Mandatos sociales. Imposiciones culturales. Costumbres ancestrales. Tradiciones de la sociedad.... Barreras. Durante años la idea de familia estuvo compuesto por la madre amorosa y cariñosa que permanecía en el hogar junto a sus hijos, mientras que el padre ocupaba el rol de proveedor y era el responsable de imponer los límites. Pero eso cambió.
No sólo dentro del formato tradicional, la diversidad rompió con las fronteras que estructuraban al grupo familiar y marcó una nueva era en la que los niños pueden tener dos padres, dos madres, un papá soltero, una mamá soltera o distintas formas de vínculos.
Hace unos días, Lionel Scaloni improvisó de forma espontánea una muestra de lo que es la paternidad. Cuando la selección argentina eliminó por penales a Países Bajos y el entrenador abrazó a su hijo Ian en un llanto compartido por la emoción, y la imagen se convirtió en un fenómeno viral de las redes sociales. Esa muestra de afecto que cautivó al planeta representó de manera inconsciente la expresión del amor más profundo y sincero que un padre puede sentir hacia su hijo. Sin embargo, en la actualidad todavía hay temas tabú por resolver relacionados a la paternidad. Entonces, ser padre: ¿se nace o se hace?
Matías Criado es psicólogo especialista en género y masculinidad, pero aclara que a título personal también incorpora en su presentación que es papá de Cata y Juli, quienes le han permitido repensar su función en la sociedad sin tomar los modelos externos apoyándose en los sentimientos internos que fue percibiendo desde el nacimiento de sus hijas.
El destino lo llevó a conocer a Diego Pins. Su trabajo con adolescentes fue el combustible que le permitió sumergirse en counseling, una profesión de ayuda que acompaña a las personas que no tienen ninguna patología en momentos de crisis vitales como la paternidad. Su deseo de ser papá también fue un impulso extravagante en su vida, al punto de comenzar a comprar cosas para su futuro hijo cuando todavía su pareja ni siquiera estaba embarazada. “Cuando me convertí en padre, me di cuenta de que había un montón de factores que desconocía”, reveló en diálogo con Infobae.
Discusiones en la casa sobre la crianza generaron un desequilibrio tal que llegó a analizar la posibilidad del divorcio. “Me di cuenta de que había otras personas que querían paternar pero no sabían cómo. Fue entonces que me encontré con Matías, que pasaba por una situación similar y me invitó a un encuentro grupal que trataba la temática. Fue una de esas coincidencias hermosas de la vida que nos permitió comenzar a construir un camino en donde no había nada”, explicó.
El derecho de criar
“Tenemos que ubicar el cuidado como un derecho necesario de la sociedad” afirman, y con ese fin crearon juntos Paternando, un proyecto en el que se dedican a dar capacitaciones y charlas sobre la nueva paternidad.
“Descubrimos que por nuestra experiencia y formación, la paternidad tiene que revisarse de la misma manera que la masculinidad. Hay que pensar en roles más productivos como la crianza. Lo que se llama trabajo no remunerado en términos de quedarse en casa al cuidado de los chicos. Antiguamente eran tareas que estaban asociadas a las madres y al género femenino, pero hoy son funciones que también deben adoptarlas los varones”, subrayó Criado. Uno de los factores que más lo incomodaban se relacionaban al tiempo que le dedicaba su pareja al trabajo. Ella había regresado a su actividad laboral con media jornada y su intención era tomarse los fines de semana para continuar con su actividad profesional. Y para Matías, los fines de semana deben ser dedicados al descanso. “Fue una situación que generó discusiones y nos llevó a terapia. Tuvimos que repensar un montón. Me replanteé mi masculinidad, porque estaba compuesta por mi historia como varón, y cuando llegó mi segundo hijo, tuve esa revancha para poder experimentar otras cosas. Me tomé yo un tiempo en el trabajo, frené mis actividades para quedarme más tiempo en casa. Fue una decisión que tomamos como familia y eso es lo que estamos impulsando. La idea es acompañar esas transformaciones”.
Su experiencia es un claro ejemplo de lo que impone la agenda sobre la Ley Nacional que otorga una licencia de sólo dos días para los padres. A diferencia de otros países, en donde las licencias son compartidas y las familias eligen cómo distribuir esas semanas, en la Argentina todavía hay una gran deuda pendiente. “Esperamos que ese cambio suceda pronto, pero también hay que saber qué hacer con ese tiempo. De golpe los hombres van a estar más tiempo en su casa y deberán ocupar nuevos roles que hasta hace poco no tenían”, analizó Diego Pins.
Otro de los factores que invitan a la reflexión son los días que lleva la madre en la gestación del embarazo, y cómo se vinculan los padres durante ese período. “Ser activos desde el embarazo para muchos varones es una incógnita enorme, porque no tienen ni idea qué les va a pasar, qué tienen que hacer y qué no tienen que hacer”, destacó Matías Criado.
—¿Los hombres también tratan estos temas cuando se reúnen entre ellos?
—MC: No, y de hecho no existen ni siquiera las cuestiones culturales como el babyshower que es ese espacio que invita a reflexionar sobre el momento que está atravesando una mujer durante un embarazo y es importante escucharla, verla y preguntarle cómo está. Tal vez esté faltando ese espacio paralelo para que esos interrogantes también los puedan expresar los varones durante las paternidades.
— DP: Es un rito que se conforma entre esa tribu compuesta por las mujeres. De alguna manera, lo que se está haciendo es acompañar a esa mamá que va a pasar por una situación de crisis, ya que va a notar cambios internos muy significativos. Al varón también le empezará a pasar lo mismo y no hay nada que lo invite a pensar en eso. También empiezan a cambiar los vínculos intrafamiliares con sus propios padres. Su propia historia empieza a ser reevaluada y resignificada. Hay todo un movimiento que actualmente, por lo menos en las sociedades en las que estamos viviendo, es bueno. Es esperable que una familia entre en crisis cuando entra un ser totalmente indefenso que necesita 24 horas de atención de mamá y papá los 7 días de la semana. Es muy desgastante para todos. Y encima está el factor económico, que también es importante y se cuela por todos lados.
—Escuchamos que mamá debe sostener y estar ciento por ciento para el recién nacido y que para eso el papá debe poder sostener a esa mamá. ¿Ustedes están de acuerdo o sienten que no es tan así?
— MC: Nosotros no planteamos que se modifiquen los roles de las mujeres o que las mujeres no elijan ser madres o disminuyan el tiempo con sus bebés. Eso es una tarea de las mujeres. Ellas deben repensarse y revisar cuánto quieren y cuánto no. Pero lo que sí deben hacer los varones es modificar esa tarea de secretarios o acompañantes. De hecho, hasta hace muy poco, a veces ni siquiera estábamos dentro de las salas de parto. El entrar en esa dinámica significa que no solamente va a haber una figura de apego como la madre sino que puede haber dos figuras de apego. O tres figuras de apego principales. Entonces esta atención de 24x7 que es fundamental para los primeros meses del bebé pueden distribuirse en estas dos, tres o cuatro personas principales para la crianza. Cuando hablamos de cuidado también hablamos de corresponsabilidad; y cuando hablamos de corresponsabilidad no es un invento nuestro, sino que venimos con un montón de teorías y nos encontramos con que las familias muchas veces están muy solas. Ya sea una familia de una sola persona (monoparental o monomarental) o familias diversas que pueden ser de dos mamás o dos papás. Entonces, necesitamos que la comunidad comience a colaborar para que el cuidado sea fundamental.
—En muchas películas o series ocurre que cuando un papá se queda solo con los chicos un par de días el caos sucede. Nadie se alimenta, el lavarropas explota, se incendia la casa...
— DP: Sí, es como una construcción de etiqueta: la mujer es maternal, amorosa, presente y sabe todo, mientras que el hombre es un torpe que ni siquiera conoce los temas relacionados a la moda. Se van retroalimentando estos roles y los dejamos estancados. Y romper con eso está siendo mucho más difícil de lo que se preveía.
—Son estereotipos y lugares en los que se encasilla, ¿cuáles son los más habituales que ustedes encuentran en los grupos de hombres que coordinan?
— MC: Hay una relación directa entre el trabajo y la sexualidad con los vínculos que se forman las parejas. Incluso acompañamos a distintas parejas desde la diversidad sexual. A veces los roles están muy rígidos, ya que uno es el que está más cercano a la crianza y la otra persona no. Y eso hace que la otra persona tenga que tener un mandato muy fuerte de trabajo. Las mujeres todavía sienten el mandato de quedarse al cuidado de la familia y ese es un factor a modificar.
—¿Para que se conformen estas nuevas paternidades tienen que aparecer nuevas maternidades?
—DP: Totalmente, pero hay distintos perfiles de papás, distintos perfiles de parejas. Hay papás que quieren encontrarse con otros varones para hablar de estos temas. Y hay otros padres que están buscando información que no encuentran en su entorno. Lo importante en esto es destacar lo que se gana emocionalmente, tanto el papá como el hijo. Y lo que gana la sociedad si criamos a nuestros hijos de una manera distinta.
—¿Cómo explicamos a los que creen que “ayudan” porque traen una mamadera a la madrugada o porque hacen una comida que son padres e igual de responsables?
— MC: Ese es nuestro desafío diario, cómo hacer que esto siga creciendo un poco porque como vemos los números todavía estamos en la superficie de este cambio ¿no? Hay muchísimo por cambiar. Hay muchos padres que se están animando pero todavía como decías vos tímidamente. A nosotros nos gusta plantearles todo lo que ganan.
— Contame el ranking de los temas que más plantean en los talleres
— MC: Esto de no sabía qué me pasaba, no sé qué siento y tengo miedo de que llegue el nacimiento y estar ahí otra vez como plancha. El no sé qué preguntar ni cómo acompañar ni qué hacer concretamente con el tema del parto. Qué hago en ese momento. Obviamente también muchas preguntas con respecto al rol del padre, a esto que decíamos simbólico ¿no? Esto de no querer repetir lo mismo que vivimos como niños y querer ser un padre distinto pero no saber con qué modelos, de qué forma. Cómo me paro con mi pareja. Qué le digo, qué no le digo. Cómo poder pensar de vuelta la sexualidad porque muchos a veces hablan de los primeros 40 días sin tener relaciones. Sí, pero después tal vez hay un año, dos años o tres años que más allá de si son con relaciones o sin relaciones también hay un cambio total de ese vínculo. Somos personas nuevas cuando somos padres y madres. Así que eso también nos modifica muchísimo.
— DP: También aparecen miedos. Muchos papás nos preguntan asustados que venían durmiendo a su bebé y de golpe no pueden hacerlo más. O nunca pudieron. Y eso también les empieza a generar a ellos mucha angustia y miedo. Se empiezan a enojar. Empiezan a culpar a la pareja, empiezan a culpar al bebé, a ellos. Lo que descubrimos es esto, al varón cuando se involucra le empieza a pasar lo mismo que antes escuchábamos solamente a las mujeres. No es una cuestión de género, es una cuestión de presencia, de compromiso, de estar ahí y vincularse amorosamente, de maneras que lamentablemente muchos no tuvimos de chiquitos. Esa ausencia tiene muchas implicancias. Es lo que a veces hace sociedades más violentas, menos empáticas. Esta es la explicación.
—¿Lo vinculás a la violencia de género?
— MC: Hay que entender que todo proviene desde la crianza. Para evitar o disminuir la violencia hay que acompañar a los chicos desde la infancia. Por ejemplo, cuando empiezan a ir a la plaza en ocasiones hay situaciones que hay que saber cómo acompañarlos. Si les sacan un juguete o viene alguien y les pide ese juguete; si no lo quiere prestar hay que saber cómo intervenir para evitar peleas. Se trata de enseñar en la práctica y no desde la teoría. Ellos no solamente van a aprender ahí, sino también en la medida que nos vean a nosotros resolviendo situaciones parecidas, ya sea en un encontronazo con el auto en la calle o cuando saludamos y agradecemos cuando vamos a un negocio. Todo es enseñanza. Si bien las nuevas generaciones van a cambiar el paradigma actual, hay que trabajar con las personas que hoy atraviesan situaciones de violencia de género.
—¿Ustedes sienten que las cosas están cambiando?
— MC: En la medida que estamos incómodos sí. El cambio ya empezó. Falta muchísimo, estamos recién en la superficie, pero cada vez que me encuentro con estos varones incómodos, igual que yo, veo que algo está cambiando.
— DP: Nos gustaría a todos que sea más rápido a veces ¿no? Que haya más respuestas. Estoy convencido que en cinco años cambió mucho. Tengamos esperanza. Hay que seguir trabajando, hay que hacerse cargo porque esto no es sin movimiento, sin trabajo, sin esfuerzo. Es incomodándonos y saliendo de esa zona de confort.
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