La peregrinación nacional “Ni un pibe menos por la droga”, organizada por los curas villeros, llegó hasta Tierra del Fuego y visitó las ciudades de Río Grande, Tolhuin y Ushuaia. Hubo caminatas por los barrios, oraciones en las calles, misas en parroquias y capillas, un fogón en el Hogar Santa Mónica y una bendición especial del cartel de inicio de obras para el futuro Centro San Agustín.
En su andar, la Virgen de Luján suscitó peticiones, canciones, saludos con pañuelos y arrojo de besos al cielo. Además, despertó esperanzas, sorpresas y sonrisas entre los concurrentes durante los 6 días que duró la caminata: del 29 de enero al 3 de febrero.
En el acto que tuvo lugar en el monumento a los veteranos de las Guerra de las Islas Malvinas, en Río Grande, la peregrinación llegó con la Virgen de Luján y sus misioneros. Su imagen fue venerada, honrada, cantada -el Himno Nacional fue parte del repertorio- y rezada por quienes lucharon en Malvinas y sobrevivieron, junto con los integrantes de la Familia Grande de los Hogares de Cristo, los centros de recuperación de adicciones creados por los curas villeros.
Los jóvenes, muchos de los cuales viajaron con sus familias, escucharon con mucha atención el mensaje de uno de los excombatientes que compartió su historia de adicción y su recuperación en el Hogar de Cristo. Y se cumplió lo prometido: el padre Pepe Di Paola entregó banderas y estolas con las inscripciones del Hogar de Cristo para que cuando algunos de estos veteranos puedan volver a las islas las entreguen en la parroquia malvinense al cura párroco local.
El lavado de pies se repitió una y otra vez en las distintas comunidades fueguinas, un gesto de hondo simbolismo, desde la inauguración del primero de estos hogares, hace 15 años, con la presencia del entonces Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergolgio.
El 31 de enero, en tanto, se celebró una misa en homenaje a San Juan Bosco, uno de los inspiradores de la obra de los Hogares de Cristo. “Estamos muy felices de haber llegado en estos días, días de Don Bosco, a este lugar. Es un regalo de Dios que hayamos caído aquí en este tiempo, seguro que es algo de la Providencia. Somos de la Familia Grande del Hogar de Cristo que nació en la Iglesia con la mirada puesta en los jóvenes y en los hermanos que están abandonados, que están, como dice el Papa Francisco, descartados por la sociedad”, dijo el Padre Pepe Di Paola durante su homilía.
Durante la travesía, muchos aprovecharon para expresar su agradecimiento a la Virgen con lágrimas de cariño, rezar rosarios y pedir por la salud de sus familias. También se presentó el libro “Cuerpo a Cuerpo” en el que se narra la historia de los Hogares con la misión de acercar el mensaje de la peregrinación a ámbitos laicos y compartirla con funcionarios municipales y provinciales.
Otra de las misas tuvo lugar en la plaza principal de Ushuaia, con el monumento recordatorio de las islas Malvinas de fondo, al borde del Canal de Beagle. Fue un hito inolvidable e inmensamente emotivo en el andar de la Virgen por la Argentina, que culminará la peregrinación el 11 de marzo en la Basílica de Luján.
Actualmente, el padre Pepe está al frente de los llamados Hogares de Cristo, una red que ya reúne a más de 150 centros barriales en todo el país y está unida en la Federación Familia Grande Hogar de Cristo.
La experiencia, que nació en la Villa 31 de Retiro, se fue replicando en otras localidades del interior. Esto se hizo siguiendo dos ejes, dijo el Padre Pepe: “Un abordaje territorial, dando respuesta en el lugar, no derivando a la persona sino trabajando en comunidad. Y el otro eje es la complejidad, entender que todos pueden aportar”.
“Cada año, los Hogares festejamos nuestro aniversario en marzo en Luján. La madre es en general la primera y la que más se preocupa cuando sus hijos son atrapados por las adicciones. Por eso queremos la presencia de la Madre, de la Virgen María para estos chicos”, explicó Di Paola, de la Pastoral Villera y párroco en el barrio La Cárcova, en José León Suárez.
La función de los hogares de Cristo es “recibir al que no tiene lugar, compartir la mesa, vivir en comunidad, caminar juntos, recibir al chico o chica que viene con una mochila muy pesada, y a su familia, y ayudarlo a ponerse de pie”.
“María nos visita y nos abraza” es otro lema de la peregrinación. Por eso, la réplica de la Virgen de Luján siempre está presente. La bandera con el lema de la peregrinación también. Allí se ven las fotos de algunos de los chicos que ya no están, esos que no se pudieron poner de pie. “La droga es una forma de esclavitud. En un país que se dice independiente, hay una esclavitud por la droga”, advirtió Di Paola.
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