Cientos de miles de personas pasan por su frente. Runners, ciclistas y familias enteras que usan los Bosques de Palermo para un picnic o una caminata. Nadie sabe bien su origen, ni su pasado. Pasan con indiferencia frente a la casona centenaria. Quizás, algunos turistas con mayor tiempo se detiene algunos minutos y le hace alguna foto con su celular.
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El edificio misterioso está ubicado en el centro de los Bosques de Palermo a muy pocos metros del Jardín Japonés. Y se encuentra en ese lugar desde el momento en que Buenos Aires se empezó a convertir en la urbe que es hoy, hacia la segunda mitad del siglo XIX, cuando ya se había afianzado la idea de nación.
Se trata del Tambito, el chalet que está abandonado y clausurado y que durante décadas albergó a artistas, prostitutas y niños bien de la sociedad porteña en busca de aventura y diversión.
El Tambito, mejorado
Ahora, el centenario edificio comenzó a ser restaurado tanto en su exterior como dentro de sus instalaciones por el Gobierno porteño.
A fines del XIX y comienzos del XX, intérpretes, orquestas y parroquianos recorrían el circuito que pasaba por el restaurante Hansen -ubicado frente al Planetario-, por el Velódromo y el Tambito. “De los tres sólo queda en pie el Tambito, por eso la importancia de salvarlo”, explica Rojas.
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La instalación de El Tambito data de 1877. Es una obra de las denominadas “pintoresquistas” que se hacían en esa época del siglo XIX.
La primera actividad que se desarrolló entre sus m uros fue el expendio de leche al pie de la vaca, a cuyo fin el beneficiario, Vicente L. Casares, debería cercar el lugar, construir un establo y mantener el quiosco y el terreno en perfectas condiciones, incluyendo plantas de ornato.
En esa época muchas lecherías se convirtieron con el tiempo en bares que ofrecían café y alcohol o heladerías, al aprovechar los productos de las vacas que poseían.
Con el tiempo, al expendio de leche se agregaron otros servicios en El Tambito. Así arrancaron con mesas, tragos y orquestas de tango.
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De lechería a tanguería
Así, el lugar era usado para vender leche a quienes paseaban por la zona durante el día. Por la noche todo cambiaba. Se bailaba tango y los visitantes podían escuchar orquestas.
Años después, fue sede de la administración del Parque Tres de Febrero en la década del ‘40 y Casa de la Juventud durante la gestión del radical Facundo Suárez Lastra, con el regreso de la democracia en 1983. Desde el 2001 al 2005 se llamó Casa Joven. Desde entonces, el emblemático chalet sufrió el abandono y la desidia.
La restauración del Tambito llevará unos 7 meses, por lo cual estaría terminado para mayo de este año. Se prevé recuperar la fachada original de la tanguería y conservar la identidad de este edificio de 140 años de antigüedad, enclavado entre los añosos árboles de los Bosques de Palermo, sobre la calle Berro.
“Este edificio, de 140 años de antigüedad, es un tesoro escondido dentro del Parque 3 de Febrero. Estos espacios que tiene la Ciudad hacen a la historia y a la identidad porteña”, explicó Clara Muzzio, ministra de Espacio Público e Higiene Urbana de la Ciudad.
“Es una obra compleja y un gran desafío para quienes trabajamos en la conservación del patrimonio de nuestro espacio público. Vamos a actuar de forma casi artesanal en la reparación de su estructura, renovación de pisos, recuperación de material original y restauración de piezas y elementos ornamentales”.
¿Cómo encontraron los restauradores al edificio del Tambito? Estaba en avanzado estado de abandono, cubierta de humedad. Todas las aberturas estaban cerradas para evitar que intrusos la ocuparan y el techo se encontraba totalmente deteriorado con riesgo de derrumbe. Le quedaban pocas tejas de las originales que se fueron cayendo a lo largo de los años. En tanto, la maleza había invadido gran parte de los salones.
Durante las obras de restauración se colocarán ocho luminarias lineales 100% LED nuevas, se pintarán los 777 m² de superficie interior para proteger el material original y se renovará el piso, tanto exterior como interior.
Para la limpieza general de la fachada se utilizarán una máquina de hidrolavado y otras técnicas (con productos químicos o cepillado manual) para que quede completamente limpia.
Además, se realizará el sellado de las grietas en la estructura y la eliminación de vegetación invasiva y luego recuperarán los sectores del frente que estén inestables para garantizar la seguridad del edificio. El Tambito cuenta con piezas y elementos ornamentales centenarios que serán recuperados.
Pasado y futuro del Tambito
Por ahora, la Ciudad no tiene un destino previsto para El Tambito, una vez que quede restaurado. En algunos proyectos que quedaron truncos, se habló de convertir el chalet en un bar, en un museo del tango y hasta en un espacio cultural perteneciente a la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales). Ninguno de estos planes se concretó. En el render que difundió el gobierno porteño se ven unas mesas en los alrededores de la edificación, lo que indicaría que tendrá alguna función comercial o cultural.
Lo que si se sabe es lo que sucedió hace más de 100 años. En época de apogeo del tango, en El Tambito ocurrió un hecho de sangre que complicó por un tiempo la reputación del lugar. Según narró el músico Antoliano Rojas en una nota de Infobae, en una pelea de patotas entre malevos e hijos de la alta sociedad porteña -”A los hombres les sucede matar”, decía Borges-, fue muerto de una puñalada un joven de “buena” familia: Juan Carlos “Vidalita” Argerich, “argentino, 22 años, soltero”, según la crónica policial.
En el libro Recuerdos del 900, Federico Lastra cita estos versos que remiten a las noches en El Tambito:
Las biabas que habré pegado
en los bailongos de antaño,
como que en mis mozos años
me tenían por pesado.
¡Los burdeles que habré armado
En El Tambo y lo de Tarana!
Cuando me daba la gana
hacía parar la orquesta,
armándose cada gresca,
que terminaba en la cana.
Luego prosiguió Rojas, el agresor fue José “Cielito” Traverso, uno de los dueños del Café O´Rondeman del Abasto, sitio donde solía cantar Carlos Gardel. Fue una típica pelea de hombres de la noche luego de pasarse de copas que derivó en una cuchillada mortal en el vientre de Argerich, en tiempos en que era común llevar el facón en la cintura.
Producto de este incidente, que tuvo lugar en una noche calurosa y estrellada de diciembre de 1901, la autoridad cerró las puertas de El Tambito, que luego sería reabierto, antes de un cierre definitivo y de empezar a padecer el olvido y el consecuente deterioro. En 2014, el músico Antoliano Rojas inició una campaña para salvar al Tambito, como lo refleja esta nota de Infobae de ese momento. Ahora, si se cumplen los planes de obra de la Ciudad, el chalet volverá a brillar en medio del bosque porteño.
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