El Mentalista es una serie de televisión, ya terminada, de la que muchos parroquianos fuimos fans por lo menos durante un par de meses. Estoy hablando de hace diez años, el mundo era otro hace diez años. The Mentalist trataba sobre la vida personal de un psíquico, un prestidigitador cerebral que se pasó de vivo en la televisión y después de pagar el karma de la peor manera, decide ayudar a resolver casos criminales a la policía.
Cada tanto aparece en mi televisor algunas noches, tarde, entonces inevitablemente me quedo mirando.
“Me quedaría toda la noche, pero tengo que ir a ver The Mentalist” fue lo último que dijo Willy Crook desde un escenario antes de los bises finales. Fue una noche cálida del 2021 en el teatro Rondeman del Abasto porteño. En plena pandemia. Una temporada absolutamente olvidable para todos. Cuando de verdad nos pasábamos noches enteras mirando series viejas, que nos mostraban un mundo que no sabíamos a ciencia cierta si lo habíamos perdido. Ahora que ya sabemos es otra cosa.
En el mundo pandémico todo estaba cerrado. Pero el Rondeman abrió en cuanto pudo.
Quien me cuenta esto es Ezequiel Losada, Mr. Rondeman, productor todoterreno, otro inquilino del buen gusto, que está al frente del maravilloso proyecto de editar en disco de lujo ese último show de Willy en su sala.
Ignoro mucho más de lo que sé de estos asuntos, así que ni trato de entender las complicaciones con las que se topa quien emprende una obra semejante.
El disco póstumo de Willy Crook, curiosamente más allá de póstumo, el disco de un show bastante avant garde. Willy estaba cambiando de piel otra vez.
Pasaba del soul al bolero con la naturalidad de Messi pisando la pelota en media cancha para poner un pase milimétrico a un compañero que sólo él vio moverse.
Dueño de una garganta que más allá de la arena estaba colmada de playas directamente. Músico amplio, que del saxo pasaba a la guitarra, con buen gusto para componer y un vestuario que acompañaba. Un ser brillante, que tenía sus partes oscuras como todos. Así como su yin brillaba, su yang metía recelo si no estabas preparado.
Ezequiel era su amigo, productor y traductor ideológico. Celebro cada encuentro con Ezequiel Losada más allá de la amistad y los orígenes similares geográficamente hablando que nos unen, porque es un hombre poseedor de un sentido del humor cercano al de nuestro amable parceiro Willy Crook.
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Me comenta como quien no quiere la cosa: ”Durante una pausa en la pandemia comenzamos en el teatro con Willy un ciclo mensual con la premisa de revisitar todos sus discos cronológicamente. Yo había tenido la idea varios años antes, desde ahí que se la comenté y a veces me decía que estaba bien aunque después se arrepentía. Las otras veces que hablábamos de la cuestión directamente no me contestaba.”
Y si, yo pienso que Willy Crook tenía el si fácil y el no difícil.
Sigue Ezequiel: “Esta vez aceptó. Hablamos de invitar a algunos Funky Torinos originales para que se sumaran a esta nueva formación que teníamos. Empezamos con Big Bombo Mama, el primer disco de Willy, a sala llena. Cada vez que nos juntábamos a pergeñar algo, la producción se estrenaba a sala llena, siempre. El show estaba buenísimo, en la primera parte se respetaba el orden del disco, en la segunda parte tocó algunas canciones de sus últimos discos. Sumó algunas perlas como ‘I just wanna stop’ de Gino Vanelli y ‘E se domani’ gran clásico italiano de 1964 que cantaba Mina. Lo recuerdo entre tema y tema pidiéndole al público ‘Dejen propina a las camareras’, o contando anécdotas de su paso por ‘Mundo marido’”.
Muchas veces, pienso yo, de un gran músico consagrado y bendecido, hablan más los covers que elige tocar que las composiciones propias. Digamos que en su mundo compositor, Crook fue de lo más creativo y eficaz desde su hoja de ruta. De la misma manera, los covers que hacía, deconstruyendo Miguel Abuelo hasta Barry White, pasando por Deep Purple o The Gap Band, eran un statement que solo un tipo de su especie podía encarar con éxito.
Ezequiel Losada coincide mientras sigue con su relato: “Al mes siguiente días antes de hacer la segunda presentación, con su segundo disco ‘Funky Torinos’, una nueva restricción por la pandemia nos obligó a suspender. Así que nos quedó este show del 20 de marzo de 2021, fue la última presentación con banda que realizaría y que por suerte grabamos. Después de esto hizo unos recitales solo con la guitarra en Córdoba. La Doctown que lo adoptó como buen hijo del funk, ya conocés la historia...”
La historia de Willy Crook en Córdoba, en la Docta, la Doctown, tiene que ver con su amistad crecida a la distancia con La Mona Jiménez, quien participaba en sus presentaciones y canutamente metía alguna voz escondida en algunos de sus discos. Hasta la hermosa versión de “No me culpes”, bolerazo nacido de la mágica pluma de Willy cantado por el legendario peruano, cordobés por adopción via Mona también, con quién compartió banda y créditos 40 años, Bam Bam Miranda.
Curiosamente fue también la última grabación de Bam Bam Miranda, en una canción que es una joya perdida. Más valiosa que las del Nilo. Y después de esta alegoría que me apareció no dudo que su espíritu persiste en todos quienes lo conocimos a Willy. El hijo de Willy se llama Nilo. Y lo del Nilo me vino de la nada. Juro que no lo pensé antes.
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Me pasa la data Ezequiel. Miro la ficha del disco que está por salir, ojalá, y no evito sonreír imaginándome pinchando la placa en algún lugar cool entre GCU (Gente Como Uno), Landrú Dixit:
“Grabado en vivo durante un recreo de la pandemia. Rondeman Abasto.
A1. Rock Revenge. (Crook)
A2. U Been Good/Billie´s Bounce. (Crook- Wes Montgomery)
A3. Wive & Lovers. (Burt Bacharach)
A4. I Just Wanna Stop. (Gino Vanelli)
A5. Outstanding. (Raymond Calhoun)
B1. If U. (Crook)
B2. Never. (Crook)
B3. My selfed. (Crook)
B4. Eco. (Crook)
B5. Love Is Not Your Way. (Crook)
B6. E se Domani. (Giorgio Calabrese)”
La banda esa noche la integraron Willy en voz, guitarra y saxofón. Johana Del Valle y Aimé Cantilo en guitarra y coros. Esteban Freites al bajo, Juan Cava en batería y el piano de Leonel Duck. Estuvieron invitados Fito Nicolau en saxo y flauta traversa además del guitarrista Fabián Destribats. El disco fue mezclado y editado por Viggo Kay y Eduardo Gómez Bidondo en Loop Espacio Sonoro. Todo curado y producido por Ezequiel Losada para discos Omerta.
Desde mí, no veo la hora, casi literalmente, en que este disco esté sonando en mi bandeja. Tengo copias de algunos temas que vamos probando en mis programas de radio, y la respuesta popular es increíble. No hay programa donde suenen sin generar genuinas expectativas entre quienes están escuchando. Se encargan amorosamente, amablemente, de hacérmelo saber.
A manera de epílogo encuentro un mensaje de Ezequiel: “Willy Crook fue un músico increíble. Compuso hermosas melodías y grandes letras que intentaba ocultar en un slang aprendido en su convivencia con jamaiquinos en Francia y en España. Dejó un legado que seguimos celebrando con sus músicos y sus amigos de siempre. Mientras, seguiremos hablando de él hasta encontrar las palabras. ¡Que Dios reparta suerte!”
Curiosamente otra percepción de que siempre hay algo más grande que nosotros. Ezequiel me decía que no encuentra las palabras para referenciar a Willy Crook.
Mi programa principal de radio se llama Tao, algo de lo que tampoco se encuentran palabras para abarcarlo. El Tao es inexplicable, innombrable, no hay forma de definirlo en su totalidad.
Willy Crook es lo mismo. Ahora, más que antes. Y esperando este disco, pensando... Crook ha muerto, ¡Viva Crook!
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