Es ucraniana y cumplió un sueño: “Gracias a Argentina y a Amnistía, hoy tengo a mi hija y mi nieta conmigo”

En marzo, Alla Shaforostova pedía ayuda de manera desesperada para comprar los pasajes de avión para Larissa y Sofia, quienes escapaban de los bombardeos rusos. Nueve meses después, la situación es otra: con la ayuda de la Cancillería y la ONG internacional ya están con ella en nuestro país. “La espera se hizo larga, pero valió la pena”, afirma

Alla Shaforostova disfruta en compañía de sus nietos. (Foto Tomás Ramírez Labrousse/Amnistía Internacional)

Hace nueve meses, cuando Infobae dialogó con Alla Shaforostova por primera vez, su voz denotaba angustia y desesperación. No es para menos, ya que en ese entonces su hija Larissa y su nieta Sofia escapaban de los bombardeos rusos en Ucrania sin comida ni dinero. Su dramática situación llegó a los medios de comunicación y a organizaciones de derechos humanos. Así el caso tomó notoriedad y, gracias al trabajo en conjunto del gobierno argentino, Amnistía Internacional, la Cruz Roja y un grupo de gente solidaria, Alla pudo conseguir el dinero que necesitaba para comprar los pasajes de avión y traer a su hija y su nieta de cuatro años a Buenos Aires.

Hoy, sobre el cierre de un año triste para su amada Ucrania, Alla al menos disfruta de poder pasar las fiestas con su familia, algo que en marzo creyó que no sucedería. “Tenía miedo de no poder compartir la Navidad con mis seres queridos”, cuenta en dialogó con Infobae, con otro tono de voz y con la tranquilidad de que Larissa y Sofía están en casa con ella.

- ¿Cómo pasaron la Navidad?

- Muy bien, nos juntamos con toda la familia en la casa de Hanna, mi hija menor que se quedó conmigo en Argentina. Ella tiene dos hijos. Hubo un montón de regalitos, así que los chicos estaban felices.

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Larissa trabaja como niñera en la casa de una familia rusa. (Foto Tomás Ramírez Labrousse/Amnistía Internacional)

- ¿Cómo fue el reencuentro con Larissa y Sofia?

- Hermoso, muy emotivo. La espera se hizo larga, pero valió la pena. Llegaron en mayo, después de 50 horas de viaje. Desde Ucrania escaparon a Rumania y pudieron salir desde allá con el apoyo de la Cruz Roja y Amnistía Internacional. Hicieron Bucarest-París-Santiago de Chile-Buenos Aires. Illia, el hermano del marido de Larissa, también vino con ellas.

- ¿Cómo están ellas ahora?

- Están bien. Apenas llegó, la nena estaba muy mal. Se escondía de cualquier tipo de ruido. Lloraba mucho y buscaba que la abracen todo el tiempo. Ahora está mejor, va a un colegio público, habla castellano y tiene amigos. Está muy tranquila y le tiene confianza a la gente. Larissa también está bien. Trabaja como niñera en la casa de una familia rusa. No habla español, pero está aprendiendo de a poquito.

Sofia, la pequeña de cuatro años. (Foto Tomás Ramírez Labrousse/Amnistía Internacional)

- ¿Cómo imaginás que va a seguir el conflicto entre Ucrania y Rusia?

- Yo creo que la guerra va a seguir un tiempo más. Está todo muy complicado, no hay luz, no hay calefacción y hace mucho frío. Siguen los bombardeos y no hay diálogo. Todos están muy agotados. El mundo ya se acostumbró a la guerra, pero la gente en Ucrania no.

- ¿Seguís en contacto con tus seres queridos de allá?

- Si, tengo muchas amigas y familiares. Hablo con ellos y me cuentan que no están bien. Los chicos no pueden asistir al colegio. Estudian desde casa solo cuando tienen internet y electricidad. El marido de Larissa sigue allá pero no está combatiendo. No puede venir para acá porque es mayor de 18 y se tiene que quedar por si lo llaman.

- ¿Te sentiste acompañada en Argentina cuando Larissa y Sofia estaban en Ucrania?

- Estoy muy agradecida con Argentina. Mi hija y mi nieta fueron a la Embajada de Ucrania en Rumania y nadie las ayudó. Les dijeron que se arreglen solas. Después fueron a la Embajada de Argentina en Rumania y ahí sí las recibieron bien. Las apoyaron en todo. También nos ayudaron mucho Amnistía Internacional y la Cruz Roja con todos los papeles y los trámites. Otras personas nos dieron una mano con transferencias de dinero para comprar los pasajes. Y en Argentina les dieron el DNI a las tres semanas de haber llegado. Acá siempre me brindaron palabras que me tranquilizaban. Hicieron mucho esfuerzo para acelerar el proceso. Gracias al pueblo argentino y a Amnistía Internacional, yo pude traer de vuelta a mi hija y a mi nieta.

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Alla Shaforostova volvió a ser feliz. (Foto Tomás Ramírez Labrousse/Amnistía Internacional)

- ¿Creés que la gente en Argentina entiende lo que está pasando en Ucrania?

- Yo creo que sí. En el colegio de los chicos siempre nos preguntan. Les explicamos lo que sabemos y lo que podemos porque no estamos ahí y es muy difícil contarlo a la distancia. Las noticias acá son más suaves, no cuentan cómo es la realidad. La realidad es más dura. Igualmente todos me tratan de ayudar, de acompañar y de apoyar. La gente está muy cerca mío.

El rol de Amnistía Internacional

En Argentina, Amnistía Internacional trabaja en colaboración con la Red de Apoyo Patrocinio Comunitario, un conjunto de organizaciones que tiene como objetivo intercambiar experiencias, orientar y brindar información a personas que deseen colaborar en el proceso de integración de los refugiados que recién llegan al país, como Larissa y Sofia.

“Nos enorgullece poder colaborar en cumplir el deseo de Larissa y su familia de venir a Argentina a reunirse con su mamá. Gracias a una red de contención de personas solidarias logramos que hoy estén en un lugar seguro. Sabemos que es todo nuevo para ellos, pero nos da mucha ilusión que puedan pensar en un futuro, en un proyecto de vida juntos”, dijo Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina.

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