A 26 años del crimen de José Luis Cabezas, sus familiares y colegas realizarán homenajes en diferentes puntos del país para recordarlo. El reportero gráfico fue secuestrado, torturado y asesinado durante la madrugada del 25 de enero de 1997, un año después de tomar la foto que le puso rostro al empresario Alfredo Yabrán, uno de los hombres más poderosos del país por ese entonces.
Los homenajes comenzarán, a partir de las 11, en el monolito frente a la terminal de micros de Pinamar, ubicada sobre avenida Bunge, en el ingreso a la ciudad balnearia. Luego, a las 19, los actos continuarán en la cava localizada en el kilómetro 385 de la ruta provincial 11, a la altura del partido bonaerense de General Madariaga, donde el cuerpo del fotógrafo fue hallado calcinado dentro de un vehículo Ford Fiesta. Allí, se realizará una oración interreligiosa con los mismos oradores que participaron del acto por el tercer aniversario del crimen de Fernando Báez Sosa, el joven asesinado a la salida de un boliche en Villa Gesell.
Por su lado, la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Argra), junto con la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (Fatpren), y el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba), realizarán un acto, a las 11, en la sede ubicada en Venezuela 1433, en el barrio porteño de San Cristóbal.
La muerte de José Luis Cabezas marcó un antes y un después en el periodismo argentino. El reportero gráfico es recordado como el primer trabajador de prensa que murió a raíz de su trabajo en la Revista Noticias desde la vuelta de la democracia en 1983.
Un año antes de su asesinato, le había sacado una foto a Yabrán, propietario de OCA, en una playa de Pinamar. Algo que, según determinó una investigación judicial, el empresario no estaba dispuesto a perdonar. Todo el mundo lo conocía, pero prácticamente nadie había visto su cara antes. “Sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la cabeza”, decía.
El viernes 24 de enero, Cabezas, junto al periodista Gabriel Michi, fueron a cubrir una fiesta que organizaba el empresario Oscar Andreani a la que llegaron en un Ford Fiesta Blanco, el vehículo que la revista les había alquilado para el evento. Para las 4 de la mañana, Michi decidió irse y Cabezas se quedó para sacar algunas fotos más.
Horas más tarde, su cuerpo apareció quemado con alcohol metílico en el interior del auto. El fotógrafo tenía sus manos esposadas y dos proyectiles de un arma calibre 32 alojados en su cavidad craneana. Cuando fue asesinado, tenía 36 años y una pequeña hija.
El primer juicio por el crimen de Cabezas se llevó a cabo en enero del 2000, en el mismo tribunal de Dolores en el que hoy en día se realiza el juicio a los rugbiers por el asesinato de Fernando Báez Sosa.
Por el homicidio del reportero gráfico, la Justicia condenó a prisión perpetua a los policías Gustavo Prellezo (autor material del crimen), Aníbal Luna y Sergio Camaratta, y a los integrantes de la “La Banda de Los Horneros”, entre los que se encuentran José Luis Auge, Horacio Braga, Sergio Gustavo González y Héctor Retana. También, la misma condena fue dictada para Gregorio Ríos, jefe de Seguridad de Yabrán, y el comisario Alberto Gómez, por liberar la zona.
En tanto, el empresario postal nunca sufrió una pena: en mayo de 1998 se suicidó de un escopetazo en una estancia ubicada en la provincia de Entre Ríos, donde se ocultaba de una orden de detención dictada por el juez federal, José Luis Macchi, que lo acusaba de ser el autor intelectual del crimen de Cabezas.
Finalmente, Camaratta murió en prisión en 2015, y dos años después, el resto de los condenados quedaron en libertad.
“Acá no hay justicia para estos crímenes. Después salen porque se portaron bien”, dijo al respecto Gladys, la hermana de José Luis.
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En diálogo con TN, la mujer de 62 años, quien pelea incansablemente para mantener viva la memoria del fotógrafo, se refirió al presente de Prellezo: “Tiene matrícula teniendo una condena y se muestra en las redes como el mejor abogado”.
“Lo fui a buscar en Capital. Él decía que no lo dejábamos trabajar, pero acá matar es gratis. No les tengo miedo, son unos cobardes”, expresó.
El asesinato de Cabezas fue un hecho que conmovió al país entero y que se convirtió en uno de los mayores símbolos de lucha de la prensa argentina por la libertad de expresión. Hoy, en un nuevo aniversario de su muerte, reporteros gráficos y periodistas vuelven a unirse para alzar su voz y seguir pidiendo justicia.
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