grande, muy orgullosa de lo que estoy haciendo. Gracias a la minería pude lograr muchas cosas en mi vida, por eso siempre hablo con los chicos mucho más jóvenes y les digo que estudien, que se perfeccionen, e intenten y sigan intentando entrar en minería, si es lo que quieren que lo hagan porque nunca es tarde”, finalizó.
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