Gérard Depardieu supo ser, sin dudas, uno de los actores internacionalmente más prestigiosos del mundo. Su papel en Cyrano de Bergerac lo lanzó a la fama mundial pero desde hace más de una década el francés, que hoy cumple 74 años, ocupa los titulares mayormente por graves acusaciones -abusos sexuales, entre ellas- que por su don de actor. Una vida que parece calcada de las películas dramáticas.
Un sobreviviente de la pobreza
Gérard Xavier Marcel Depardieu nació el 27 de diciembre de 1948 en Chateauroux, Francia. Fue el tercero de seis hijos de una familia humilde. Gérard creció en la pobreza junto a sus padres, René y Anne, una ama de casa. Después de dejar la escuela a los 13 años, trabajó en una imprenta, también se involucró en la venta de bienes robados y fue puesto en libertad condicional.
Prácticamente analfabeto y tartamudo, durante su infancia y adolescencia se dedicó a la delincuencia, como por ejemplo al contrabando de todo tipo (cigarrillos, alcohol) dada la cercanía de la base aérea estadounidense en Chateauroux-Deols. También fue guardaespaldas de las prostitutas que bajan de París los fines de semana y practicó boxeo ilegal.
A los 16 años Depardieu se fue de Chateauroux a París. Perdió la habilidad para hablar durante dos años y un logopeda le sugirió que tomase clases de teatro. Allí comenzó a actuar en el histórico teatro de comedia Café de la Gare, junto a Patrick Dewaere, Romain Bouteille, Coluche, Sotha y Miou-Miou.
En 1968, cuando su mejor amigo Jacky murió en un accidente de coche, con 20 años, Depardieu decidió cambiar su destino. Fue exento del servicio militar por un psiquiatra que le diagnosticó hiperemotividad patológica. Entonces, estudió baile con el prestigioso director teatral Jean-Laurent Cochet.
El primer papel cinematográfico que llamó la atención de Gérard Depardieu fue el de Jean-Claude, en la comedia Les valseuses, de Bertrand Blier, en 1974. Otros roles destacados incluyen un protagónico en Novecento, de Bernardo Bertolucci, en 1976; y su actuación en El último metro, de François Truffaut, película que protagonizó junto a Catherine Deneuve, la cual le valió su primer Premio César al mejor actor.
Figura mundial
El perfil internacional de Depardieu se elevó como resultado de su adaptación de un granjero jorobado y condenado, en la película Jean de Florette y Manon des Sources (1986), aunque la atención del público explotó por su papel protagónico en Cyrano de Bergerac (1990), por el que ganó su segundo Premio César en el Festival de Cine de Cannes, y recibió una nominación al Oscar.
Luego, Depardieu co-protagonizó la comedia romántica Green Card (1991), con la que ganó un Globo de Oro. Desde entonces ha tenido otras interpretaciones en inglés, incluyendo, 1492: La conquista del paraíso (1992), de Ridley Scott, donde hizo de Cristóbal Colón; Hamlet (1996), de Kenneth Branagh; y Life of Pi (2012), de Ang Lee.
Además interpretó a Obélix en las cuatro películas de acción Astérix, en las que se dice que descubrió a la actriz Melanie Laurent, cuando ella tenía 14 años.
Hijos extramatrimoniales y relaciones cruzadas
El 19 de febrero de 1971, Gérard Depardieu se casó con Élisabeth Guignot, una actriz francesa con quien tuvo dos hijos: Guillaume y Julie, ambos actores. Guignot apareció en 1986 en Jean de Florette, película que protagonizó el actor.
El 28 de enero de 1992, estando separado de Guignot, Depardieu tuvo a su tercera hija Roxanne, producto de un romance con la modelo senegalesa Karine Silla. Roxanne siempre ha sido uno de los miembros más discretos del famoso clan francés, al haber optado por mantenerse alejada de las cámaras a diferencia de sus dos hermanastros mayores, Guillaume y Julie, ambos intérpretes como su famoso padre.
Recién en 1996 Gérard Depardieu se divorció de Élisabeth Guignot, cuando comenzó una relación con la actriz Carole Bouquet, quien fue su pareja de 1997 a 2005.
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Al terminar la relación con Bouquet, el 14 de julio de 2006, tuvo a su cuarto hijo, Jean, con la franco camboyana Hélène Bizot. Aunque desde 2005, Gérard Depardieu vive con Clémentine Igou, una ex estudiante de literatura de la Universidad de Harvard y directora de marketing de una bodega en la Toscana.
La peor de las tragedias
Guillaume Depardieu, el hijo del actor nacido el 7 de abril de 1971, vivió una difícil vida. Su padre brillaba por su ausencia y creció viendo sus problemas con el alcohol. De niño se entusiasmó por la actuación así que imitaba los papeles de su padre. Pero Gérard nunca lo tomó en cuenta.
Luego de que Guillaume cayera en la cárcel con 17 años, Gérard tuvo la oportunidad de darle amor pero reincidió cinco años después. Entonces padre e hijo conversaron por primera vez, y Gérard se enteró del terrible secreto: Guillaume había vendido su cuerpo por dinero. Al parecer, el joven Depardieu sufrió un ataque de rebeldía, conoció a las personas equivocadas, robó y dañó a personas inocentes. Los excesos también se apoderaron de su vida pero tras su segundo arresto quiso cambiar y, habiendo actuado en una película, vio un camino que le permitiría ser libre por sí mismo.
Llegó a la gran pantalla y se sintió cómodo, su vida daba un giro con o sin su padre, sin embargo para Guillaume no todo sería color de rosas. En 1995, tras un grave accidente de motocicleta se fracturó una rodilla que no sólo acabó con su estado físico sino con su templanza mental. En el hospital adquirió una infección por la bacteria Staphylococcus aureus, lo que obligó a la amputación de la pierna dañada, en 2003.
El encierro y las medicinas lo cambiaron. Ya no sentía nada, aunque su deseo por actuar continuaba. Tras su recuperación volvió a las películas a la par que intentaba hacer las paces con su padre, algo que nunca ocurrió.
Se mantuvo activo durante algunos años más hasta que el 13 de octubre de 2008, el primogénito de Depardieu, murió de una neumonía a la edad de 37 años, dejando sin padre a su hija Louise, en ese entonces de siete años, quien luego de doce años de la trágica muerte de su padre, también quedó huérfana de madre.
Muy presente en las redes sociales, la joven nieta de Gérard Depardieu ha hablado también del peso del apellido: “No necesariamente porque tengas un nombre significa que el destino esté trazado para ti. Somos libres de elegir, eso es lo que pienso. De ti depende decidir lo que quieres hacer con tu vida, cómo quieres vivirla”.
La relación de Gérard con su hijo Guillaume era tan mala que el joven Depardieu había sido acusado de apuntar con una pistola a su padre en 2003. Guillaume murió sin reconciliarse con su padre, al que describió como egoísta y violento.
Guillaume llegó a estar en prisión durante tres años por importación y tráfico de heroína, algo que, según su padre, le empujó a una profunda depresión de la que no se habría recuperado nunca. Gérard aseguró en una entrevista con Paris Match: “Mataron a mi hijo por dos gramos de heroína. (...) Hay una jueza, una mujer mayor, que quería hundir a los Depardieu. Es una jueza de Versalles que me quiso hundir a través de mi hijo. Si hubiese podido, me hubiese puesto a mí las esposas”.
Ciudadano ruso y amigo de Putín
Gérard Depardieu se afincó en el pueblo belga de Néchin a un kilómetro de la frontera con Francia, hecho que generó una agria controversia entre aquellos que lo apoyaban y sus detractores entre los que se encontraban incluso representantes del gobierno francés como el primer ministro Ayrault. En respuesta, Gérard Depardieu entregó su pasaporte y su tarjeta de la seguridad social.
Así, a finales de 2012, Depardieu anunció su exilio en protesta por los elevados impuestos que debe pagar en su país natal. El 3 de enero de 2013, el presidente Vladímir Putin le otorgó la ciudadanía rusa al haber trasladado su residencia habitual a Saransk, capital de la república de Mordovia, Rusia, lo que representó un paso más en su lucha contra el impuesto del 75 por ciento a las personas más adineradas, establecido por el entonces presidente francés, François Hollande.
Al actor le gusta calificar a su nueva nación, Rusia, como una “gran democracia” a pesar del excesivo control, censura y de la larga permanencia en el poder del primer mandatario. Además, llama a Vladimir Putin como un gran amigo. Aunque, en una de sus últimas apariciones públicas se posicionó con respecto a la invasión rusa a Ucrania. “Rusia y Ucrania siempre fueron países hermanos. Estoy en contra de esta guerra fratricida. Les digo: ‘¡detengan las armas y negocien!’”, declaró en una declaración a la agencia francesa AFP.
Investigado por violación
En agosto de 2018 Depardieu fue acusado de agresión sexual y violación por una actriz y bailarina de 22 años, según publicó entonces el diario Le Parisien. La mujer informó haber sido víctima de dos violaciones y agresiones sexuales por parte del actor, en su domicilio parisino durante las sesiones de ensayo. La actriz, en ese momento no identificada, hizo su declaración en la policía de Lambesc, sur de Francia, luego de lo cual el caso pasó a los fiscales de la capital francesa.
Depardieu negó desde el primer momento las acusaciones, desmintiendo “categóricamente toda agresión sexual y violación” y mostró su disposición para cooperar “con la investigación y responder a las preguntas”. Consecuentemente, en junio de 2019 los cargos se retiraron después de una investigación policial de nueve meses.
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La denunciante entonces reveló su identidad en Twitter. “Ha pasado un año desde que fue acusado. Él trabaja mientras yo paso mi tiempo sobreviviendo”, escribió Charlotte Arnould, la denunciante de Depardieu. Y siguió: “Esta vida se me escapa desde hace tres años y quiero vivir sin negarme a mí misma. Esta declaración puede suponer un gran choque en mi vida, no gano nada, salvo la esperanza de recuperar mi integridad”. A mediados de agosto del 2020 logró que se reanudara la investigación.
En febrero de 2021 se dio a conocer que las autoridades francesas habían vuelto a acusar a Depardieu de violación. Finalmente, a principios de 2022, la justicia parisina confirmó la imputación contra él por la violación y agresión sexual a la actriz Charlotte Arnould. Ella tenía en ese momento tenía 22 años y el actor casi 70.
Un archivo que lo condena
A Gérard Depardieu no le ayudan las declaraciones que hizo hace algunos años a la revista Film Comment sobre su tumultuosa adolescencia en Châteauroux, donde afirmó que a sus nueve años participó en su primera violación animado por un amigo. “Una cosa lleva a la otra, ¡y listo! (...) Era lo normal. Después de eso, tuve muchas violaciones, demasiadas para contarlas”, revelaba en un artículo publicado en 1978. “Las niñas querían ser violadas. Bueno, en realidad no se trata de una violación. Es sólo una historia sobre una chica que se mete en una situación que le gusta”, continuaba el actor.
Otros de sus polémicos comportamientos salieron a la luz el 16 de agosto de 2011, Depardieu orinó en una botella mientras estaba a bordo de un vuelo de City Jet con destino a Dublin mientras rodaba en París. El incidente se atribuyó a una incontinencia urinaria provocada por un problema de próstata con el asistente de vuelo que no le permitió levantarse de su asiento para ir al baño porque el avión ya estaba en movimiento. “No soy un monstruo. Sólo soy un hombre que quiere orinar”, le dijo a la CNN después de que trascendiera la noticia. Además, en agosto del 2012 fue acusado de agresión por golpear a un automovilista en París.
A finales de 2013, Julie Depardieu, su hija mayor, le advirtió que su vida disipada acabaría con él antes de cumplir los 70. “Ya verás, no envejecerá. En cinco años, ya no está”, dijo Julie. Pero el 27 de diciembre de 2018, Gérard Depardieu demostró que se equivocaba con una fiesta de aniversario que hizo honor a sus excesos. Vino, mujeres y escándalos han ido creando al “monstruo” como le gusta calificarse a sí mismo: eterno crápula, ladrón, becario de panadero, actor extraordinario y multimillonario hombre de negocios.
Su ex Carole Bouquet dio la que quizá sea la mejor definición del actor: “Sólo tienes que mirar a Gérard físicamente para entender ciertos aspectos de su carácter. Hay hombres que son ogros. Sus apetitos raramente son satisfechos. La vida no les satisface”. El monstruo sigue ahí, igual de voraz.
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