Cómo es el trabajo de la restauradora que se encarga de proteger los documentos originales de Gardel

Desde que era una niña jugaba con las maquetas de su abuelo, arquitecto de profesión, y los listones de madera en el taller. De grande empezó a reciclar muebles, y pronto dejó de ser un hobby y se convirtió en su trabajo de tiempo completo. Con más de 15 años de trayectoria como ebanista, sigue sumando conocimientos y se está formando en la conservación de bienes culturales

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Mercedes está cursando la Licenciatura en Conservación y Restauración de Bienes Culturales en la UMSA, y formó parte de un grupo de estudio que pudo realizar mediciones y análisis para prevenir el deterioro de la documentación original del ícono del tango

Desde hace más de 15 años Mercedes Labarrere Lafitte se dedica a la ebanistería aplicada a la restauración. Apasionada, paciente y muy talentosa, dedica toda su atención a cada mueble o pieza que llega a su taller en Plaza Irlanda. Aunque los procesos para darle una nueva vida a las antigüedades son largos, ella no pierde el entusiasmo en ningún momento, porque disfruta de cada pequeño avance e incluso se divierte en las jornadas de trabajo cuando la sorprende algún hallazgo insólito. En octubre de 2022 tuvo la oportunidad de realizar la conservación preventiva de los documentos originales de Carlos Gardel, un área en la que se está formando para asumir la tarea de rescatar reliquias de nuestro patrimonio.

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Sus “antes y después” causan admiración en Instagram, donde supera los 38.000 seguidores, pero la mujer detrás de cada proyecto confiesa que le cuesta vencer la timidez para mostrarse en los videos. “Estuve mucho tiempo haciendo esto sin mostrárselo a nadie, y por eso me daba un poco de vergüenza tener redes sociales”, reconoce en diálogo con Infobae. Hace menos de una década decidió abrirse un Facebook y le puso nombre a su atelier: Mawk’a, que significa “antiguo o deslucido por el uso” en quechua.

"La ebanistería aplicada a la restauración me parece sumamente interesante, aporta a lo que hace a nuestra cultura y la idea de recuperar lo patrimonial, no desde el valor monetario en sí, sino desde el el sentimiento que conlleva cada pieza", manifiesta Mercedes
"La ebanistería aplicada a la restauración me parece sumamente interesante, aporta a lo que hace a nuestra cultura y la idea de recuperar lo patrimonial, no desde el valor monetario en sí, sino desde el el sentimiento que conlleva cada pieza", manifiesta Mercedes

Todo empezó cuando era una niña y jugaba con las maquetas de su abuelo, arquitecto de profesión. “El estudió en los años 40′ y 50′, que arquitectura se estudiaba junto con Diseño de Interiores, así que tenía mucho conocimiento y todavía conservo sus bibliografías porque me fue enseñando mucho de un montón de áreas; y como no había AutoCAD cuando yo era chica, él hacía maquetas y yo jugaba con las maderitas balsas”, rememora. Fue su primer gran maestro y la acompañó en muchos momentos de su vida: pudo llevarla al altar el día de su casamiento, y partió hace tan solo cuatro años.

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“Cuando se rompía un llave de luz y él agarraba las herramientas y me mostraba cómo arreglarlo para que yo aprendiera. Siempre su mensaje era que para cada cosa había una solución, que se podía reparar con esfuerzo, y tuve la suerte de disfrutarlo mucho, soy una agradecida de que viviera tanto tiempo y de todos los consejos que me dejó”, reflexiona con emoción. Otra miembro de la familia que ocupa un lugar especial de su corazón es su tío abuelo, Emilio Renart, quien fue pintor, escultor y artista contemporáneo. “Fue un motor bastante importante, porque cuando yo tenía 10 años más o menos íbamos a su casa y era todo un espectáculo porque hacía un montón de cosas con resinas y yo quedaba fascinada”, cuenta.

Mercedes junto a su abuelo el día de su boda: él la entregó en la Iglesia,  y falleció hace cuatro años (Instagram: @mawka.atelier)
Mercedes junto a su abuelo el día de su boda: él la entregó en la Iglesia, y falleció hace cuatro años (Instagram: @mawka.atelier)

No tiene dudas de que haber crecido en un ambiente donde el arte estaba muy presente fue un factor fundamental para que su vocación empezara a aflorar, y que se convirtiese en un camino de ida. “Mi tío quería que mi imaginación volara, y eso para mi fue maravilloso, porque la estimulación durante la infancia es clave, además de haber conocido maestros muy talentosos, que lamentablemente ya no vive ninguno”, expresa. En este sentido, rescata la recomendación de uno de los expertos con los que tomó clases, que le dijo que aprendiera a afilar sus herramientas de trabajo, porque llegaría en un momento en que nadie más que ella podría hacer esa tarea.

La autogestión y la capacidad de resolver problemas sobre la marcha con la creativa búsqueda de soluciones se volvió una necesidad. Los factores que intervienen son varios, y el principal es la falta de información cuando un mueble llega a su taller. “Lo que pasó con el trabajo de ebanistería es que nunca se transmitieron los secretos de los talleres en cuanto a modos de trabajo; siempre se guardó con tanto recelo que cuando yo quiero arreglar algo, no sé qué fue lo que hizo el anterior”, explica. Para sortear este obstáculo Mercedes hace un diagnóstico del objeto, lo revisa una y otra vez en busca de marcas previas para detectar modificaciones que le puedan haber hecho, capas de productos que le aplicaron, herrajes que no coincidan con los originales, y así va reconstruyendo el aspecto original.

De manera artesanal y con más de 15 años de experiencia, despliega todos sus conocimientos en ebanistería aplicada a la restauración para cada encargo que llega al taller

Su objetivo es “conservar el alma del objeto, no afectar su esencia”, y para evitar que otro profesional se enfrente al mismo desafío de redescubrir qué procedimientos previos se realizaron si alguna vez se requiere mantenimiento, hace una ficha técnica de cada trabajo y se la entrega cargada en un QR a sus clientes. “Quiero aportarle a la persona que es dueña de esa pieza toda esa información, qué se hizo, qué materiales se usaron, porque es sumamente importante tener un un registro; sino por ahí vas a aplicar químicos especiales que lo puede llegar a arruinar si no es compatible con lo anterior que se haya hecho”, detalla.

Además de lograr la misión de preservar un mueble y otorgarle una nueva vida por otros 80 a 100 años, se propone también enseñarle al usuario cómo tiene que usarla y le brinda recomendaciones del cuidado para que la restauración resulte productiva. “No tiene sentido que lo vuelvan a poner en el mismo lugar y lo sigan maltratando, por eso les digo qué productos conviene usar, cómo limpiarlo, y lo incluyo en el legajo de cada pieza”, recalca.

Mercedes guarda gran respeto por el estado original de la pieza, investiga su historia, los materiales, y realiza la tapicería cosiendo a mano y evalúa las formas compatibles de intervención, siempre en el menor grado posible para no afectar la esencia del mobiliario

La responsabilidad que la caracteriza hace que su sello personal sea un exigente criterio personal sobre cuándo se requiere intervención y cuándo no. “Si yo veo que hay algo que no sé hacer o no me siento completamente segura de abordarlo, recomiendo al profesional que corresponda, porque lo primordial es la confianza ciega que te están dando para devuelvas algo en condiciones, y siempre hay una historia detrás con valor emocional que también hay que considerar”, revela. La mayoría de los pedidos guardan recuerdos de abuelas, madres o tías, y como los tiempos son largos para recuperar una antigüedad, Mecha se mantiene en contacto periódico con quien le haya realizado el encargo.

“Las cosas que me traen no son para decapar y pintar, no es algo que se arregle en dos semanas. Demora un montón y por eso les voy contando y mostrando cómo va todo; por ejemplo cuando estaba descociendo un sillón encontré un boleto de tranvía de 1900, y le mandé la foto al dueño para que viera el hallazgo; para mí es muy divertido lo que hago y requiere de ponerle todo el amor a cada proyecto”, aclara. Y sentencia: “No se pueden tomar muchos trabajos al mismo tiempo porque es importante estar enfocado en lo que estás haciendo y no sacar por sacar en cantidad, sino en calidad”.

El resultado final de un antiguo mueble de madera, mármol y espejos biselados que logró restaurar por completo
El resultado final de un antiguo mueble de madera, mármol y espejos biselados que logró restaurar por completo

Un hobby que se convirtió en profesión

Mercedes diferencia tres conceptos: “reciclar”, “restaurar” y “conservar”, y aclara que cada una de esas ramas es distinta y requiere de conocimientos específicos. Pese a su trayectoria, aclara que tiene experiencia en las dos primeras, y para abocarse a la tercera actualmente está cursando la Licenciatura en Conservación y Restauración de Bienes Culturales en la UMSA (Universidad del Museo Social Argentino). “La carrera tiene mucha información, no solamente es madera, sino también papel, textil, metales, tiene un poco de todo y eso está muy bueno para complementarlo con lo que aprendí de mobiliario en la tecnicatura en diseño de interiores, y luego estudié Ebanistería en la Escuela Taller del Casco Histórico”, describe.

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La idea de abrir un local al público y ofrecer los servicios fue el último eslabón de una cadena de hechos que la fueron llevando a sentirse lista para dar el siguiente paso. “Yo empecé cirujeando, como le decimos acá a levantar cosas que alguien tiró, las acondicionaba un poco y las pintaba; recién después me interesé en saber qué más se podía hacer, porque si tenía una pata rota no sabía como arreglarla y necesité aprender la estructura y la construcción del mobiliario”, comenta sobre aquellos inicios de lo que parecía un hobby y cada vez ocupaba más tiempo de su vida.

Mercedes guarda gran respeto por el estado original de la pieza, investiga su historia, los materiales, y realiza la tapicería cosiendo a mano y evalúa las formas compatibles de intervención, siempre en el menor grado posible para no afectar la esencia del mobiliario

Me re enganché, aprendí cada vez más, y me di cuenta que no era solo lijar y pintar, sino que tenía que ver qué le está pasando a ese mueble, cómo trabajar la madera, si hay que reparar algo, si tiene deterioro por algún factor, como humedad, calor, temperatura y demás; que restaurar es un proceso mucho más arduo que reciclar, y conservar directamente es otro mundo”, argumenta. “Creo que uno tiene que saber cuáles son sus posibilidades, con qué está trabajando, las herramientas con las que cuenta, el conocimiento que tiene y lo que puede llegar a pasar; por ahora yo me dedico a la ebanistería y cuando termine la carrera me animaré a alguna pieza de conservación”, proyecta.

En octubre último tuvo la oportunidad de un valioso acercamiento a esa otra faceta. Junto a un grupo de estudio pudo realizar la conservación preventiva de la documentación original en papel de Carlos Gardel. “Fuimos al museo que se encuentra en la Casa del Teatro y analizamos el estado de las vitrinas, la cantidad de luces que había en el espacio, el nivel de humedad y temperatura, y un montón más de mediciones que había que corroborar; luego de eso se limpió toda la producción y suciedad que se fue juntando, se chequeó que esté todo en el lugar correcto; si las hojas se están doblando también; y se hizo una limpieza general con unas pinceletas especiales japonesas”, enumera. Atesora esa vivencia y el haber estado en contacto con pertenencias como el pasaporte y la libreta de enrolamiento del ícono del tango.

En el marco de la licenciatura en conservación y restauración de bienes culturales que está estudiando asistió con un grupo de estudio al museo de Carlos Gardel en la Casa del Teatro y realizó la conservación preventiva de documentación original
En el marco de la licenciatura en conservación y restauración de bienes culturales que está estudiando asistió con un grupo de estudio al museo de Carlos Gardel en la Casa del Teatro y realizó la conservación preventiva de documentación original

Se acuerda que cuando se anotó para el curso de Ebanistería -el término hace referencia a un tipo de madera, el ébano, considerada preciosa desde la antigüedad y hace referencia a la carpintería fina especializada- era la única alumna mujer. “Hasta hoy en día, a mis 42 años, la verdad es que muchas colegas mujeres no tengo, y eso se nota en los talleres también, porque fue un mundo de hombres durante muchísimos años y estaban acostumbrados a trabajar solos y a no compartir mucho de su trabajo”, señala. Aún en este siglo cuando acude a ferreterías y madereras para ir en búsqueda de lo que necesita advierte miradas de subestimación, hasta que la escuchan hablar y saben que están frente a alguien que conoce de la materia prima.

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“Las generaciones de ebanistas hoy tienen de 80 para arriba, es decir que muchos ya fallecieron. Nuestros padres querían que estudiáramos alguna otra cosa en vez de un oficio y recién ahora las personas que tenemos entre 30 y 50 estamos haciendo esto, empezando de nuevo con esta profesión”, recalca. Los maestros que le enseñaron ya tenían 40 años de experiencia cuando ella inició, y por eso ella considera que “aún no sabe nada”, por más que le sigan lloviendo elogios por su dedicación.

Ante la falta de difusión de profesiones que se están perdiendo, decidió comenzar otro proyecto en paralelo, un blog para dar a conocer oficios de artesanos, restauración y reciclado, donde relatan crónicas de taller. A través de Instagram -bajo el usuario @cronicasdetaller- comparten no solamente proyectos, sino también aportes teóricos sobre distintos temas, para revalorizar las técnicas y dejar registro. “Es un un viaje de ida a nuestra Cultura, porque hay colegas que están haciendo lo mismo o algo similar y hay muchos perfiles que por ahí no tienen tantos seguidores, pero hacen un trabajo muy bueno”, resalta sobre la plataforma colaborativa que denota también el espíritu solidario de la mujer detrás de las restauraciones.

Detalles que hacen la diferencia: un cajón con el labrado restaurado que revive gracias a la mano de obra de Mercedes
Detalles que hacen la diferencia: un cajón con el labrado restaurado que revive gracias a la mano de obra de Mercedes
El después y el antes (de izq. a der.): realizó destapizado y desarme, consolidación estructural, reintegración de piezas faltantes, encolado, lavado de madera, emparejamiento de tonos, retapizado tradicional con crin vegetal y el siguiente paso sería la tapicería (Instagram: @mawka.atelier)
El después y el antes (de izq. a der.): realizó destapizado y desarme, consolidación estructural, reintegración de piezas faltantes, encolado, lavado de madera, emparejamiento de tonos, retapizado tradicional con crin vegetal y el siguiente paso sería la tapicería (Instagram: @mawka.atelier)

Por esa misma vocación de compartir los saberes que acumuló, Mercedes brinda talleres y seminarios, abiertos a todo aquel que esté interesado en aprender a restaurar. En abril comienzan los cursos regulares, y realiza los anuncios de la convocatoria a través de sus redes sociales. Como complemento a su taller también ofrece algunos productos que fue creando, como masillas artesanales de distintos tonos para cada color de madera, ceras para mármol y ceras para lustre. “Estoy muy contenta y muy agradecida por la posibilidad de hacer algo que me gusta; sé que es lento, pero seguro, y hoy me enfoco en los proyectos que llegan, a la par de enseñar y dar clases sobre cómo llevar a cabo un procedimiento de restauración aplicado a un objeto”, expresa con alegría.

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