El Día Mundial del Abrazo se celebra desde 1986, por iniciativa de Kevin Zaborney, licenciado en Psicología de la Universidad de Michigan y máster en Teología de la Universidad de Boston. El profesional trabajaba a mediados de la década del 80 con jóvenes en el correccional de Boysville, ubicado en Mount Morris, cuando notó que la sociedad estadounidense se avergonzaba al mostrar sus sentimientos en público.
Entonces, Zaborney desarrolló la hipótesis de que realizar gestos de demostración afectiva generaba beneficios para la salud y mejoraba el nivel emocional, físico y espiritual de una persona. Y se puso un objetivo: establecer un día donde se promoviera el dar y recibir abrazos.
Fue el 21 de enero de 1986 cuando Zaborney finalmente logró que la empresa Chase, que realizaba calendarios con los eventos anuales, marcara esta fecha como el Día Nacional de los Abrazos. Si bien la efeméride tuvo, en un principio, carácter local, luego trascendió las fronteras.
“Desde entonces, el National Hugging Day (su nombre en inglés) ha seguido creciendo a nivel internacional (Estados Unidos, Canadá, Brasil, Australia, Reino Unido e Irlanda, Alemania, Georgia, India, Suecia, España, Italia, Francia, Rusia, Sudáfrica, y en 2023 fue promocionado en Shanghái, China, como ejemplos”, dice el sitio oficial de este día, creado por Zaborney.
“El Día del Abrazo se creó principalmente para animar a familiares y amigos a abrazarse a menudo (y de forma consentida)”, explica el sitio web. Además, al momento de establecer el día para su celebración, 21 de enero, se consideró que la fecha se encuentre entre Navidad y San Valentín.
¿Qué es un abrazo y qué genera?
Un abrazo no es solamente el acto físico de rodear a alguien con los brazos, explica la psicóloga Rebeca Gómez en el sitio del Instituto Europeo de Psicología Positiva. “También es una de las formas de expresión emocional que nos permite transmitir nuestro cariño hacia esa persona, lo que lo convierte en una manera silenciosa de demostrar amor o de alguna forma decirle ‘te quiero’.
“Se trata de un gesto que nos acompaña desde que nacemos: durante el primer año de vida estamos predispuestos biológicamente a buscar contacto físico que nos permita garantizar nuestra supervivencia y desarrollar vínculos afectivos”, explica la experta.
En ese sentido, Ciara Molina, licenciada en Psicología de la Universidad de Barcelona, escritora de crecimiento y gestión emocional y autora del libro “Emociones expresadas, emociones superadas”, señala en su sitio web los beneficios que generan los abrazos.
Según la especialista, que cuenta con más de 184 mil seguidores en Instagram, los abrazos reducen la presión arterial, los dolores menstruales y de cabeza; alivian la ansiedad, la depresión y el estrés; ayudan a prevenir el insomnio (por la liberación de hormonas como la serotonina y la dopamina); ayuda a dominar el apetito, al eliminar la sensación de vacío, mejora el sistema inmunológico; potencian las ganas de vivir debido a la liberación de la hormona de la oxitocina, conocida como “hormona del apego”), entre otros múltiples beneficios.
¿Cómo debería ser un abrazo, según los expertos?
Un estudio de la Universidad de Londres difundido por la revista Science en 2021 demostró que los abrazos que duran varios segundos son más placenteros que los de menor duración. La investigación fue liderada por la psicóloga Anna L. Dueren, y tuvo por objetivo evaluar los diferentes abrazos y si podían afectar el estado de ánimo. Para ello, se realizaron dos estudios.
En el primero, los participantes abrazaron a un conocido durante un segundo, cinco y 10 segundos. Los abrazos fueron “con dos estilos diferentes de cruce de brazos e informaron cuán placentero, excitante y bajo control se sentía el toque”, explicaron, y agregaron: “También se les preguntó sobre su estado de ánimo (autoevaluaciones) inmediatamente después, 3 minutos después y 6 después de cada abrazo. En el segundo estudio, se acercó a los participantes en el campus y se les pidió que compartieran un abrazo, siendo el estilo de cruce de brazos la variable dependiente”.
Como resultado, la investigación demostró que “la duración es más importante que el estilo de cruzar los brazos para el placer, la excitación y el control del abrazo”, y los abrazos de un segundo se califican como “menos agradables” que los abrazos de 5 y 10 segundos. “En consecuencia, los abrazos de 1 segundo también resultaron en autoevaluaciones de placer más bajas inmediatamente después del abrazo que los abrazos de 5 y 10 segundos”, señaló el estudio.
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