Se puede ver en la calle o escuchar en el relato de algunas familias, sin embargo ahora la dura realidad que atraviesa el país quedó retratada en un informe de Unicef: dos de cada tres niños viven en hogares con ingresos insuficientes o carecen de derechos básicos. Así lo remarca el trabajo realizado por el organismo, el cual desnuda que 8,8 millones de la población infantil argentina es pobre. Al respecto, Sebastián Waisgrais, especialista en inclusión social y monitoreo, quien trabajó en el proceso también destacó otro duro punto: “Nos estamos quedando atrás de países limítrofes que avanzaron en la reducción de la pobreza”.
La comparación del especialista refleja cómo el nivel de vida de los más chicos decayó en las últimas décadas: “Lo que sucede es que estos países vienen creciendo. Por cada punto del crecimiento del producto vos sacas 200 mil pibes de la pobreza. Pero Argentina entre 2012 y 2022 creció en promedio el 0,2. Nuestra tasa histórica de crecimiento es 1.9%. Para sacar a gran cantidad de chicos tenes que crecer a las tasas de 2003 o 2004 que crecíamos al 6% o 7%”.
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El informe publicado por Unicef busca generar distintos puntos de vista y no centrarse únicamente en la pobreza monetaria, la cual es del 51% en edades de 0 a 14 años según el último censo realizado. El relevamiento aclara que existe una pobreza asociada a las privaciones de derechos básicos que trascienden las esferas de los ingresos: significa la no satisfacción de necesidades básicas que puede interpretarse como una vulneración de derechos. La educación, la protección social, la vivienda adecuada, el saneamiento básico, el acceso al agua potable, el hábitat seguro son privaciones no monetarias que atraviesan a las zonas carenciadas del país.
Al respecto, Waisgrais destaca cómo se conforma este índice y por qué es importante que sea tomada en cuenta: “Hay una segunda forma de medición que tiene que ver con los chicos y chicas que viven en hogares que tienen privados algún derecho. Este es un segundo universo, esto nos da un 42% de pobreza por derechos. Cuando al menos uno de estos derechos está vulnerado podemos decir que también hay una privación, es un derecho básico para la niñez”.
El especialista en inclusión social resalta la gravedad de la confluencia de estos ‘universos’ cuando se junta la pobreza monetaria con la falta de derechos: “Imaginemos si juntamos estos dos universos, esto es lo que se conoce como pobreza multidimensional, hay chicos que están privados por ingresos pero no por privaciones materiales, otros por privatización por derechos pero no por ingresos, pero hay un conjunto que está privado por ambas situaciones. Cuando sumas todos te da que en su conjunto se dan dos situaciones: hay un 66% de chicos que tiene privaciones materiales, o que tienen privaciones superpuestas por ingresos y derechos. Y el problema más grave es la interacción de estos universos”.
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Sin embargo, hay un dato más grave, crudo y que preocupa al referente de Unicef, y es que la pobreza aún se registra en hogares donde al menos uno de los padres trabaja. “Solo el 34% de los chicos en Argentina tienen sus derechos cumplidos y viven en hogares cuyos ingresos están por arriba de la línea de pobreza. Desde 2016 a 2022 el empleo registrado, protegido, creció un 4%, mientras que el no registrado un 26%. Hoy por hoy no cualquier empleo te saca de la pobreza, solamente uno de calidad, protegido, decente, genera que estos chicos puedan salir de la pobreza. Con lo cual, la característica más compleja que tiene la pobreza en argentina es que el 90% de los chicos viven en hogares donde un papá o mamá están ocupados”, asegura Waisgrais.
El estudio indica que nueve de cada diez niñas y niños en situación de pobreza monetaria pertenecen a hogares que se componen con, al menos, un trabajador.
Unicef desarrolla informes sobre pobreza monetaria y privaciones no monetarias desde 2016. Recoge evidencia, procesa datos, elabora recomendaciones y sugiere hipótesis para expulsar a la pobreza de las infancias.
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