Treinta personas, amigos y familiares, se subieron a la parte trasera del camioncito celeste sin techo, comenzaron los bocinazos y se sumaron a la locura desatada que en la tarde de este martes fue común en toda Argentina: la Selección se impuso 3-0 ante Croacia y selló el anhelado pase a la Final. Y allí salieron ellos, revoleando al viento banderas celestes y blancas, haciendo música con los bombos y demostrando que en cada encuentro se juega mucho más que un partido.
“Es increíble lo que se generó”, dice aún emocionado y con poca voz Ignacio González Wang, el hijo de Christian y nieto de Carlos Rubén González. Los tres le dieron vida a un viejo camión de auxilio, que forma parte de la pequeña empresa de transporte que tiene la familia. “Lo compró mi viejo y para que mi abuelo, que es jubilado, se entretenga le pidió que nos ayude a refaccionarlo y pintarlo... No habíamos pensado en nada porque lo compró hace dos años y, casualmente, la pintura más barata era la celeste, por eso la compramos”, revela el chico de 22 años.
Pensando más allá del resultado de la final que el domingo disputará luego de ocho años, Ignacio confía en el máximo deseo que tienen ellos tres: “Nos gustaría que la Selección se suba al Micro Scaloneta, para dar una vuelta o al menos para hacerles una fotos. ¡Sería un sueño!”.
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La divertida historia
Christian, de 45 años, tiene una empresa de micros de larga distancia y hace unos años notó que necesitaban de uno de los camiones de auxilio para el momento en que alguno de esos trasportes tuviera algún desperfecto. “Hace dos años fuimos a un chatarrero a comprar el auxilio y mi papá vio un Mercedes viejo, medio desarmado, lo compró. Con la mecánica nos ayudó mucho mi abuelo que es jubilado y como no tenía más que hacer, mi papá le pidió ayuda y también para que se entretuviera; por esas casualidades de la vida, la pintura más barata era la celeste, parecía que nadie las compraba, y la pintamos de ese color”, recuerda.
Cuando inició el Mundial, el auxilio seguí haciendo su trabajo, pero el día que lo capitaneados por Leo Messi aseguraron su lugar en octavos coincidió con la idea de unos amigos de Ignacio. “Estábamos en mi casa y al lado tenemos los micros. Siempre jodíamos con los chicos con que los íbamos a hacer arrancar a todos y cuando vimos el auxilio, que tenía el cartel de auxilio, empezamos a sacarnos fotos encima, pero lo jodíamos a mi viejo con que después de ganar cada partido lo íbamos a sacar a la calle porque es celeste. Avanzamos y lo llevamos a dar una vuelta manzana, después hasta la Quinta presidencia y así se iniciaron los recorridos”, cuenta.
Sobre los detalles de ese micro, explica: “Fue un amigo el que me dio la idea, porque cuando pensamos en sacar uno para dar una vuelta a modo de festejo, ese amigo al ver el auxilio me dijo: ‘¡Loco, este es el micro de la Scaloneta! ¡Saquemos ese!’, ni yo me había dado cuenta porque como lo veo siempre, para mi era una herramienta mas de trabajo“. Fue uno amigo de papá Christian el que se subió a una escalera y le pintó el nuevo nombre.
El Micro Scaloneta salió así por primera vez para festejar el pase a las semifinales, pero no tuvo la misma repercusión que logró este martes al salir a celebrar el pase a la final por la Quinta y Avenida Alvear y Avenida Santa Fe, los puntos neurálgicos del barrio.
“Lo del sábado fue místico debajo de la lluvia. Estuvimos con mi hermano, mis primos y mis amigos de Libertador FC, que es mi equipo de futbol y que son mis amigos de toda la vida. Agarramos los bombos y armamos nuestra hinchada. Y así salimos”, cuenta.
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Emocionado, reconoce el trabajo de su papá: “Lo que me gusta de todo esto es que se dio todo de una manera extraordinaria porque a mi viejo siempre le gustaron los micros viejos, los Mercedes 1114, y lo pudo tener y convertirlo en auxilio que era lo que necesitaba, y fue un proyecto familiar y esa idea de hacer cosas en familia y con amigos es muy de los argentinos también, y acá se está dando todo”.
El gran sueño
Ignacio nació con el inicio del nuevo siglo. Creció sabiendo del Barcelona de Messi, creció con las lágrimas del capital del seleccionado y ahora se emociona al gritar los golazos de Julián Álvarez, “la araña”.
“El pibe tiene mi edad y ver lo que hace es impresionante, me encanta el futbol. Esta Selección te hace amar el deporte porque juegan para la gente y lo que generan va mucho mas de toda lógica. No vi a la Argentina campeona, sueño con verla dar la vuelta. Si ganan, Dios quiera, me gustaría que pudieran subirse a este micro, lo dejo limpito para ellos, pero sueño con verlos ahí arriba, un rato aunque sea”.
Sin dar pronósticos, asegura que sea cual sea el resultado del próximo encuentro, irán a Ezeiza a recibir a la Selección para agradecerle todo la ilusión que en momentos tan difíciles están regalando.
“Dios quiera que ganemos y traigan la Copa, pero pase lo que pase es increíble lo que están haciendo. Sería un honor que se suban un rato a nuestra Scaloneta, porque todo lo que hacemos es por ellos y nos hacen sentir orgullosos”, finaliza.
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