Luego de haberse instalado casi un mes en la ciudad de Dolores, y tras el veredicto del Tribunal Oral en lo Criminal N°1 que declaró a Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Ayrton Viollaz, Blas Cinalli, Luciano, Lucas y Ciro Pertossi como culpables del asesinato de Fernando Báez Sosa, Silvino y Graciela regresaron a su departamento de dos ambientes ubicado sobre a Avenida Pueyrredón al 1800, en el barrio porteño de Recoleta.
Al bajar del coche, ya en la madrugada del 7 de febrero, el matrimonio se sorprendió. “En la puerta del edificio encontramos rosarios, flores, estampas y varias otras cosas que la gente vino a dejar para Fer”, cuenta Graciela a Infobae, con la emoción aún a flor de piel. Al día siguiente, lo primero que hicieron ella y su marido fue ir al Cementerio de la Chacarita, donde están los restos de su hijo. “Fuimos a pasar un rato con él”, dice.
Este jueves se cumplen 24 días de la condena a los ocho rugbiers y, a los Báez Sosa se les suma otra fecha “movilizante”. Es que, hoy, 2 de marzo, su único hijo (brutalmente asesinado a golpes en la puerta del boliche Le Brique el 18 de enero de 2020, en Villa Gesell) hubiera cumplido 22 años.
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A pesar de las muestras de apoyo y afecto popular, los días posteriores al fallo del TOC N°1 no fueron fáciles para Silvino y Graciela. “Mucha gente me decía que después de la sentencia tendríamos un poco de paz. Y sí, si bien se siente un poquito de paz, nada cambió demasiado porque mi hijo no está y no va a regresar. Hoy Fernando estaría cumpliendo 22 añitos y también tendría que estar cursando el tercer año de Derecho. Pero todo eso quedó trunco. Hoy yo tendría que estar preparando una torta, yendo a comprar gaseosas, pastafrola, medialunas y sándwiches de miga, que era lo que le gustaba a Fer, pero no va a ser así. Hoy iré a visitar a mi hijo a su tumba. Estaré un rato allí y le llevaré algunas flores. Más no puedo hacer porque está muerto”, dice.
Vivir de recuerdos
Desde hace tres años, cada vez que se acerca el 2 de marzo, Graciela Sosa se dedica a hurgar en cajones o en los archivos de su celular y de la computadora. Busca fotos de otros cumpleaños de Fernando —como las que encabezan esta nota y que decidió compartir con Infobae— y rememora los momentos compartidos en familia. También recuerda la última vez que su hijo festejó su cumpleaños con ella y con Silvino, y con sus amigos de la secundaria, en la Plaza “Emilio Mitre”, ubicada a dos cuadras de su departamento.
“Fer quería hacerlo en un salón de fiestas. Buscamos algunos lugares y fuimos a verlos, pero como ninguno lo convenció al final decidió celebrarlo en la plaza cerca de casa. Le preparé una torta, cosas ricas para comer y le llevé todo para allá. Pusimos unas lonas para que pudieran sentarse en el pasto tipo picnic y disfrutar de la tarde. Lo pasaron muy lindo. Yo no me quedé porque a la noche había un segundo festejo en casa con sus compañeros de la primaria. Después de cenar fueron a tomar helado, que es lo que a él más le encantaba“, cuenta Graciela.
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Y sigue: “La verdad es que extraño muchísimo a Fernando. Es muy duro que el día de su cumpleaños no pueda decirle: ‘Feliz cumple, mi amor’, como siempre lo hice. Es muy duro aceptar que solamente podré ir a llevarle una flor al cementerio y volver a casa. Trato de estar de pie igual que Silvino. Somos dos infelices que, a veces, no sabemos qué decirnos. Nos miramos y así pasamos el día”.
Seguir adelante
Este martes, los abogados de los Báez Sosa apelaron la sentencia del TOC N° 1, que condenó a cinco de los rugbiers a perpetua y a los otros tres a 15 años de prisión, y pidieron al Tribunal de Casación bonaerense que Blas Cinalli, Ayrton Viollaz y Lucas Pertossi (sentenciados como “partícipes secundarios”) también recibieran perpetua.
Al tanto de la situación, los Báez Sosa esperan que el Tribunal tome nota de la apelación presentada por sus letrados Fernando Burlando, Fabián y Facundo Améndola y Germán Facio. “Nosotros desde un principio pedimos que fuera ‘perpetua’ para los ocho. Esperamos que la condena pueda revertirse porque todos participaron del asesinato de Fernando. Nosotros estuvimos presentes en el juicio, vimos lo que sucedió y no creemos que haya habido una ‘riña’. Nuestro hijo no tuvo una oportunidad para defenderse: se vio perfectamente cómo los ocho lo golpeaban”, dice Graciela.
La firmeza con la que habla ahora no es la misma que manejó los días que siguieron al debate. Según cuenta, estuvo recluída dos semanas en su departamento y “sin fuerzas para salir de la cama”.
“Hasta que llegó el juicio, todo giraba en torno a pedir ‘Justicia’. Cuando el juicio terminó, y después de haber estado presente en cada audiencia, todo cambió. Todavía no puedo sacarme de la cabeza la imagen del momento en que atacaron a Fernando. Me despierto a altas horas de la noche pensando en eso: me cuesta dormir“, explica.
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Tras retomar sus actividades laborales, Graciela dice que está “un poco mejor” porque eso la ayuda a “no pensar tanto”.
Antes de despedirse, la madre de Fernando anuncia que este jueves a las 19.30 horas, el Colegio Marianista, del que egresó su hijo, hará una pequeña misa para conmemorar su aniversario de nacimiento.
Además de ir al cementerio, estar en Institución que lo formó junto a sus docentes y directivos, será la forma de conectar con él.
“Son muchas las personas que me dicen que ahora Fernando está en un lugar mejor. Es fácil decirlo, pero cuesta mucho entenderlo. Todavía nos seguimos preguntando por qué”.
Las fotos inéditas
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