Los turistas encontraron en la orilla una estructura gelatinosa, con marcas orientadas hacia el centro, de colores anaranjados y marrones que se difuminan con la arena húmeda y las olas. Parecía una criatura extraterrestre. Medía más de cincuenta centímetros de diámetro y superaba el metro de longitud. Los bañistas la miraban con temor y cuidado. La rodearon y le tomaron fotos. Estaba varada en la zona de los Acantilados, en el sur de Mar del Plata, antes de llegar a Chapadmalal. Un especialista llegó y dijo que se trataba de una medusa gigante.
Hubo avistamientos de medusas los últimos días. Pero eran las que se suelen ver en las playas de la costa argentina, de un tamaño mucho más reducido. El experto confirmó que estaba sin vida y que no representaba ningún peligro. La corriente la había depositado en la orilla y quedó al descubierto cuando la marea bajó, allí donde causó asombro entre la gente que pasaba la tarde del domingo en la playa.
Agustín Schiaritti, investigador del Conicet y doctor en Ciencias Biológicas, le dio contexto a esta curiosa aparición. Advirtió, efectivamente, que se trata de una situación infrecuente dado que no es usual encontrar a este ejemplar en las costas de la provincia de Buenos Aires, no así las aguavivas -del tamaño de la palma de una mano- que invaden habitualmente las playas argentinas cada verano.
“Este tipo de medusas de grandes dimensiones es muy común hallarlas en el océano Pacífico, desde Perú hasta Chile y su distribución se extiende por el Atlántico y hasta la Península Valdés”, explicó el especialista en medusas y trabajador del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (Inidep) en diálogo con el portal 0223.
La especie de la medusa gigante se llama Chrysaora Plocamia. Schiaritti sugirió, a su vez, que su presencia está relacionada con el aumento de la temperatura del mar y una corriente cálida que la trajo hasta las costas del sur marplatense. El Gabinete de Oceanografía Física del Inidep informó a principios de año que había registrado en diciembre de 2022 el promedio más alto de ese mes de la última década. La temperatura del agua en la superficie durante diciembre de 2022 promedió los 19,5 °C, más que el promedio de los años anteriores que daba un porcentaje apenas superior a los 19 grados. La tendencia es que durante enero los valores aumenten.
Estos ejemplares no son peligrosos, dice el experto. Apenas si alguien tiene contacto con los tentáculos del animal desde donde emana una especie de veneno puede provocar irritación o alguna ampolla en la piel. Alejandro Puente Tapia, otro investigador del Conicet, recomendó -en diálogo con Radio Brisas- “no rascar la zona, ni usar toalla, ni arena, ni agua común que no sea salada”. Lo más aconsejable, dijo, es utilizar vinagre o acudir a un especialista, aportó que los guardavidas suelen tener un poco de vinagre para estos casos y alertó sobre el uso de agua común que puede activar el veneno y empeorar la afección.
“La medusa está compuesta entre un 90 y 95 por ciento de agua. El resto tiene colágenos, y una consistencia muy gelatinosa. Hay unas partes que parecen tentáculos, pero es el labio por donde capturan el alimento”, detalló y agregó que se alimentan de larvas y huevos de peces: “Comen prácticamente todo lo que está en el agua”.
Explicó que pueden vivir días o hasta cuatro años y que mueren en la orilla cuando la marea baja las olvida en la orilla y se sacan al sol. Contó, a su vez, que este invertebrado marino de cuerpo gelatinoso suele comerse en países asiáticos desde hace miles de años como una especie de entrada en la mesa, y también se consume en México, Costa Rica y Panamá.
Esta aparición de la medusa gigante en las playas de los Acantilados ocurre días después de que se desatara otro fenómeno marino en la bahía de la playa Bristol, en el centro de la ciudad, donde el paisaje se alteró con la presencia de numerosos huevos de caracoles y algas de grandes dimensiones. El fenómeno se denomina popularmente “arribazones”. “Se relacionan con las corrientes marinas y el arrastre de macroalgas ocasionado por fenómenos meteorológicos. Consisten en acumulaciones de algas y otros organismos en las inmediaciones de las playas. Una de las especies que podemos encontrar en las costas durante estos fenómenos son las volutas negras o volutas brasilianas, que es el nombre con el que se conoce a un caracol muy común que habita en la costa de la provincia de Buenos Aires y Uruguay, en la franja submareal y en profundidades de entre 5 y 20 metros”, informó la doctora Laura Schejter, del Programa Ecología Pesquera del Inidep.
Seguir leyendo: