Botas texanas, un sombrero y clases en VHS: la cowgirl que abrió la primera academia de baile country en el país

Cinthya Nadel se crió entre discos de jazz, rock y country con una mamá muy joven. El género western estaba entre sus favoritos y eso determinó que el género musical norteamericano y el baile en línea la conquistaran. Cómo aprendió cuando nadie enseñaba y difundió este movimiento en la Argentina

Cynthia Nadel empezó a enseñar a bailar country cuando nadie lo hacía en la Argentina. Fundó la primera escuela Honky Tonk Stomp.

Desde chica, a Cinthya Nadel (59), la atraparon las películas de vaqueros, del Lejano Oeste como Bonanza y La Familia Ingalls. Cuando era chica jamás hubiese imaginado que se transformaría en una cow girl y abriría la primera academia de baile en línea de la Argentina. Antes de que fundara en 2004, Honky Tonk Stomp, nadie había dado clases y ella tampoco era bailarina.

La música siempre estuvo presente desde su infancia en Barrio Norte. “Mi mamá me llevaba solo 17 años. Era como una hermana. El country me empezó a gustar desde muy temprano porque ella y mi tía escuchaban rock and roll, jazz y mucha música americana, además de folklore y rock nacional. Arrancaron con Creedence, Los Beatles, los Rolling Stones. Pero la música también me llegó muchísimo a través de las series de género western donde se veían fiestas donde la gente bailaba música country”, cuenta la mujer que desde su adolescencia su vestuario consiste en jeans oxfords, remera, cinto y botas texanas. “Cuando tenía 15 años, en el año 78, yo andaba para todos lados con jeans y sombrero. Y cuando conocí la movida country que ya existía acá en la Argentina, hace muy pocos años, pensaba que era la única loca que andaba así por la vida, hasta que en un momento me enteré que había otros muchos locos como yo. Siempre me encantó la estética”.

Tenía 40 años y ya era astróloga, hacía cartas natales (continúa hacíendolas), además de otras actividades como masajes descontracturantes y depilación. Su vida dio un giro cuando fue a un festival de música en San Pedro. “Corría el año 2004, y ya se había hecho uno en el 2003, que había sido el primero. Yo me enteré en el segundo y yo fui con toda la intención de escuchar música country. Era un lugar al aire libre, en un anfiteatro. Y ahí vi unas chicas que bailaban una coreografía muy simple. Todo el festival se bailó como ese pasito entonces. Yo me prendí y volví queriendo aprender más de eso que había visto siempre en las películas”, cuenta Cynthia.

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Cynthia con su infaltable sombrero y camisa a cuadros para encarar la pista de baile

Cuando llegó a la ciudad se encontró con que nadie podría enseñarle. No existían las clases de baile de música country. Por lo que tomó contacto con gente de la movida del country, como Betina Jiménez, quien le prestó un pack de tres cassettes en VHS donde unos profesores norteamericanos enseñaban a bailarlo. “Así que aprendí por mi cuenta y me empecé a juntar con ese grupo”, explica. Betina fue una de las primeras que formó un club de fans de la música country donde no había más de 12 integrantes.

Según la profesora de Honky Tonk Stomp, la movida del baile country había regresado con fuerza en los 80s en Estados Unidos, por una película de John Travolta, llamada Urban Cowboy, donde la trama se da entre muchos pasos de “line dance”. La escenas transcurren en buena parte en unos pubs llamados en Estados Unidos Honky Tonks, que tienen pistas de baile, una gran barra, se presentan bandas y desafía a los verdaderos cowboys con un toro mecánico. A estos pubs le debe el nombre la escuela de Cynthia. “Quienes me dieron los VHS habían vivido allá. Éramos poquitos cuando empezamos. Nos juntábamos los sábados e yo iba explicando lo que aprendía”, recuerda.

La película norteamericana de los años ochentas que generó una movida de baile en línea

El día que le hicieron una nota en un medio de comunicación los encuentros fueron más numerosos. Fue un momento de despegue. Lo que hacían en ese entonces era practicar pasos para bailar cuando tocaban las bandas que seguían. En 2007, en el Festival de San Pedro, que se repite el último fin de semana de septiembre de cada año, una chica le hizo una gran propuesta. Le dijo que podía contactarla para dar clases en el Showcenter que había cerrado y volvía a abrir sus puertas. “Al principio, nos dieron los miércoles, por lo íbamos a dar clase para nosotros solos, porque estábamos siempre solos y resistimos un par de meses. Hasta que nos empezaron a dar el espacio los sábados a la noche y estuvimos hasta el inicio de la pandemia, desde el 2007 hasta el 2020″, resume.

Durante la pandemia continuaron dando clases online. Ni eso los detuvo.

Cynthia con sus joven mamá. Tenía 17 cuando la tuvo y la nutrió de música

A las clases llegan muchos matrimonios. “Y los que vienen solos enseguida forman pareja”, revela. Dice que muchas mujeres empezaron a ir solas porque no hace falta pareja, se baila solo y suelto. Después los hombres se fueron animando a las clases, porque empezaban con pasos simples. Amigos, parejas, iban sumándose.

”La mayoría de la gente tiene 40 para arriba”, cuenta la “vaquera” argentina. Fueron personas de 60, con sus hijos y nietos que crecieron ahí, en medio de una escena de película western. Las clases de su academia se dan actualmente en la Asociación Centro Carballino, en Vicente López, porque el lugar donde estaban, Norcenter, no volvió a habilitar su pista para bailar.

Los fines de semana se baila y durante la semana también hay clases en Honky Tonk. “Es un lugar muy grande, con un patio gigante. Todos los sábados bailamos ahí, al igual que hacíamos en Norcenter. Ahora, durante las vacaciones, no llegamos a 30, pero habitualmente vienen unos 60, que también llegan de otras escuelas porque la nuestra fue la primera.

Con jeans y botas texanas, alumnas de clase de baile en línea de Honky Tonk Stomp

El Country es mi trabajo, pero la astrología también es mi segundo trabajo hoy, Mi principal actividad es el line dance. La escuela que tengo es bastante grande y nos costó mucho recuperarnos después de la pandemia. Una vez que salimos de esto, la gente empezó a manifestar muchas ganas de juntarse, de reunirse, de disfrutar la vida, por lo que enseguida volvimos”, expresa.

En su placard tiene 5 pares de botas texanas en uso que va alternando. Son sus infaltables compañeras de baile. Tiene blancas, marrones, negras de charol, negro con rojo y una con punta de cocodrilo. En cuanto a la ropa, usa mucho el jean, como marca el vestuario de una cowgirl. “A mí me gusta el pantalón de corte Oxford , no chupín, porque no tiene que ir adentro de la bota. Es que soy purista. ¿Alguna vez viste un cowboy con el pantalón por adentro de la bota, no el pantalón va por arriba”, explica con conocimiento. También cuenta que el cinturón es otra pieza destacada del vestuario, además del sobrero. Y que la remera o camisa a cuadros, va por dentro del pantalón. Durante el verano, pasan del pantalón a la mini de jean y texanas cuando va a bailar.

La bailarina de country está separada, actualmente no tiene pareja, y tiene un hijo de 30 años que es productor musical. Su asignatura pendiente es viajar por Estados Unidos en un motorhome. “Me encantaría, la verdad y no solamente por el baile, sino por la música. Yo amo la Argentina, no me iría a vivir a Estados Unidos pero la música que más me gusta es la de ellos. Me gusta mucho el rock and roll, el rock sureño, el country rock, la música country. Yo amo esa música como si en otra vida hubiera nacido allá”, revela.

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