“El Presidente atenderá los asuntos de Estado, desde Olivos, todo el mes de enero”, informó La Razón del miércoles 2 de enero de 1974, y en la tapa aparece una fotografía de Juan Domingo Perón acompañado por el coronel Carlos Alberto Corral, el teniente coronel Alfredo Sebastián Díaz y el oficial de servicio del Cuerpo de Granaderos a Caballo. Una rápida mirada del vespertino muestra la ceremonia de asunción del general Alberto Numa Laplane como Jefe del Cuerpo I y a Carlos Alberto Reutemann probando su Brabham BT-44 en el autódromo municipal “17 de Octubre”, con la vista puesta en el Gran Premio República Argentina que se correría el 13.
Perón ocupó Olivos luego de casi tres meses de haber asumido como Presidente de la Nación. El clima de inseguridad era tan grande que, como contó su médico Pedro Ramón Cossio, Perón durmió varias semanas con una pistola en su mesa de luz y un arma larga apoyada en la esquina de la habitación de la casa de Gaspar Campos. Sin embargo, a pesar de lo que afirmó el vespertino, el presidente no volvería a la casa de Vicente López. Se instalo en Olivos y no se movería de allí hasta que falleció el 1° de julio de 1974.
Después de conversar con algunos de sus ministros, el Presidente fue al garaje de los patrulleros motociclistas con quienes dialogó. Luego comenzó a recorrer los jardines y se paró frente a un palo borracho, contando que lo había plantado con Evita en su primera presidencia. “El árbol lo sorprendió por su tamaño y robustez”, comento La Razón. Luego, acompañado por su secretario privado, su edecán, el jefe de Destacamento de Granaderos a Caballo, teniente primero Julio Robbio Casares y el jefe de la Casa Militar, coronel Carlos Corral, aprovechó que había una juego de mesa y sillas de jardín, se sentó con sus acompañantes y les relató algunos hechos de sus anteriores mandatos presidenciales. Su actividad matutina terminó a las 12.15, luego de atender al secretario de Informaciones, general (RE) Alberto Morillo.
Para Perón no era un día cualquiera. A las 21.30, por Canal 11, tenía Polémica en el Bar, desde donde lo hacía reír el inolvidable Fidel Pintos. El Presidente venía de pasar largos años observando la televisión de la España franquista, formal, poco ágil, aburrida, y se deslumbró con los programas que emitían los canales privados argentinos.
La violencia política no cejaba en la Argentina: Alejandro Giovenco, jefe del Comando Centro Cóndor del peronismo ortodoxo, ex guardaespaldas del sindicalista asesinado José Ignacio Rucci, fue víctima de un atentado en su casa de Chorroarín 727 y recibió un balazo en una pierna. Salvó su vida gracias a que tenía custodia personal que repelió el ataque. El armero Miguel A. de Bonis continuaba sin aparecer desde que lo secuestró un comando de las FAL (Fuerzas Argentinas de Liberación) el 22 de diciembre y un comando de derecha pretendió incendiar la sede de Cinema Internacional Corporation distribuidora de la película Jesucristo Superstar por considerarla “blasfema”.
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El jueves 3, Felipe Romeo, el director de la revista El Caudillo adherido a la Juventud Peronista de la República Argentina (JPRA) de Julio Yessi, también sufrió un atentado. Quedó herido en una pierna y se responsabilizó del hecho a la Tendencia Revolucionaria “aliada del marxismo”. Sin embargo, la noticia más impactante de esas horas fue la aparición pública de Carlos Altamirano Orrego en La Habana al lado de Fidel Castro, durante los festejos del decimoquinto aniversario de la revolución cubana. Altamirano había sido secretario general del Partido Socialista de Chile y, como tal, uno de los que más radicalizaron a la sociedad trasandina hasta el golpe del martes 11 de septiembre de 1973 que derroco al presidente Salvador Allende. También se encontraba en La Habana, Arnol Kremer (“Luis Mattini”), miembro del Buró Político del PRT-ERP, para mantener un encuentro con Fidel Castro. La esperada entrevista con el comandante Fidel Castro se realizó el 4 de enero de 1974 y duró casi ocho horas. Durante la misma Mattini pidió armas e instrucción militar para armar la Compañía de Monte en Tucumán y Fidel, con sutileza, le dijo que no porque Cuba había establecido relaciones diplomáticas con la Argentina y ello “impedía cualquier forma de apoyo militar a una guerrilla opositora al gobierno”.
A simple vista los dos interlocutores escondieron algo. Mattini no contó que ya para esa época el PRT-ERP planificaba el copamiento de la Guarnición de Azul, buscando armas para su futura Compañía Ramón Rosa Jiménez. Faltaban 15 días para producirse el hecho. Y por el lado de Castro, como era su costumbre, mintió. A pesar de mantener relaciones diplomáticas y de gozar de un crédito blando argentino –crédito que nunca devolvió- que le posibilitó renovar el parque automotor y asirse de otras mercaderías y alimentos, Cuba continuó siendo un lugar de entrenamiento y refugio de cuanto terrorista argentino llegara a la isla.
Como si la naturaleza, molesta, hubiera deseado mandar una señal, un fuerte temporal de viento y agua se abatió sobre el territorio a horas de la festividad de Reyes. La Capital Federal y sus alrededores quedó colapsada, hubo seis muertos y el sistema de El Chocón quedó fuera de servicio tras la caída de siete torres y el gobierno respondió con severas restricciones energéticas.
Los diarios no dejaban de informar que todavía no habían sido liberados los empresarios Douglas Gordon Roberts (Pepsi-Cola), Víctor Samuelson (Esso), Charles Hayer (empresa constructora MacKee Tasca) e Yves Boisset (Peugeot), secuestrados por grupos terroristas, a la que se sumó el copamiento en Rosario de la fábrica de cojinetes Rex por parte de un comando del PRT-ERP y el incendio de los talleres de COGTAL donde se imprimían diarios entre ellos El Mundo propiedad del PRT-ERP.
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Entre el jueves 10 y el lunes 15 el Presidente Perón pronunció tres discursos intentando trazar las líneas del gobierno, fijar directivas. El 10 les habló a los artistas: “Nuestro interés es hacer patria” mediante “una revolución lenta, pero sin pausa”. “No soy partidario de las revoluciones cruentas. No me gusta la pelea. Prefiero el devenir sincero y tranquilo de los cambios”. La crónica de la cena con los artistas relata que, entre los 150 invitados, dieron el presente: Juan Carlos Mareco, Elsa Daniel. Silvio Soldán, Osvaldo Pugliese, Gloria Díaz, Santos Lipesker, Alberto Olmedo, Mario Sapag, Virginia Luque, Julio Marbiz, Carlos Torres Vila e integrantes de varios conjuntos folklóricos “hasta los muchachos de la Porteña Jazz Band.” La respuesta de Montoneros a través de El Descamisado fue un largo artículo critico firmado por su director Dardo Cabo: “Cuba, cómo es el socialismo nacional” o su editorial “¿Pacto social con represión?”.
Al día siguiente,11 de enero, le habló a los empresarios en la residencia presidencial de Olivos: “El país no ha de salvarse por la acción aislada de una persona; ha de salvarse con la acción de todos”. El lunes 14 criticó a sus adversarios y sus hechos: la crisis institucional en Córdoba (que sería intervenida), la violencia, el recelo de algunos diputados oficialistas para con las reformas al Código Penal (para combatir la subversión), las huelgas que buscaban desmedidos aumentos salariales y los embates de la Juventud Peronista de la Tendencia Revolucionaria. Parecían demasiados escollos para una persona que había asumido la Presidencia de la Nación tres meses antes y estaba transitando sus últimos meses de vida.
“La Argentina en el despegue” se titula el artículo del diario Il Popolo, órgano oficial de la gobernante democracia cristiana italiana, que reprodujo Mayoría el sábado 19 de enero en el que se afirma que Perón “ha vuelto al Gobierno como un sabio de la política empeñado especialmente en no repetir ninguno de los errores que se le reprocharon alguna vez, con razón o sin ella: hoy Perón aparece como el hombre de gran equilibrio nacional comprometido en el respeto de las opiniones ajenas y en la convivencia pacífica. Todo esto le ha asegurado a Perón el apoyo y la cooperación de numerosos sectores no peronistas también”.
Ese sábado 19 comenzaba el Festival de Cosquín y por primera vez en 14 años los ganadores serán elegidos por el voto popular. Junto al boleto de entrada, cada espectador recibirá un talón que incluirá un voto. Algunos de los que participarían son ya parte de la leyenda del folklore argentino: Eduardo Falú, Los Fronterizos, Los Huanca Hua, Los de Salta y Ramona Galarza. Por la noche los argentinos que se quedaron en sus casas optaron por Canal 9 y su Alta Comedia, en la que dieron Fedra con la que participación de Nélida Lobato, Víctor Laplace, María de los Ángeles Medrano, Oscar Ferrigno y la presentación de Silvio Soldán. Canal 11, a las 23.30, emitió A la noche Pinky, un programa de músical y periodístico conducido por Lydia Elsa Satragno. Como siempre, a las 0.30, Canal 13 (Canal 2 lo repetía en directo) presentaba su Noticiero relatado por Horacio Galloso. En esos momentos el PRT-ERP estaba atacando la Guarnición Militar de Azul, pero nada salió al aire en esa edición.
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