Amenazas, drogas y trata: la triste historia de la joven que vendía contenido hot desde su celda

La vida de Camila, de 22 años, no es un cuento de hadas. A los 13 la obligaban a prostituirse y logró salir de ese infierno para entrar en otro

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Hay días en que Camila se despierta y cree que está en su casa. Pero esa sensación dura instantes. Con resignación, a veces con tristeza, comprueba que está rodeada de cemento y unas rejas la separan del mundo.

En los medios fue presentada como “La tumberita hot” o “Kamilita”, la joven condenada por asesinato que vende contenido hot por celular (fotos y videos) y desde su celda. A través de la plataforma para adultos Only fans, que se puso en auge durante la cuarentena.

¿Qué historia hay detrás de esta joven de 22 años?

“No soy una santa ni una asesina. Lloro lágrimas de sangre por mi hijo, todo lo hago por él”, llora desde un teléfono público del penal en diálogo exclusivo con Infobae, el medio que eligió para dar su versión de los hechos.

Sofía Camila Ibarra Salazar está presa en la prisión de Cacheuta, Mendoza, por el crimen de Marcos Figueroa, de 30 años, quien estaba en un departamento de la calle Patricias Argentinas 743, con tres trabajadoras sexuales. Ocurrió el 31 de mayo de 2020: Camila, según la fiscal Claudia Ríos, hizo de campana con otra mujer mientras dos varones jóvenes iban armados. Figueroa se defendió, alcanzó a uno de ellos, lo tomó del cuello y el otro disparó. Figueroa murió en el lugar.

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Camila conocía el lugar porque había trabajado en ese cabaret a principios de año. Aún no fue a juicio, pero afronta una pena máxima de 15 años.

El primer contacto con ella se realizaba a través de Facebook. “Venta de contenido hot. Info al privado”, escribió junto a la publicación de fotografías en ropa interior. La cuenta ya tiene 5.000 seguidores.

Hasta hace dos semanas, después de conversar con ella, se podía acceder a sus videos e imágenes eróticas a partir de un depósito en una cuenta de Mercado Pago. Vendía a dos mil pesos el “pack” de 20 fotos y a tres mil uno de videos. Además ofrecía un servicio de videollamadas por cuatro mil.

Aunque gran parte de los detenidos y las detenidas suele usar celular, está prohibido en la mayoría de los casos y mucho más para obtener ganancias. El caso de Camila, sin embargo, no contempla un delito. Si lo que han hecho o hacen otros detenidos: secuestros virtuales, estafas, hackeos, amenazas o venta de drogas.

“Vendí contenido, me hago cargo. Lo hice desesperada, por mi hijo y por mi familia. No estafé ni dañé a nadie”, dice Camila.

-¿Te molestó más que te expusieran por vender fotos y videos o que te llamaran asesina?

-Estoy devastada, humillada. Soy puro dolor. Todo me dolió. No soy una asesina. Ni siquiera estuve ahí. Y ese hombre era proxeneta. Yo fui esclavizada por proxenetas. Mi historia es horrible, estoy viva de milagro y me pongo de pie por mi hijo, a los que me juzgan y condenan los pondría en mi lugar, en ese sitio oscuro donde no hay vida, para ver si siguen pensando lo mismo. Yo cuando estaba afuera juzgaba también, hasta que me tocó estar de este lado.

Camila dice que fue reclutada para prostituirse a los 13 años.

-Mi mamá no sabía que estaba en esa, en la calle, con malas compañías. Me buscó por todos lados, pobrecita. Cuando se enteró le dije que tenía que ver el lado bueno...

-¿Y cuál es el lado bueno?

-Que salí viva de ese infierno. Muchas chicas que estaban conmigo desaparecieron o las mataron. Corríamos mucho riesgo. Los fiolos, como les dicen, te secuestraban y te llevaban. Siempre pude escapar, tirarme de un auto, salir por una ventana de un tugurio aunque se quedaran con mis documentos. Quisieron violarme y matarme, pero Dios siempre me cuidó.

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A los 15, cuenta, hubo un hecho que la hundió. Su padre murió de cáncer un mes después de que ella cumpliera años. Su vida cambió para peor porque se perdió en las drogas. “Morí con él, se me vino el mundo abajo”, dice. Consumía pastillas, fumaba marihuana, tomaba cocaína. Era una mezcla que la sacaba del mundo real pero la exponia mucho más al peligro. Al interior, con su adicción, y al exterior: la oscuridad de las calles.

-Me salvó quedar embarazada a las 17 años. Me cambió la vida. No consumí más y pude salir adelante. Pero cuando florecía, volvía a caer: no tenía para los pañales y fui a robar, no a matar a nadie como dicen. Todo se fue de las manos. Pero nadie me daba para los pañales, ni tenía un plan social n inada. Me acusan de asesina y nunca maté a nadie. Y lo que pasó fue en defensa: el chico disparó porque el proxeneta lo agarró del cuello. Lo estaba ahorcando. Era uno o el otro. Fue horrible lo que pasó, pero no tuve nada que ver. Y ahora me juzgan como asesina hot, eso me hunde. Si supieran mi historia, otra persona en mi lugar no aguantaria lo que sigo aguantando. Esta es la verdadera oscuridad, nadie te pregunta si estás bien o estás mal. Estamos en una cárcel y la gente no sabe sabe cómo se vive acá. Llevo un verdadero dolor y donde esté soy madre y mi hijo me enseñó a ser más fuerte y a ser invisible de todo lo malo.

“Es una chica puro corazón. Que se equivocó y pagó. De nena tuvo mala junta, la llevaron por mal camino, pero es inocente. Siempre se preocupó por mí y por mis hijas, somos de bajos recursos. Ama a su hijo y lo que pasó con los medios fue para ella una humillación. Se hace cargo de sus errores, pero no de las injusticias”, dijo a Infobae Violeta Salazar, su madre.

Antes de que trascendiera que vendía contenido hot (le sacaron el celular y la castigaron), Camila iba a tener una audiencia para pedir arresto domiciliario para cuidar a su hijo de cinco años.

-Mi hijo es la luz de mis ojos. Y si sigo en pie es por él. Es la luz de mi camino. El que me da amor. Y el que me da fe. Y mi mamá y mis hermanas, siempre apoyándome. Pueden decir muchas cosas de mí, sé la clase de mujer que soy. Todo lo hice para que mi hijo comiera, y me da bronca cuando le dan domiciliaria a mujeres que mataron a a un hijo para que vaya a su casa a cuidar a otro hijo. No me hago la víctima, hablo con el corazón.

-¿En la cárcel cómo lo tomaron las otras detenidas?

-A mi no me sacaron más. Estoy encerrada. Antes iba a manualidades. Acá me siento sola. Llorás sola. Estás en el olvido. Lo peor es lo que me está pasando, aunque trato de ser libre en prisión. Me duele el alma, me mataron en vida. A veces no quiero seguir, pero pienso en mi hijo y me levanto. Pero esto es muy duro. Solo Dios conoce mi corazón.

Camila pide no seguir y corta. Reza para salir del infierno en el que vive y, esta vez, no volver entrar en otro.

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